Las Tunas.- El panel Naborí por siempre, desarrollado la víspera en la sede tunera de la Fundación Nicolás Guillén, formó parte de las celebraciones por el Día de la Décima Hispanoamericana, que cada 30 de Septiembre rinde tributo a Jesús Orta Ruiz y todos aquellos que defienden la octosílaba rima.
Durante la cita, Antonio Luque, otrora director del Grupo Naborí, disertó sobre esa cofradía que -desde hace ya siete años- cultiva la espinela en el municipio de "Jesús Menéndez". Explicó que el primer Miembro de Honor fue el inolvidable Renael González y habló del impacto del colectivo en la comunidad, al lograr sumar a instructores de arte, personas en situación de discapacidad y otros amantes de la estrofa nacional de Cuba. Asimismo, mencionó premios y publicaciones emanadas de su gestión, esa que ha dejado huellas en materia literaria en el poblado de El Canal y un poco más allá.
La existencia de la minibiblioteca Bertha Ordoñez, el vínculo con el sector educacional y el impulso dado a plegables y folletos con obras de sus miembros, son algunos de los quehaceres que distinguen su accionar. Por eso, en el contexto, Ramón Batista, director de la casa iberoamericana de la décima El Cucalambé, reconoció la importancia de la existencia de agrupaciones semejantes, donde figuran también el Grupo Nacional de Escritores Rurales, el Espinel-Cucalambé, el Ala Décima y otros.
Por su parte, el escritor Argel Fernández Granado acercó a los presentes a la vida y obra de Jesús Orta Ruiz, a través de anécdotas y datos curiosos. Así conocimos, por ejemplo, que su origen humilde, en el seno de un bohío, no impidió que llegara a él la viajera peninsular, pues su madre campesina y su padre montuno le cantaban décimas y tonadas.
"Desde los 9 años de edad improvisaba y cantaba al pie del laúd. Usó los zapatos de la hermana porque su familia era pobre. Por esa causa, lo abochornaban en la escuela y el maestro le dijo a la madre que lo dejara en casa, que iría allí a darle clases, pues era consciente de su potencial. Un día, en un guateque, faltó uno de los improvisadores previstos para una controversia, y el público, que conocía la fama del muchacho de 13 años, lo sugirió a él. Como andaba con los zapatos de la hermana, el contrincante se fue por ahí, pero Naborí -con poesía de altura- lo puso en su lugar", narró Argel. Y mencionó versos al estilo de "acaso me has visto el alma para saber cómo visto".
También en ese contexto, Leticia Fernández, especialista de la Casa Iberoamericana de la Décima explicó cómo nace la dedicatoria de la fecha a quien llegó al mundo un 30 de septiembre y es considerado el más grande exponente de la décima improvisada en Cuba. También se pusieron in situ audios de este rapsoda, que alegraron los oídos con múltiples recursos literarios, lo que demostró su maestría en ese sentido.