Las Tunas.- Con el tabloncillo de la sala Raúl Gómez García destruido y una situación que no avizora cambio inmediato, "obligando a un colectivo a cambiar su estética" (como resumió recientemente Alberto Carlos Estrada Segura, metodólogo provincial de Teatro), los integrantes del guiñol Los Zahoríes han tenido que salir de su sede y actuar en otros lugares para ofrecer presentaciones, esos vitales intercambios con el público.
Sin embargo, recientes opiniones de autoridades de la manifestación en Cuba han servido de aliciente a una cofradía que se empeña, como otros coterráneos, en defender la cultura a pesar de todo. Y esos criterios vieron la luz a partir de su participación a finales de marzo en el II Festival de Teatro para Niños y Jóvenes, que acoge Cienfuegos.
Allí nuestro guiñol se insertó con la obra Un bien con un mal se paga, anteriormente llamada Guiño a la alegría. Entre los invitados al evento estaba René Fernández Santana, Premio Nacional de Teatro y director del grupo Papalote, una personalidad en materia de teatro de títeres en Cuba.
Según cuenta Estrada Segura, quien ha mantenido comunicación con Santana, la obra le gustó mucho y hasta los felicitó, aunque no es muy dado a la adulación. "Les dijo, entre otras cosas, que -siendo tan jóvenes- percibía en ellos muchas ganas de hacer cosas y hacerlas bien. Le gustó el trabajo con las máscaras, que es una de las técnicas más difíciles, porque no es sarandear la cabeza, sino moverla con intención.
"Le gustó la ductilidad que tiene cada uno en sus cuerpos, lo que da la medida que entrenan cada día; le gustó el trabajo de las voces, potentes y claras. Dijo que se alegraba que fueran la continuidad y se inclinaran por los títeres, que ojalá Las Tunas cuidara ese grupo", expresó Alberto.
Jesús Barreiro, uno de los especialistas de Teatro del Centro Nacional de Artes Escénicas, también vio la puesta y reconoció que están dando pasos para alcanzar la vanguardia.
Los actores Lisandra Rivero, Jessica Ochoa, Frank Herrera y Yosvany Maceo dan vida a la pieza, desdoblándose en la interpretación de los personajes, la narración también en vivo e, incluso, al final de la presentación cantan y tocan güiro, maracas y claves.
Además, la música en vivo resalta como singularidad en esta versión del cuento popular Tres testigos, con una intervención bien intencionada en varios momentos de la trama. Los encargados de este apartado son Jesús Jomarrón, Wilson Javier y Néstor Santiago.
"Ha sido un reto para nosotros porque es un trabajo bien corporal, de ahí la preparación diaria que debe tener el actor", expresó en entrevista a 26 Yosvany Maceo.
"Este espectáculo surge a partir de la necesidad que tenemos de tabloncillo en nuestra sala, lo que nos obliga a crear obras para espacios abiertos. Además, homenajeamos la música cubana y también sumamos composiciones internacionales, de autores como Michael Jackson y Céline Dion", agregó Lisandra Rivero.
Mayelín Batista, actual directora de esa cofradía, comentó: "Nos conmovimos cuando Alberto Carlos Estrada leyó recientemente en su espacio de crítica Alrededor del Aforo unas palabras de esas personalidades de la cultura referidas a nosotros. Sentimos que todo el sacrificio no ha sido en vano y que, si continuamos trabajando fuerte, a pesar de los obstáculos, podremos lograr cosas. Creo que es un buen momento para no perder las fuerzas.
"Por eso visitamos diferentes escuelas y tratamos de acercar el teatro a las nuevas generaciones. Nuestro elenco actual es mayormente joven, pero muy talentoso y consciente del compromiso de superarnos diariamente para ofrecerle cada vez más al público un producto artístico de mayor calidad".
Frente a los problemas infraestructurales de su sede, frente a la pandemia de la covid-19 y otras vicisitudes, los actuales integrantes del teatro guiñol Los Zahoríes intentan honrar el legado del primer colectivo escénico de la provincia, ese que por más de medio siglo ha defendido el arte de las tablas.