Las Tunas.- Allí hay cierta cercanía de la que ella entiende, en el sonido de las máquinas, en el ajetreo de un día de trabajo cualquiera, en los momentos productivos más tensos o en aquellos compromisos que se resisten a lograr. Victoria lleva la impronta de la Empresa de Aceros Inoxidables (Acinox Las Tunas) diluida en el ADN. Es más bien una elección que alcanzó cuando aún era muy joven y soñaba con multiplicar proyectos, un asidero del que todavía bebe.
El diálogo la atrapa en las paredes de concreto que ella vio crecer, con el desafío inculcado de aquello de que "las mujeres no tienen demasiado tino para innovar, que las ciencias les están casi negadas", un disparate que sigue desaprendiendo todos los días.
Victoria Serrano Pérez es especialista de Medio Ambiente en la industria, pero también veterana e innovadora, hada madrina y maga cuando aprietan las circunstancias y el sentido de pertenencia destierra el "no se puede".
"Soy orgullosamente fundadora de Acinox. Es una historia muy larga, de toda una vida. Desde mi graduación en Ingeniería Industrial fui de las que tuve la oportunidad de estar aquí para el montaje de la planta cuando parecía posible que la provincia lograra tamaña fortaleza.
"Evaluamos cada propuesta y recuerdo que el colectivo se involucró, de tal manera, que desde el movimiento de tierra nos unimos al contingente encargado de la obra y trabajamos con ellos conjuntamente, compartiendo el sudor.
"Fuimos inversionistas directos en el montaje de la planta. Yo crecí aquí. Los primeros años fueron de adiestramiento, luego atendí organizaciones, me involucré en el sistema de dirección, velé por la seguridad y salud en el trabajo y, finalmente, encontré mi pasión, la protección al medio ambiente que es la actividad en la que me he mantenido durante muchos años.
"Pudiera utilizar otros adjetivos, pero es muy lindo lo que hago y el ejercicio del deber en este lugar ha estado siempre matizado de excelentes relaciones entre obreros y personal técnico. Me atrevo a decir que fuimos formándonos, poco a poco, como una empresa y terminamos convertidos en una familia".
Con la experiencia a flor de piel, Victoria nos explica el ritmo de trabajo al interior de la entidad siderúrgica, rutinas marcadas por un nivel de complejidad bastante elevado y que, de muchas maneras, roban el tiempo para estar en casa con la familia y trafican con fines de semana, conspiran contra días feriados. Son, a la fuerza, como otro hogar.
"Claro que no es sencillo. Desde los primeros años fuimos nutriéndonos de los conocimientos de los operarios, de los obreros y aportándoles el poquito que habíamos aprendido en la Universidad, digo que el poco conocimiento porque la práctica es mucho más rica y exige más que fórmulas o conceptos".
Nos cuenta que en la misma medida en la que fue perfeccionando sus competencias, siempre presta a aprender, llegaron las primeras innovaciones relacionadas directamente con los temas de seguridad, salud y medio ambiente.
"Mira, no ha sido nada del otro mundo, innovar es parte de nuestra labor y llega con el trabajo en equipo y también desde el compromiso, porque hemos aprendido que una no se puede quedar de brazos cruzados hasta que venga alguien de afuera y le resuelva los problemas.
"Ha sido gratificante también. Las soluciones que he aportado han sido muy prácticas y hemos visto el resultado de cada una de ellas con el impacto que han tenido en diferentes ámbitos.
"La primera vez que me atreví a innovar atendía Seguridad y Salud de los trabajadores. Incursioné en los primeros estudios de las enfermedades profesionales que se podían manifestar aquí en la planta y presenté una serie de soluciones para evitar daños, accidentes de trabajo o enfermedades profesionales en la industria.
"Me sumergí también en prevenir la contaminación al medio ambiente y ejercer acciones que se podían ir perfeccionando para mejorar sobre todo el ambiente laboral y el ambiente en el que se desarrolla con la industria, teniendo en cuenta que esta es una industria muy, muy compleja y tiene factores peligrosos y nocivos, a los cuales no solamente se exponen los trabajadores día a día, sino también la comunidad aledaña.
