Las Tunas.- Una de las alegrías de la edición 29 del Festival Nacional de Magia Ánfora fue el otorgamiento de la Condecoración Miembro de Honor del evento a tres mujeres destacadas dentro de la prestidigitación, un universo donde aún predominan los caballeros. Se trata de Eldrin Llorente Rodríguez, Jenny Martínez Rizzo y Yusel Basulto Rodríguez.
Con la última, hija de la Ciudad de los Tinajones, conversó 26, siempre al tanto de esos talentos que enaltecen nuestra cultura. Ella pertenece a la compañía Teatro Cubano de la Magia, de Camagüey y así nos responde: "Desde el año 1997 participo en el Ánfora. Este evento es muy importante porque propicia el intercambio entre magos; aprendemos, disfrutamos de conferencias y clases magistrales; nos nutrimos de otras culturas... ".
Me cuenta que esta vez fueron a escuelas de la ciudad cabecera y "los niños lo disfrutaron muchísimo. Es una necesidad llegar más a estos espacios, porque a veces los pequeños no asisten a los teatros y esta es otra manera de promover el arte. Otros magos fueron al hospital pediátrico Mártires de Las Tunas, una labor que realizo en Camagüey junto al payaso Lechuga, algo muy bonito. Así, les levantamos su autoestima y contribuimos a mejorar su salud".
Confiesa que se siente muy orgullosa de haber recibido la reciente condecoración de manos de Rodelay León Figueredo, director de la compañía Huracán Mágico, de Las Tunas, a quien respeta mucho.
Hace 28 años que ella pertenece a Teatro Cubano de la Magia y siempre resulta una alegría volver al Balcón de Oriente. "Las mujeres no nos quedamos atrás en este oficio y en el Ánfora, aunque no somos la mayoría, siempre tenemos presencia. Esta es una labor compleja, que amerita de muchos ensayos, pero vale la pena. Al arte de la magia hay que dedicarle tiempo".
En esta ocasión Yusel mereció el tercer premio en pequeñas ilusiones, una pasión que le atrapa y la hace dominar, con elegancia, pañuelos de colores, ramos de flores y diferentes accesorios. Allí, en el escenario, vestida toda de negro y con un gran sombrero de copa, me recuerda que a la mujer nada le es imposible. La magia, dama por excelencia, nos comprende y agradece.