La Habana.- La voluntad de Cuba para erradicar vestigios de discriminación racial, con un plan general aprobado desde el 2019, acompaña las celebraciones hoy por el Día Internacional de la Eliminación de ese flagelo.
A esta fecha, el país caribeño llega con el chequeo sistemático al más alto nivel del Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial, el cual tiene como objetivos identificar las causas de la problemática y diagnosticar acciones a desarrollar por territorio, rama de la economía y la sociedad.
También la agenda de Gobierno busca divulgar el legado histórico cultural africano y de otros grupos como parte de la diversidad cubana, y fomentar el debate público sobre el tema dentro de las organizaciones políticas, de masas y sociales, así como su presencia en los medios de comunicación.
A propósito, recientemente el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, ratificó en su cuenta de Twitter el compromiso del país con la erradicación del flagelo, y escribió: "Necesitamos acciones a favor de personas que han sido marginadas o maltratadas en diferentes contextos".
Precisamente, el mandatario encabeza la comisión gubernamental al frente del programa, y a ella tributan 18 organismos estatales e igual número de organizaciones de la sociedad civil, refiere el diario Granma.
De acuerdo con un informe de la cancillería, Cuba es un país uniétnico, inclusivo y mestizo, lo cual "constituye una fortaleza de nuestra identidad como nación".
En el territorio insular "no hay discriminación racial institucionalizada", y "la apología del odio, la promoción de la intolerancia y las ideas supremacistas sobre bases de origen nacional, religioso o étnico, y la xenofobia, son ajenos a la vida política, social y económica del país", señaló el reporte.
En particular, esa fuente recuerda cómo no hay segregación en el acceso a los principales cargos del Estado y el Gobierno, y el 41 por ciento de los diputados al Parlamento son personas de piel negra o mestiza.
La actual Constitución de la República ratificó y fortaleció el reconocimiento y protección del derecho a la igualdad, por lo que todas las personas gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin discriminación, que está proscrita y es sancionada por la Ley.
Díaz-Canel destaca a la Revolución iniciada el Primero de Enero de 1959 como "el proceso social y político que más ha aportado a eliminar la discriminación racial", pero reconoce la existencia de algunos vestigios, "que no están por política en nuestra sociedad, pero sí en la cultura de un grupo de personas".
"Tenemos todo el derecho y la posibilidad de hacer algo coherente, de impacto, que nos ayude a resolver estas problemáticas y mostrar una vez más el nivel de justicia y de humanismo de la Revolución", aseguró.