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Las Tunas.- Expresiones de humanismo y compromiso con la honrosa labor de salvar vidas se escucharon durante el recibimiento a integrantes de la brigada médica cubana Henry Reeve, que prestó servicios en varias naciones. A través de videoconferencia, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, junto a otros dirigentes del país, dio una calurosa bienvenida a este grupo de valientes que enfrentó la pandemia de la Covid-19 más allá de nuestras fronteras.

El especialista en Higiene y Epidemiología, René Aveleira, del municipio de Manatí, alzó su voz en nombre de los 33 tuneros que en México, Honduras y Venezuela mostraron no solo su calidad profesional, sino además, un profundo amor al ser humano; principios inculcados durante la formación académica y posterior ejercicio.

Desde México, Aveleira también le vio el rostro a la Covid-19. Cuenta que, a la llegada de la brigada en el mes de diciembre, la nación registraba una de las más altas tasas de letalidad del mundo y circulaba una cepa muy violenta del virus. “Los pacientes nos llegaban con un cuadro clínico bastante comprometido y la mortalidad era muy elevada".

No es su única misión, antes combatió al ébola en Sierra Leona, África; estuvo en Islas Fiji, en Venezuela y encaró a la Covid-19 en Italia. De lo acontecido en tierra azteca destaca el trabajo dentro de unidades militares y locales adaptados, además del rol docente que les tocó desempeñar, pues los médicos mexicanos no poseían experiencia en la lucha contra la enfermedad. “Y lo más importante es que logramos mejorar los indicadores y salvamos muchas vidas”.

En sus palabras reflejó el orgullo de saberse partícipe de esta maravillosa obra de humanismo y transmitió el agradecimiento de la patria de Benito Juárez con Cuba, un país que, aun sometido a un férreo bloqueo, no escatima en compartir lo poco que posee.

Estos médicos, enfermeros y epidemiólogos llegan a casa cuando se cumple poco más de un año de que la primera brigada Henry Reeve partiera a afrontar la pandemia. Son hombres y mujeres comprometidos que han demostrado cuánto se puede hacer por el bien común, sin distinción de raza, sexo, posición económica ni de otra índole. En un mundo tan carente de valores, ellos devuelven esperanzas a los más humildes y tejen verdaderos lazos de amor.