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VI Copa del Caribe Giovanni PalcoLas Tunas.- Con el mismo marcador que los alejó de la defensa del título al caer ante Curazao en la última jornada clasificatoria de la VI Copa de Béisbol del Caribe, Cuba superó 2x1 a Sint Marteen en el duelo por la medalla de bronce, efectuado en el estadio André Rogers, de Bahamas.

En un certamen con una dificultad mayor a la esperada para los distintos equipos de la Mayor de las Antillas, el grupo de jóvenes talentos disminuyó su rendimiento de acuerdo avanzó el calendario, el cual coincidió con los rivales de más exigencia, una combinación fatal para las aspiraciones de los dirigidos por Alexander Urquiola. A tono con la dinámica grupal, Jean Lucas Baldoquín también descendió en su faena ofensiva, mientras Denis Peña transitó por la justa sin encontrarse a sí mismo con el madero.

Baldoquín durante la ronda eliminatoria, bajo el sistema de todos contra todos a una única vuelta, compiló una línea de bateo (AVG/OBP/SLG) de 357/412/500, producto de cinco inatrapables, de ellos par de biangulares, en 14 turnos. Asimismo, Jean Lucas resultó bastante productivo para los suyos al remolcar a cuatro compañeros y pisar el home plate en igual cantidad de oportunidades. Dichos méritos le valieron para adjudicarse el galardón de Mejor Bateador Designado en la lid.

Por el contrario, Denis lució un anémico average de 231, dado los tres jits en 13 veces oficiales al “pentágono”. En los cuatro “pelotazos” recibidos, el jobabense encontró la manera de llegar a las bases, la cual le permitió elevar su promedio de embasado a 444 y anotar en dos ocasiones.

Para ambos tuneros el choque del adiós reservó una fecha en blanco, si de incogibles se trata, pues fallaron en tres intentos.

Una vez más, y en suma a una cuenta bastante gruesa, otra selección nacional culminó por debajo de las expectativas en los torneos foráneos. Conformarse con la presea bronceada constituye un pecado capital, sobre todo porque las nuevas generaciones son heredades de males añejos: errores mentales dentro del juego y una ofensiva desaparecida en los momentos apremiantes que obliga a aferrarse a la perfección del picheo.