Las Tunas.- En el escenario repleto de grandes tensiones que azota a Cuba, bloqueada hasta el cuello por Estados Unidos y amenazada a los cuatro vientos por la Covid-19, se impone promover y a la vez, ponderar, todo tipo de iniciativa que contribuya a minimizar el impacto negativo de tales eventos.
A esos requerimientos se ajusta la decisión adoptada por el campesinado tunero, consistente en la entrega directa de módulos de alimentos a quienes combaten la mortífera enfermedad, desde los centros de aislamiento diseminados por el Balcón de Oriente.
Gesto noble y solidario que, sin discusión alguna, da un respiro a los hogares del personal de Salud Pública. Pretenden incluir en el aporte diversos surtidos del agro, y cárnicos allí donde las posibilidades de las cooperativas lo permitan.
Michel Peña Infanta, miembro del Buró Ejecutivo del Comité Provincial de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), considera como otra novedad importante, la confección hasta el momento de más de 36 mil nasobucos con destino a las instituciones de Salud y las organizaciones agrarias de base.
Habló además, de la comprensión y voluntad mostrada por la mayoría de los 18 mil 414 labriegos del territorio, recién visitados, con el objetivo de incrementar la producción de alimentos mediante la siembra emergente de cultivos de ciclo corto -calabaza, maíz, boniato y frijol caupí o carita- para enfrentar de mejor manera la embestida del nuevo coronavirus.
Todo eso sin restarle fuerza a la ofensiva final de la zafra en el sector cooperativo y campesino, tarea en la que descuellan los pelotones de combinadas Asalto al Polvorín (Puerto Padre), Julio Díaz (Majibacoa) y Leningrado (“Colombia”), los tres con la condición de millonarios.