Imprimir
Visto: 4604

quemado3

Las Tunas.- Cuando José Daniel Batista Mendoza llegó al Hospital General Docente Doctor Ernesto Guevara de la Serna era un manojo de nervios que no quería desprenderse de los brazos de su mamá. Evitaba el auxilio de los médicos e involuntariamente se provocaba más dolor. Traía el cuerpecito "chamuscado", con más de un 13 por ciento de quemaduras de segundo grado y algunas más profundas.

Unas horas antes, las fatalidades se juntaron en su contra. El fuego sorpresivo, todavía inexplicable para su mamá, Yurima Mendoza, invadió en minutos la totalidad de la casita de madera ubicada en la comunidad rural Lajitas Adentro, del municipio de Jobabo. Un vecino echó abajo la puerta y rescató en brazos al pequeño de 11 años, pero ya había sido tocado por las llamas. 

                                   

Al interior del servicio de Quemados, la nobleza de los ojitos de José Daniel fue la carta de presentación más genuina ante su imposibilidad de hablar. Enseguida se multiplicaron las manos para cuidarlo, como suele acontecer allí cuando un infante traspasa el umbral de la sala cerrada.quemado1

Para la doctora Lisandra Leyva Montes de Oca, al frente de esa área en el "Guevara", ese día llevaba los matices de una jornada normal, pero luego fue un hervidero de tensiones que mantuvo al team en vigilia, una sensación que, según cuenta, no ha desaparecido del todo.

"El área total de las quemaduras de José Daniel no era lo más preocupante -refiere la galena-, no clasificaba ni siquiera como gran quemado, el peligro estaba en la profundidad de las lesiones y en las características especiales suyas. Es un pequeño con síndrome de Down y una parálisis cerebral infantil (PCI)".

Entre las paredes de verde los protocolos se siguieron al pie de la letra. Incluso con las alertas de que la condición permanente de salud del pequeño estaba supeditada a un sistema inmunológico más débil y, por ende, su evolución tampoco sería normal. Las manos expertas sabían, además, que había inhalado humo y tenía grandes posibilidades de haber sufrido quemaduras en el sistema respiratorio.

"Lo reportamos de muy grave -aclara la especialista. El predominio de las quemaduras fue en las piernas y los brazos, y con levedad en el rostro. Comenzamos a realizarle curas diarias, que en su caso se extendieron hasta después de los 10 días, el período que tenemos estandarizado. El colectivo se volcó entero a su cuidado, fines de semana incluidos, de lunes a lunes.Licenciada Olivia Fraite Cabrerajpg

"Este es un servicio mixto, para adultos y niños, pero de más está decir que con los infantes se activan resortes diferentes, impera una sensibilidad distinta, porque es como el hijo o el sobrino de una; con José Daniel la estancia fue también desde el cariño".

La licenciada Olivia Fraite Cabrera, responsable de la sala, rememora el desafío que resultó curar al menor. Cuenta que a veces se requerían cinco personas para lograr acometer la limpieza de las lesiones, pues, como cualquier niño, él no cooperaba; y, a pesar de su baja estatura y los escasos kilogramos, tiene una fuerza considerable.

Expresa que, aunque ha trabajado en el servicio por más de 38 años y su razón de ser son todos los pacientes, con el chico de Lajitas Adentro la cosa fue especial, primero porque los niños son sagrados allí, y después porque la vulnerabilidad y la inocencia de este se le colaron por debajo de la piel.

"Aquí José Daniel hasta aprendió a hablar. Un día, cuando me vio llegar, me dijo 'mamá' y me tiró los brazos; qué te puedo decir, lo cargué, lo acaricié. Él andaba de brazo en brazo". 

