Las Tunas.- Wilber Antonio Díaz Velázquez es graduado de Dirección de Cine, Radio y Televisión por el entonces llamado Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes (ISA). Su huella como director de programas, guionista y otras faenas en la emisora provincial Radio Victoria es innegable. A él, amante de los desafíos, lo mismo lo vemos en un campeonato nacional de paracaidismo que sumergido en investigaciones polémicas, pero necesarias, relacionadas con la historia local.
Por estos días, en los que se celebró un aniversario más de la fundación de la ciudad de Las Tunas, que tiene su origen en la institución de su pueblo, nos acercamos a una investigación suya que, aunque no siempre ha encontrado oídos receptivos, merece ser analizada porque, a fin de cuentas, hablamos de identidad. Se trata de Las Tunas: tiempos de fundación. Proceso de identidad y desarrollo municipal, la cual fue revisada minuciosamente por el intelectual Carlos Tamayo y presentada en la pasada edición del espacio Jueves del Libro, con la presencia de Darlenis Urquiola, directora de Cultura en la provincia; Margarita García, vicepresidenta de la Unión de Historiadores de Cuba (UNIHC) en el territorio; y otras autoridades.
Para realizar este ensayo histórico, Wilber consultó fuentes fidedignas, varias de las cuales no habían sido abordadas hasta el momento, lo que dota a ese resultado de una cientificidad que aun los más escépticos deberían replantearse. Luego de dejar claro que su intención jamás ha sido tergiversar la historia, sino aportar nuevas luces al devenir de una comarca, el investigador afirma: "La principal misión de este trabajo es fiscalizar el proceso fundacional de Las Tunas, con el objetivo de precisar la fundación del pueblo, la primera jurisdicción propia, así como el título de villa y el de ciudad, porque -aunque son asuntos muy cuestionados- los aceptados hasta la fecha no son representativos de la verdad histórica".
En ese periplo, consultó el Archivo Histórico Nacional de España, reservorios norteamericanos, la Biblioteca Nacional de Cuba, la Biblioteca de Prensa Histórica de España, actas sacramentales de la iglesia San Jerónimo, además de La Gaceta de La Habana, periódico oficial del Gobierno español en Cuba, habituales de Holguín y otros lares. "Por supuesto, no podían faltar las Actas Capitulares del Ayuntamiento de Las Tunas, sin las cuales ningún estudio fundacional podría ser realmente sustancial. Sin embargo, la investigación tiene en cuenta algunas que atesora el Archivo Histórico Nacional de Cuba. Son copias certificadas, documentos originales que envió el Ayuntamiento de Las Tunas".
Él habla de cómo, producto a los ataques bélicos por los que atravesó el territorio en las guerras independentistas, se fue perdiendo buena parte de la documentación. "Nuestro Ayuntamiento, fundado en 1821, debió recuperar su memoria histórica. Entonces, rememoró un pueblo con una manera singular de fundarse, al margen de la Ley, sin obras reales ni la venia del rey.
"Por todo eso, de 1806 a 1823 los habitantes de nuestra tierra sufrieron de un impuesto agrario y habitacional, de los cuales querían librarse, lo que motiva una investigación por parte del Gobierno español. El cabildo se ve obligado a precisar dónde y cuándo se fundó su pueblo, lo que plasma un Acta Capitular consultada. En 1823, los impuestos fueron eliminados y el Gobierno español nos declara 'nueva población' porque era la única manera de derogar ese martirio (la Ley decía que todas aquellas nuevas poblaciones tenían 15 años sin impuestos). Pero desde que fuimos hato hasta ser pueblo media un proceso de años. Primero fuimos hato, o sea, una parcela de tierra alrededor de la cual empiezan a vivir personas y, con el tiempo, formamos lo que las siete villas de Cuba hicieron en un día: iglesia, pueblo, curato y cabildo".
El joven reitera que no se trata solo del criterio de un investigador, quien "no tiene la potestad para determinar por sí mismo cuál es el origen fundacional de un territorio. Esos asuntos son competencia primero del Ayuntamiento de Las Tunas, y segundo, del Gobierno español, pues hablamos del tiempo de la colonia". Y hace un llamado a que otros especialistas valoren el estudio.
