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violencia mujerLas Tunas.- Siente unos golpes fuertes en la puerta y Yuri se apura a abrir. Ese día cumple 30 años. Su esposo Iván desde el umbral le extiende un bolso con pretensiones de “gasto grande” a modo de “felicidades”.

La muchacha corre para el espejo con sus vestidos en la mano. Se prueba cada modelo y desfila por la sala con el preferido, el negro corto que simula una luna en la espalda. Su esposo la observa y a suerte de cumplido le adelanta: “Cuando nos divorciemos esa es la primera ropa que voy a empacar”.

En el ajetreo de llevar un pernil de puerco para asar, el día se le tuerce un poco a la cumpleañera. La dichosa bandeja no aparece e Iván aprovecha para repetirle que le ha dicho 100 veces que no mueva las cosas de su sitio y que mucho menos se atreva a prestar algo sin su consentimiento, porque a él no le gusta que le toquen lo suyo.

Yuri tira a broma la insinuación y prosigue en su faena de tener todo listo para la tarde. Escucha a lo lejos el pregón de “tomate de ensalada” y va a escudriñar su cartera. Comprueba que no hay ni un billete que haga frente a la demanda de 20.00 pesos la libra. Se atreve a pedirle al compañero. Este le alarga el dinero, pero no se la deja pasar: “A ver... y qué tu hiciste con tu salario, porque por mi cuenta te deben quedar más de 100 pesos, no puede ser que se te hayan evaporado sin comprar nada para la casa”.

Ella le recuerda que el fin de semana hizo las últimas compras de jabón, detergente, suavizante y un acondicionador de pelo. Él rezonga por lo bajo y ella alcanza a ver su billetera abarrotada, en la que jamás se hace un arqueo de cuentas en su presencia.

La muchacha termina todos los quehaceres domésticos y finalmente se arregla con decoro para recibir a sus suegros. Frente al espejo decide estrenar uno de los vestidos que recibió de regalo. Como de costumbre se pone una licra por debajo, justo en ese instante repara en la mirada de Iván que le pregunta: “¿Tú arreglaste esa cosa o es que estas más gorda? Si, estás mucho más gorda…”. Yuri decide no responder.

La cena marcha según lo previsto. Su suegra se queja de que la carne está muy seca, la niña corre por la sala de un lado para el otro y hay instantes donde la cumpleañera se siente feliz.

Ya en la noche y en la cama la pareja conversa. Resumen el día y su esposo aprovecha para recordarle que dónde iba a hallar otro hombre mejor que él, sin vicios, que no sale de la casa y la complace en todos sus caprichos, que el “cochero” que va a encontrar si se divorcia de él, apenas va a poder comprarle una mudita de ropa una vez al año…

Yuri demora en dormir. Observa el techo del cuarto que no es suyo, toca las sábanas que ha lavado y perfumado durante los últimos años (ajenas), repara en los adornos, y se siente una extraña debajo de su propia ropa que tampoco lo es…

SOJUZGADAS, HUMILLADAS, HERIDAS…

Yuri es una mujer sojuzgada, humillada, herida, y aun cuando muchos no visibilicen los resortes que la someten, está siendo dañada. Aunque la violencia física es la más reconocida, no menos importante resulta la psicológica, considerada la más sutil y el preámbulo de las otras; y en el caso de la muchacha, de la dependencia económica emana el descredito, la desvalorización.

A consideración de la psicóloga Elia Marina Brito Hidalgo, las agresiones sicológicas son las más frecuentes en nuestro entorno. “Nos preocupa que a la consulta en el centro de salud mental Graciela Bustillo los primeros y terceros viernes de cada mes, acuden, principalmente víctimas de maltratos psicológicos y abusos sexuales”, insiste.

“Es preciso eliminar las diferencias que establecemos desde la niñez y el hostigamiento y la burla que ocurren en los diferentes espacios. La violencia como problema de salud y social tiene varias manifestaciones. Su existencia deviene del uso y la fuerza del poder. Puede manifestarse en cualquier ámbito y tipo de relación, y justamente por no ser visibilizada es de las más peligrosas.

En el marco de la Jornada Nacional por la No Violencia hacia la Mujer, Las Tunas se vuelve escenario para liderar la causa del mal llamado sexo débil.
“En estos años de Jornada hemos avanzado, aunque nunca estaremos satisfechos con los resultados y más aún en una problemática que se acompaña de indisciplinas y otros tantos fenómenos sociales -reitera Elia Marina-.

“Es complejo encontrar la solución final porque hablamos de cambios en los seres humanos, en culturas construidas, vivencias. Aun así se ha logrado estabilidad en los servicios, mayores alianzas para el desarrollo de las campañas y más sensibilización…, pero todavía nos resta mucho por avanzar.

La familia debe potenciar patrones positivos para los infantes desde las edades tempranas. Resulta inconcebible que en el siglo XXI muchos hombres continúen perpetuando conductas de control sobre sus parejas, valiéndose de diversos recursos. Son conductas muy alejadas de la evolución y de las aspiraciones de alcanzar la verdadera equidad sobre la base del respeto.