Las Tunas.- Llegaron con la alegría de quienes brindan lo mejor de sí: el cariño amigo. Telecomunicadores de Las Tunas están de regreso, luego de 30 días de trabajo en Pinar del Río, donde el huracán Ian causó grandes estragos.
"Estuvimos divididos en dos grupos: uno trabajó en Consolación del Sur, donde había 14 tuneros, y otro en el municipio de San Luis, compuesto por 13 telecomunicadores nuestros. Nos acompañaron brigadas de Holguín, Granma y Mayabeque. Nuestra tarea inicial fue conservar la red de telecomunicaciones y favorecer el servicio primario, la interconexión con los gabinetes integrales y con las radio-bases. Después, el rescate y el restablecimiento de las comunicaciones de manera individual, atendiendo a la afectación particular de cada cliente", explicó el ingeniero Nelson Francisco Reyes, director territorial de Etecsa Las Tunas, al referirse a la estrategia de trabajo asumida en los lugares de desastre.
Un panorama complejo de destrucción, averías severas en los servicios telefónicos y de conectividad marcaron las jornadas de trabajo en la más occidental de las provincias de Cuba.
"Pinar del Río tiene peculiaridades geográficas y económicas, a diferencia de otras provincias en la nación. Podemos mencionar, por ejemplo, las más de mil casas de tabaco con techos de zinc, en San Luis, que en su totalidad se cayeron. Muchos ven solo las pérdidas que representan para la agricultura, pero todos esos techos volaron, cortando cables y afectando el sistema de telecomunicaciones. Si le sumamos los perjuicios eléctricos -recordemos que en cuestión de infraestructura, por lo general, coexisten nuestras redes con las redes eléctricas-, puede catalogarse como muy grande el daño en nuestros servicios", evaluó el principal directivo de la empresa tunera.
"Muchos postes en el suelo, cables caídos, tanto telefónicos como eléctricos. Desde que llegamos fue trabajando en función de recuperar todo lo posible en el menor tiempo. Nuestra labor fue muy dura, porque en medio de las condiciones económicas que vive el país, en esta oportunidad no contamos con recursos a disposición como en otras contingencias de este tipo que hemos vivido; de manera que tuvimos que ir salvando todo lo que se podía de lo dañado para recuperar el servicio", compartió el ingeniero Manuel Rojas Báez, quien se desempeñó como jefe de brigada en Consolación del Sur.
"Puedo acotar que lo ocurrido en Pinar del Río con el huracán Ian no tiene precedentes para nosotros como telecomunicadores. Ya hemos estado en otras destrucciones generadas por otros ciclones en Cuba -recuerdo, por ejemplo, el Sandy- y esta supera toda eventualidad anterior durante los últimos años", añadió el director territorial.
Y porque los cubanos en tiempos difíciles se vuelven todos una sola y gran familia, allí estuvieron las muestras de retribución.
"Donde quiera que llegábamos el pueblo nos esperaba con agua fría, el agradecimiento por haber acudido a apoyar, brindaban el poquito de café caliente, insistían en lavarnos la ropa de labor, daban con el corazón lo poco que el huracán les había dejado. Pinar del Río es un pueblo que está sufriendo por sus pérdidas; hay familias que se quedaron sin nada, sin un techo donde vivir, pero con esa gran humildad nos animaban para finalizar tan difícil trabajo… Allí recibimos muchas acciones de amor", cuenta Ricardo Aguilera Pupo, jefe de la Brigada de Línea.
Faltan aún heridas por sanar en ese occidental territorio. En tanto, quedan de los duros días de trabajo de los telecomunicadores de Las Tunas el recuerdo vivido de la más compleja de las experiencias ante un fenómeno meteorológico que se ensañó con Vueltabajo.