Las Tunas.- La magia de los títeres se expande, inventa retablos y lunetas para desbordar las muchas historias que en estos 51 años guarda el guiñol Los Zahoríes, puerta que se abrió el 14 de septiembre de 1971.
En esa fecha, aún cercana en la memoria de fundadores como Clotilde Aguillón, nació el teatro profesional en el territorio, con la adecuación de unas piezas y las que crearon escritores y dramaturgos como Juan José Rodríguez Morell, director por varios años de la compañía.
Desprendidos un poco de su sede en la sala Raúl Gómez García -mas no por elección-, un colectivo donde conviven jóvenes y quienes ya han desandado cierto camino en estos lares, ocupan instituciones vecinas, plazas, parques, comunidades y toda sombra que se preste a su vuelo para no interrumpir la programación habitual por falta del remozamiento de un tabloncillo que no acaba de llegar.
Mayelín Batista, actual directora del Guiñol, comenta que este aniversario lo reciben inmersos en el trabajo, con la preparación para enfrentar una visita nacional que determinará los colectivos que permanecerán subvencionados y cuáles deberán buscar otras formas para generar ingresos, igual prestos para llevar lo que hacen hasta los niños de las escuelas del centro de la ciudad y transeúntes ocasionales.
Recuerda que durante el mes de julio estuvieron todos los sábados en la sala de video del reparto Buena Vista y en agosto actuaron, igualmente, a partir de las 10:00 de la mañana en la Casa del Joven Creador, lidiando con la falta de fluido eléctrico y otros imprevistos, pero llevando el mundo titiritero a las familias, junto con otras variedades que permiten contar historias y edificar mediante el comportamiento de sus personajes.
Las redes sociales también les atrapan por estas fechas con la posibilidad de que el homenaje llegue a todos, ahí están las imágenes de Argentina Vázquez, Emelia Durañona y la siempre entusiasta Clotilde, retomando algunas cápsulas de la campaña promocional por la media centuria de vida de Los Zahoríes.
Una familia unida y que "echa pa'lante", para decir en buen cubano, se compone en esta última etapa de nombres como Lisandra Rivero, Frank Herrera, Yosvany Maceo, Leonor Pérez y Yessica, muchachos de buen corazón que se entregan sin medir más que la cercanía con el público, cargando la gloria de años pasados a sus espaldas y con la misión de que los encantos del Guiñol sobrevivan estos tiempos presurosos donde el arte también debiera ser prioridad.