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Las Tunas.- Si el Ánfora fuera una lámpara, y nos pusiéramos fantasiosos, quizás la frotáramos para ver si sale algún genio. Pero lo cierto es que es un festival y sus páginas van más allá de un cuento de hadas. Entonces, solo nos queda apreciarlo en toda su dimensión, visualizando fortalezas y áreas por robustecer.

Antes de empezar, reflexionemos en que no hablamos de cualquier evento, sino del único de su tipo con carácter competitivo en el país. Recordemos que fue José Reynerio Valdivia Valdivia (el mago Píter) quien lo impulsó, al lograr situarnos en el mapa cultural de la nación e, incluso, más allá. Y que cada noviembre, por 29 ediciones, ha estado presente, no ha perecido, a pesar de sus múltiples contratiempos.

Esta vez no fue la excepción. En medio de un contexto difícil, de carencias y presupuestos recortados, de precios exorbitantes que complejizan la logística y un largo etcétera de avatares, el Festival Nacional de Magia Ánfora siguió latiendo, y eso muy plausible. Unos 80 magos de diferentes provincias cubanas, y también de México, se dieron cita en el Balcón de Oriente para compartir presentaciones y saberes.

Del 20 al 24 de este mes, números de manipulación, cartomagia, magia cómica, así como pequeñas y grandes ilusiones alegraron el teatro Tunas, el centro cultural Teatro Tuyo, comunidades, instituciones estudiantiles y laborales... Hasta llegaron al municipio de Majibacoa, con excelente acogida.

También devino escenario para fortalecer lazos culturales y así lo demostró la inserción en el programa de Caldero Mágico, prestigioso club de magia de la tierra azteca. Su presidente, Reynaldo García Sánchez (mago Guapetín), anunció que Rodelay León Figueredo (presidente de Ánfora) es, a partir de la fecha, el representante de ese colectivo en Cuba. Asimismo, el maestro de la prestidigitación Manuel Romero Gascó fue incluido como integrante de dicha cofradía e invitado a compartir próximamente saberes allá, actitud que según el líder mexicano pretenden mantener con otros cubanos en venideras ediciones.

Un aspecto digno de destacar es que se reconocieran como Miembros de Honor del Festival a tres mujeres con un quehacer notorio en el oficio, así como que -en las premiaciones- estimularan la Mejor Actuación Femenina, puesto que en este universo aún predominan los caballeros. A pesar de que se entregaron varios lauros, sería sabio incorporar esos premios colaterales que otrora -provenientes de varias instituciones- enriquecían este momento.

Resultó positivo apreciar a muchos talentos jóvenes, lo que habla de un relevo prometedor, mientras estaban presentes magos experimentados como Gascó, Cintra, Ampudia y Fernando, este último de aquí. Fue bonito ver el teatro Tunas repleto, lo que refleja las ansias que tenemos de disfrutar de invitaciones allí. Aunque no todas las condiciones están dadas, y así lo evidenciaron la escasez de luces y la gotera que caía sobre el escenario en un espectáculo y que aprovechó para su actuación el payaso Potaje, de Matanzas.

Pero, más allá de cualquier escollo, el Ánfora se hizo, y con un programa variado. Sin embargo, siempre existen asperezas por limar. Esta vez el desfile inaugural, que tradicionalmente acontece en la avenida Vicente García, no mostró la multitudinaria presencia de años atrás. Extrañé las palomas revoloteando durante el periplo, la presencia de la Banda Provincial de Concierto, la inmensa Bandera Cubana que antes estaba, el colorido y hasta los carteles identificativos (más allá de los pulóveres y las credenciales que llevaban los participantes), para que el pueblo entienda bien de qué se trata.

Con Ánfora sucede como con otros eventos culturales significativos; noto que aún -desde la provincia- podemos apoyar más. Debemos sentir que se trata de nuestra cultura, de nuestra imagen ante el mundo. Eso es muy importante. El acto de bienvenida, acaecido en la Plaza Cultural, pudo haber tenido -por ejemplo- mayor presencia de público, incluidas autoridades del territorio. 

No pocas veces Rodelay León Figueredo (líder del Festival, de la compañía anfitriona y presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas) nos ha confesado lo complejo que resultan cuestiones logísticas como el hospedaje. Si tuvieran más garantía en ese sentido, la participación de magos sería mayor.

Asimismo, ha reiterado cómo les afecta el hecho de que Ánfora no disponga de un presupuesto fijo para el evento, sino que tenga que depender del monto general del que disponen las Artes Escénicas para el año, luego de garantizar salario y todo lo demás. Por transitividad, se infiere que -para realizar la cita- se aprietan los aseguramientos de toda la manifestación. Es hora de que eso se revise a nivel de provincia; este Festival necesita de una protección económica.

A pesar de ello, el especialista de las Artes Escénicas Alberto Carlos Estrada reconoció ante 26 la valía de las presentaciones, con destaque para las pequeñas y grandes ilusiones. También conminó a que no se pierdan las competencias en las modalidades de mentalismo y magia de cerca, que no se hicieron en esta ocasión.

Reiteró la calidad de las actuaciones realizadas por los jóvenes. Por su parte, Carlos Rodríguez, productor general de la cita, advirtió en Facebook que deben involucrarse más organismos en el proceso. "Este es un evento de todos, de nuestro pueblo, de nuestro país", expresó en la red social.

Lo primero, a mi juicio, es estar conscientes de la importancia del encuentro y, con el corazón en ello, desde la provincia, apoyarlo más. Tampoco debemos olvidar las pésimas condiciones que tiene La Pérgola, sede de nuestra compañía Huracán Mágico, que -por segundo año consecutivo- ha sido el Gran Premio del Festival.

Además, algunos ilusionistas tuneros fueron agasajados en categorías individuales, aunque en ello, sin dudas, despuntaron los matanceros.

Yo me quedo con esa alegría, con el carácter variado de un programa que sigue honrando a sus maestros, sin olvidar a los fallecidos, que cuenta con espacios teóricos, encuentros comunitarios, competencias... Me quedo con el sabor de que se defienda el legado de Píter, pero consciente de que podemos hacerlo mejor. Ánfora va para 30 años. Que su próximo cumple esté a la altura.

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