"Se impuso, entonces, el imperativo de lograr una gestión medioambiental planificada, también coherente y con un alto nivel de seriedad en estos temas porque está en juego la vida nuestra, pero además la seguridad de la localidad y el prestigio del país que siempre se ha inclinado por una agenda ecológica y sostenible".
EL BICHITO DE LA INGENIERÍA
Rememora, con la añoranza dibujada en el rostro su acercamiento a la profesión, el ímpetu con el que desde niña supo que lo de ella eran las Matemáticas, los números, los grandes proyectos.
"Yo me gradué en el año 1990 en el Instituto Superior Técnico de Holguín en aquella época, hoy es la Universidad de Holguín. Me hice máster en Ciencias en Ingeniería Industrial, aquí, en la Universidad de Las Tunas.
"Se dice sencillo, pero ¡qué va!, reconozco el caudal de conocimientos que aportaron esos profesores a mi generación. Tengo que aclarar que, hoy por hoy, tanto directivos como técnicos y trabajadores son una fortaleza en Acinox y por ellos es que muchas veces una idea nuestra se puede materializar. Siempre hemos tenido el apoyo incondicional del colectivo".
¿EN UN MUNDO DE HOMBRES?
Entre sonrisas aclara nuestras dudas. "La Industria Metalúrgica está plagada de hombres. Son apenas 189 mujeres de casi mil trabajadores. Los primeros años siempre hay algo que pasa con las mujeres cuando llegamos a un espacio como este y es que una tiene que demostrar que puede hacer su trabajo, hay que ser un ejemplo y ganarse la confianza.
"Toca labrarse un prestigio a fuerza de responsabilidad y disciplina en una industria como esta en la que los hombres son la mayoría. Puedo decir que desde el inicio, quedamos alrededor de 200 fundadores activos, logramos que imperara un respeto para el trabajo de la mujer, siempre nos han considerado mucho.
"Claro que las mujeres cargamos un peso extra, un esfuerzo doble porque no solamente es el trabajo aquí en la industria, sino en la casa, el atender a la familia, velar porque los tuyos no sientan tu ausencia porque no quieres que la sientan. Es difícil, pero cuando se logra es algo muy bonito.
"Pasamos por diferentes etapas. En las primeras primó ese choque violento cuando veían a una persona pequeñita, delgadita con los deseos también de cambiar el mundo en una industria muy fuerte y nos hacía una doble obligación. No creo que eso les suceda a los hombres. La obligación de demostrar que vales y qué haces, tenías que prepararte mucho.
"Me tocó educarme en la agresividad del medio en el que me estaba moviendo y también en las condiciones técnicas con las cuales se desarrollaba cada uno de los procesos y, por tanto, tener que gestionar cada uno de ellos.
"Ha sido muy gratificante; agradezco que el colectivo me haya obligado a alcanzar mi máximo potencial y es hermoso comprobar que las ideas que usted propone cuando están materializadas tienen un impacto tanto desde el punto de vista económico, como social y ambiental, que se ven involucradas muchas personas no solamente de la industria nuestra, sino también otras a las cuales les hemos podido colaborar con los modestos conocimientos que tenemos".
Victoria, untada de modestia, habla en tercera persona cuando cuenta sobre sus logros y en primera del singular cuando menciona el compromiso y el sacrificio que sobrentiende los compromisos estatales de la empresa y su impacto en la realidad tunera.
Anclados a su talento reposan varios premios nacionales y reconocimientos importantes ligados a innovaciones en la fábrica. Destacan sus logros por la producción más limpia en la Industria Siderúrgica y sus aportes al cuidado del medio ambiente.
Nos cuenta que tuvo el privilegio de representar a la mujer tunera y cubana en el evento de mujeres creadoras de donde regresó con lauros. Su trayectoria dentro de Acinox la impulsa a seguir soñando proyectos inmensos, a seguir cuidando el aire de todos.
Tiene en la mirada el brillo limpio del orgullo, la timidez de la modestia y el talento como coraza para ser protagonista en su entorno de ingenieros, de megadiseños y planes ambiciosos. Confiesa que allí, rodeada de concreto, entre el olor impreciso del acero que se forja en los hornos, ha podido encontrar su camino, uno que también ha sido difícil, imponente y dúctil como el metal.