Imprimir
Visto: 3247

Maura alergias 1

Las Tunas.- Maura Ávila Castro decidió su futuro profesional en la infancia. Desde muy temprano supo que aliviar dolores y malestares sería su camino. Las constantes crisis alérgicas de su padre y los ataques de asma sembraron en sus sueños de niña la aspiración de quitarle a su progenitor ese pesado lastre. "Yo te voy a curar", profetizaba entonces en una aspiración que la vida le ha demostrado que en cuestiones de alergias no es posible. "Aunque la enfermedad, si se trata, se controla", sostiene ahora la doctora y actual jefa del Grupo Provincial de Alergia.

Mas transitar este camino no ha sido fácil. Poseer en sus manos ese título es aliciente ante el asma crónica del padre y a las frecuentes alergias en la familia y en la población tunera, en general; implicó mucho esfuerzo: superar las dificultades económicas agravadas con el denominado Período Especial, la lejanía del hogar, la distancia de su pequeña hija… La capital del país y la especialidad parecían un binomio difícil de conquistar.

"Estudié la especialidad en La Habana y resultó difícil; eran los años 90 y debía alquilarme porque no tenía una beca. Aun así decidí irme, porque quería hacer mi especialidad. Gracias a la ayuda de mis padres pude culminar los estudios, pues solo cobraba 416.00 pesos y el alquiler me salía en 400.00. ¡Imagínate!".

De esos años cuenta ahora con una sonrisa y una espontaneidad que la hace cercana y devela la talla de quien reconoce que, junto a las dificultades y sacrificios, llegó también una formación de alto estándar, con pedagogos que la adiestraron en la virtuosidad de la especialidad y la profesión.

Ese arrojo, persistencia y voluntad volverían a ponerse a pruebas; primero en la República Bolivariana de Venezuela, donde prestó misión internacionalista durante cinco años, y luego en Brasil, como parte del Programa Más Médicos. De ambos sitios, regresó con la misión bien cumplida y el alma plena de historias y convicciones.Maura 2

Las memorias de ambas experiencias son muchas, una en particular ha quedado atesorada como medida de la entrega de los profesionales cubanos, cuyo desempeño en el exterior ha sido objeto de numerosas campañas en pos de manchar una práctica noble y humanista.

"En Brasil no creían que un médico, que para ellos es alguien de alta categoría, estuviese en aquellos barrios pobres, atendiendo a gente sin recursos, a los que íbamos a ver aun sin ellos llegar hasta nosotros. No creían que era posible que fuésemos médicos y tuvimos que batallar fuerte.

"Al año de estar en una comunidad muy necesitada y peligrosa recibimos la visita de unos periodistas. Preguntaron qué hacíamos allí y cuando les respondo que asistíamos a las personas, como parte de un acuerdo entre ambos gobiernos, y que nosotros como médicos estábamos en disposición de hacerlo y atender a quienes necesitaban de nuestro trabajo; decían que era mentira, que cómo por 'amor al arte' íbamos a estar allí.

"Dimos tanto de nuestro intelecto y carisma cubano que al final salí hasta en un periódico: 'La doctora cubana que dice que lo único que siente es el portugués', porque el idioma era el que nos daba un poco de dificultad, todavía había cosas que no sabíamos decir".

Esas experiencias en otras tierras del mundo aportaron a esta hija, madre, esposa y valerosa mujer, el orgullo inmenso de haber ayudado a quienes estaban sumidos en el olvido y la desesperanza. Antes de la partida, las emociones y el anhelo interior se resumían en una frase. "¡Allá voy, mi Cuba bella!".

Pies en tierra firme y sopesada aquella experiencia, valora: "Al final, sientes un placer muy grande de haber asistido en un país que lo necesita. En lo personal traje a Cuba mucho cariño, todavía conservo amistades que me escriben o me llaman. En lo profesional enfrentamos muchas enfermedades y ese trabajo nos va nutriendo sobre cómo aplicar los protocolos en casos que estudiamos en la carrera, pero que en nuestro país, ¡gracias a Dios!, no se manifiestan. Uno sale con más firmeza y conocimientos".

LA ESPECIALIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA

La Organización Mundial de la Salud estima que hacia el 2050 aproximadamente la mitad de la población mundial padecerá por lo menos algún trastorno alérgico. En cierto momento, expertos en la materia hasta la clasificaron como la pandemia del siglo XXI; aunque a estas alturas y dado los nefastos efectos globales provocados por la Covid-19, dudamos que otro padecimiento logre agenciarse con tantos "méritos" tal condición.

Ante el peligro que entraña el SARS-CoV-2, la doctora Maura subrayó que “la persona alérgica debe cuidarse mucho de las infecciones respiratorias. Y si el coronavirus es una infección respiratoria y, además, de alta virulencia; pues debe extremar las precauciones y las medidas de control ambiental.

"A muchos pacientes, desde antes de la aparición del virus, les sugeríamos usar la mascarilla para protegerse del humo de los vehículos, el polvo de las calles y demás; pues ahora con mayor intensidad no puede faltar esta barrera de contención. Además, deben mantener el tratamiento intercrisis y las acciones de control ambiental a fin de evitar complicaciones", subrayó.

"Cada paciente de esta consulta ya sabe que tiene que evitar el polvo y el uso de cortinas; emplear paños húmedos para la limpieza del hogar; nunca barrer ni sacudir, sino baldear, y evitar la humedad, debido a que esta es propicia para la aparición de hongos", añadió.

De igual forma, ante el peligro de la Covid-19, expertos nacionales e internacionales le recomiendan, a este grupo poblacional, evitar las alfombras y ser precavidos en el empleo de los desinfectantes. En las habitaciones se deben reducir los niveles de ácaros, cubriendo los colchones y almohadas con fundas. Además, no puede faltar el absoluto respeto al tratamiento contra la alergia, como una forma de evitar los síntomas típicos que pueden llevar a tocar la nariz y los ojos con las manos sucias y, en consecuencia, incrementar el riesgo de contraer el SARS-CoV-2.

En este sentido, al disminuir los estornudos y la tos se reduce la posibilidad de contagio hacia otras personas, ante la posibilidad de ser un portador de la Covid-19 sin saberlo. De igual modo, la terapia oportuna baja el riesgo de crisis respiratoria que conduciría a una sala de emergencias, sitio que, en estos tiempos, es mejor evitar.

"Este virus lo paramos juntos", esa es la máxima para la doctora Maura Ávila Castro, jefa de Grupo Provincial de Alergia; aseveración valedera para toda la población cubana, cuyo deber primero es cuidar su salud y retribuir también a la dedicación y entrega de quienes, como esta alergóloga, cuidan con su labor la vida de todo un pueblo.