Las Tunas.- Este miércoles el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, presentó ante la Asamblea Nacional los resultados en el primer semestre de este año del Programa de Gobierno para corregir las distorsiones y reimpulsar la economía nacional. “La implementación de las acciones aprobadas avanza, pero falta mucho por hacer”, dijo. ¿Cómo le ha ido particularmente a esta provincia del oriente cubano en ese esfuerzo? ¿Puede suscribirse la anterior afirmación del premier cubano para el caso del Balcón de Oriente?
DIEZ PROPÓSITOS
Lanzada a finales del 2023, esta estrategia, sabemos ahora, se planteó 10 objetivos que en su conjunto buscaban, por un lado, mitigar los graves desequilibrios macroeconómicos del país, potenciar la producción de bienes y los servicios, especialmente aquellos potencialmente exportables; y por otro, transitar hacia una gestión de gobierno más eficiente, teniendo en cuenta las políticas sociales que sustentan al socialismo cubano.
La información oficial dada a conocer confirma que los mayores avances de Las Tunas se dan en la estabilización macroeconómica, al tiempo que los propósitos vinculados a la producción alimentaria, gestión empresarial y políticas sociales muestran deficiencias críticas. Esto refleja la crudeza del contexto descrito, atravesado por la falta de recursos, especialmente combustible y energía, así como la ineficiencia administrativa que limita el cumplimiento de las aspiraciones declaradas. ¿De qué datos se derivan estas afirmaciones?
La tierra de Vicente García ha logrado, sobre todo en lo que va de año, elevar su recaudación tributaria efectiva, incluso hasta un 98 por ciento; mientras que la eficacia en el cobro de multas sobrepasó el 94 por ciento con respecto al total de impuestas. Eso explica en parte que tengamos una disminución del déficit fiscal provincial en 751 millones de pesos; al punto de que en algunos municipios son más los ingresos que los gastos. Sin embargo, los más de 59 millones de pesos ejecutados dicen con claridad que la indisciplina fiscal no ha desaparecido.
Municipios como Puerto Padre, Las Tunas y Colombia lideran en recaudación, en la entrada de efectivo a los bancos y superávit fiscal. “Jesús Menéndez” destaca en el cobro de multas; mientras, Manatí, Majibacoa, Jobabo y “Amancio” son los más rezagados.
Después de la aplicación en el Balcón del Oriente Cubano de las medidas de estabilización fiscal, ¿gozan de buena salud las finanzas gubernamentales? Aparentemente sí, aunque acusan de cierta fragilidad, disparidades territoriales y dependencia en demasía de los controles estrictos. Alientan la alta recaudación y control fiscal, por encima del 98 por ciento, el superávit fiscal en algunos municipios y la reducción del déficit provincial; así como el aporte significativo del sector no estatal que llega hasta el 44,5 por ciento del total de los ingresos a las arcas públicas. Pero antes de lanzar campanas al vuelo se advierte una excesiva subordinación de lo recaudado desde las multas, los problemas de liquidez arrastrados por los municipios de Manatí, Majibacoa, Jobabo y “Amancio”, y la rigidez en el ajuste fiscal que evidencia que los gastos no presupuestados se queden por debajo de lo planificado.
ECONOMÍA “BIFURCADA”
Salta a la vista una significativa brecha entre el avance de los indicadores financieros (valores monetarios) y el estancamiento o retroceso en la producción física de bienes, lo que sugiere una economía con crecimiento frágil y desequilibrado.
De hecho, hasta junio no se honraban en suelo tunero los planes productivos de reglones definitorios como el frijol, las hortalizas, el plátano, la carne ovina; también de azúcar crudo que apenas elaboró el 16 por ciento de su plan. Con números en rojo andan, además, las barras de acero, los ladrillos y hormigón; la leche procesada, el queso, el yogur y las conservas, igualmente, se quedaron lejos de sus cotas estimadas. Esas fallas han sido particularmente notables en Manatí, Jobabo y Majibacoa, todos con bajos rendimientos en la producción de leche, carne y caña; y Las Tunas con altísimos incumplimientos en la producciones láctea y cárnica.
¿Resultado? Tenemos una economía “bifurcada” en la que el sector financiero y fiscal mejora, pero no la producción material. Eso deja latente el riesgo de que se cree una burbuja fiscal si al menos en el mediano plazo no se recupera la producción; de lo contrario, el actual crecimiento en valores, hoy compensando con la inflación, se volverá insostenible.
El Gobierno tunero destaca, asimismo, la reducción en un 25 por ciento de los delitos contra la ganadería, aunque reconoce que sigue siendo un asunto altamente preocupante. Lo es también que solo menos de la mitad de la plantilla de los inspectores esté cubierta, algo que plantea un reto importante para las labores de fiscalización.
En lo referente a las políticas sociales parece estar funcionando mejor el enfoque hacia la atención de las madres con tres hijos o más, hacia las personas de la tercera edad o en situación de discapacidad, mas con una cobertura de recurso al límite. Paralelamente, la evaluación gubernamental sostiene que habrían mejorado los mecanismos de prevención comunitaria y la ubicación laboral de desvinculados, aunque con alta informalidad.
No obstante, persisten graves brechas en la cobertura, especialmente en la ejecución de recursos que apenas llega a una tercera parte de los presupuestos asignados. Eso repercute en la atención a las comunidades en situación de vulnerabilidad y mantiene en “insuficiente” la calificación de la infraestructura social. Una cuestión en lo absoluto menor frente a retos demográficos de la provincia como la migración, el envejecimiento y urbanización de su población; sin obviar que sigue siendo baja la reinserción laboral efectiva, porque es alta la resistencia al empleo formal.
Incluso, de una demarcación municipal a otra las realidades cambian. Si en Las Tunas tenemos más círculos infantiles y empleo, se nota el déficit de viviendas y en la producción láctea. En Puerto Padre destacan sus progresos en la atención de los adultos mayores, pero son demasiadas las comunidades rurales desatendidas. Por su parte, los jobabenses ponderan la actividad de su grupo de prevención, pero eso palidece ante el 40 por ciento de planteamientos sin resolver. Más al sur, en “Amancio”, avanzan en sus casitas infantiles, pero es comparativamente baja su ejecución presupuestaria de los asuntos sociales.
Frente a este estado de cosas no sorprende que la gobernadora, Yelenis Tornet Menéndez, refiriera lo prioritario que continuará siendo para el Gobierno tunero la inversión en la agricultura y la ganadería para asegurar alimentos, fortaleciendo de paso la capacitación y completamiento de plantillas en sectores clave; y acelerar proyectos de infraestructura social, viviendas y servicios enfocados, por ejemplo, en las comunidades menos favorecidas, con una aplicación real y eficiente de la ciencia y la innovación.
“No hay dudas de que el escenario será complejo y exigirá de todos los cuadros mayor dedicación y entrega sin límites al trabajo, utilizando como premisas la creatividad y la sensibilidad ante los problemas que afectan a la población, logrando una mayor vinculación con los tuneros e informando de manera oportuna y efectiva los problemas y las acciones para resolverlos”, concluyó.