La enfermera enérgica que confiesa ante el micrófono que es muy exigente y pelea mucho, aunque el personal es comprometido y eficiente, la seño imponente, sin decirle a nadie empezó a recoger suministros para la partida del muchachito. Guardó más de 30 jugos, potes de yogur y galletas para garantizarle las meriendas cuando saliera de la institución hospitalaria. Asegura que cuando se fue quedó más que una cama vacía.

quemado5

ENTRE EL COMPROMISO Y EL DESVELO

El manejo de este pequeño tan mediático tuvo sus complejidades. Las quemaduras que debieron cicatrizar en un tiempo determinado en él se extendieron. El día de esta entrevista, el doctor Abel Pérez Querol, experimentado cirujano plástico, lo buscó temprano en su carro personal a la casa donde se está quedando en esta ciudad, para realizarle las curas, y lo regresó luego.

Entre el ritmo agitado de la sala, la doctora Leyva Montes de Oca organiza las rutinas actuales. En medio de un contexto marcado por la escasez de insumos médicos, falta de cremas esteroideas, equipamiento médico y tanto más, no se detiene la faena. A veces, de sus propias gestiones llega la ayuda y al regreso de las misiones internacionalistas se reaprovisiona el staff

"El servicio cuenta con ocho especialistas y cinco residentes -detalla Lisandra. Lo nuestro son dos especialidades en una, Cirugía Plástica y Caumatología. Las cirugías se han visto muy afectadas en los últimos años debido a la falta de recursos, y con mucho esfuerzo hemos defendido y protegido la cirugía reconstructiva".

quemado6

La atención a los quemados tampoco se ha detenido. Durante el 2024 allí se atendieron a cientos de pacientes con diversas edades y traumas. En época de frío, por ejemplo, predominan las quemaduras por agua caliente.

"Recibimos a muchos accidentados, por falta de cuidado y precaución la mayoría de las veces. El caso típico: la mamá va para el baño con un jarro de agua caliente y el niño se le atraviesa. También atendimos a otros que resultaron gravemente heridos como consecuencia de echar gas de una 'balita' a otra, esto causa quemaduras muy graves".

Yoandry Román Rodríguez, especialista del servicio, alerta sobre otra cuestión importante.El doctor Yoandry. quemados

"En el campo, en la temporada de tomate, es frecuente que se elaboren cantidades considerables de puré -abunda. Ahora mismo tenemos a un paciente ingresado por una quemadura de este tipo, con gran seriedad. Hay que crear el ambiente seguro para trabajar, sobre todo, si esta actividad involucra a jóvenes o hasta los pequeños de casa.

"No es un secreto que la falta de electricidad genera otros peligros. La gente tiene que cocinar con leña, con carbón, hace candiles... Estamos viendo lesiones fruto de estos contextos. Principalmente a la hora de encender el carbón con un frasco de combustible, este se inflama y ahí se dan los problemas.

"Pedimos a la familia que cuiden mucho a los niños, ellos son vulnerables, no tienen percepción del riesgo y requieren observación constante".

Los expertos, además, encienden las alarmas en el manejo de las motorinas y cuestiones eléctricas.

"El año pasado nos marcó el accidente de un joven que sufrió una quemadura eléctrica, lesión especial porque se veía prácticamente normal, pero por dentro tenía ruptura tendinosa y otras. El muchacho de 24 años tuvo una estadía muy compleja y finalmente salvó su vida, pero perdió un miembro superior", cuenta el doctor.

A las claras, el servicio posee un colectivo muy comprometido con el bienestar de los pacientes. Existe una imbricación efectiva de enfermeras, médicos, auxiliares, técnicos… Allí se trabaja de corazón.

quemado4

José Daniel no es un extraño para la mayoría de los tuneros. Su historia trascendió las redes sociales, de la mano del servicio de Quemados del "Guevara". 

Por Facebook supimos que estaba de alta, aunque las curas siguen. En su nombre se gestó un movimiento de solidaridad espontáneo que, aunque él lo ignore, intenta mejorar su vida.

El Gobierno en Jobabo le otorgó un nuevo inmueble a la pequeña familia. La red de apoyo impulsada por algunos profesionales de Salud y gente diversa, dentro y fuera de Cuba, les ha provisto de equipos electrodomésticos, como ollas y un refrigerador.

Yurima tiene en el rostro la gratitud confesa y José Daniel no habla, pero advierte que, a su alrededor, se han multiplicado los brazos que ahora lo sostienen.