"Nuestro pueblo surge en un contexto de intereses personales, arrogancias de dinero y otros factores. En mi libro se puede leer con qué angustia se funda el Ayuntamiento de Las Tunas, así como que el pueblo y el cabildo crecieran, porque usted puede fundar un pueblo, pero si no se justifica la población, nunca se va a tener cabildo ni jurisdicción propia. Son cuestiones difíciles de explicar, pero ahí comparto evidencias para ayudar a su comprensión.
"Las Tunas tenía a su favor la Constitución de 1820, que decía en su Artículo 310 que en aquellos lugares donde su población superara los mil habitantes debía existir un cabildo, y nosotros contábamos para la fecha con más de tres mil personas y teníamos cómo probarlo, pues se había realizado aquí un padrón habitacional, una especie de censo. Con ese documento de por medio, podíamos tener Ayuntamiento. Aun así, había gente en contra como el bayamés Miguel Yriarte, capitán de partido de Las Tunas, que se opuso rotundamente a la fundación porque él se beneficiaba de estar cobrando el impuesto del que hablamos antes, y le convenía que todo siguiera igual.
"Pero, como ya dijimos, España interviene en el asunto, nos libera de los arbitrios y en 1837 nos da el título de Fiel Pueblo de Las Tunas, junto a Manzanillo, Jiguaní y Guisa. Mi investigación puede demostrar que esta distinción se mantuvo desde ese año hasta 1866 a través de documentos oficiales del Ayuntamiento de Las Tunas y la iglesia San Jerónimo, así como las Ordenanzas Municipales de 1860, publicaciones en La Gaceta de La Habana y otros.
"Todo ello contradice las fechas reconocidas hasta hoy en nuestra tierra al hablar de villa y ciudad, pues las sitúan en períodos diferentes, mientras que mi investigación encuentra documentos probatorios en torno a otras fechas: 1867 para villa y 1869 para ciudad. Las disciplinas fundacionales tienen un orden. Primero se es pueblo, luego villa y, por último, ciudad".
Ese estudio de Wilber cumple 16 años de paciencia y pasión desmedida por saber, proceso en el que recupera parte del patrimonio perdido aquí en tiempos de colonia, producto de las guerras. (Recordemos que Las Tunas fue atacada en cinco ocasiones, dos de ellas destruida totalmente), ello merece cuanto menos respeto. Él, con el beneficio de Internet (a la que no tuvieron acceso en el pasado otros investigadores) ha podido ahondar en el controvertido tópico.
Entre sus aportes, destaca el "haber recuperado 10 actas capitulares (las primeras del Ayuntamiento), los expedientes fundacionales de la constitución del pueblo y también del cabildo, las actas capitulares de la fundación del municipio y otros documentos". Además, "el estudio demuestra la permanencia de la condición de Fiel Pueblo, el año en el que cambia para villa y el tránsito hacia ciudad, además del motivo de esos nombramientos". Para determinar todo eso, él cruza información, consulta múltiples fuentes... No es un capricho.
Y aprovecha la oportunidad para realizar una aclaración: "Cuando hablamos de fundación de la ciudad de Las Tunas lo correcto es mencionar el origen, que en este caso es el pueblo. Si no lo hacemos, cuando vayamos a referir el título de ciudad, podría traer confusión. No es lo mismo fundación de la ciudad que título de ciudad. Las ciudades para su formación tienen en cuenta el origen de la organización del espacio. No se contempla la mercedación del hato como fecha fundacional".
Por ese camino, espera con ansias el Congreso Nacional de Historia, con sede en nuestra provincia en el 2025. "Mi deseo es lograr que la Academia de Ciencias Históricas, la UNHIC y las organizaciones políticas y de masas sean capaces de valorar esta actualización de la historia fundacional del territorio. Nuestra generación no es culpable por desconocer asuntos históricos, pues la historia de Las Tunas tiene características que no tiene otra. Es un territorio que ha sido devastado dos veces en las guerras de independencia y esa autodestrucción trajo consigo que perdiéramos el horizonte fundacional.
"Amo a mi país y a Las Tunas, respeto sus orígenes. He investigado durante años este tema porque es un deber con los fundadores, que se esforzaron por que tuviéramos lo que tenemos hoy, un deber patrimonial. Ojalá el libro en su momento sea publicado. Las Tunas tiene una posibilidad de redescubrirse", concluyó.