Las Tunas.- Llegamos a la escuela militar Camilo Cienfuegos buscando, entre los rostros de alrededor de 270 alumnos del plantel, vestigios del hombre del sombrero alón, de quien este 28 de octubre se cumplen 64 años de su desaparición física; una herida que no cierra.
Vimos la formación, escuchamos sus consignas al viento y hasta nos permitieron recorrer los pasillos pulcrísimos, los servicios de Salud, el área de laboratorios, la de Educación Física, y conversar con el equipo de nueve personas que se encarga, en la cocina, de garantizar los alimentos del día.
Marianela Pérez Castro, jefa de Ciencias Sociales, nos habló de la cátedra Camilo Cienfuegos, propia de los proyectos educativos de este tipo de institución y centrada en divulgar la vida y obra del Héroe de Yaguajay.
“Es preciso observar más allá de lo que nos han enseñado siempre, trascender la visión del hombre intocable que está en las nubes por la grandeza de sus actos y recordar que, igual que todos, jugaba pelota, y dicen que muy mal de niño, y se superó al punto de llegar a una liga nacional.
“Ese es el Camilo que nosotros enseñamos a los estudiantes, alguien jocoso, muy cubano, que tuvo el valor de irse a México tras los hombres que luego vendrían a hacer la Revolución; el que sufrió cárcel, siempre asumió sus responsabilidades y también se equivocó.
“Porque los héroes son personas, no perfectas, que superan sus miedos por el bien mayor. Esa es la mejor manera de tocar la fibra de los muchachos, mostrarles al ser humano de pueblo, auténtico, que simboliza al cubano, porque nosotros nos enfrentamos a las dificultades y vamos por encima de ellas”.
Como la profe Marianela, muchos docentes se mantienen activos en el centro apostando por una formación integral, que combina el programa de estudios de la Enseñanza Preuniversitaria con los valores que son precisos en los jóvenes con una evidente vocación militar.
Conseguirlo depende mucho del quehacer en equipo y de eso sabe bien el doctor en Ciencias José Guillermo Girbao Bermúdez, subdirector docente. “Tenemos un claustro motivado y estable. Ese es un logro porque cuando un maestro muestra ganas de trabajar en lo suyo puede con todo. Incluso, algunos se han jubilado y ahora están recontratados.
“Hay que recordar que aquí entran educandos de todos los municipios y no tienen la misma base en las asignaturas; por eso, desde que cruzan el umbral de esta escuela, son nuestros. Y nos centramos en que reciban la mejor formación y que el aula sea también un espacio de ideología, de valores”.
Girbao Bermúdez, fundador de los “Camilitos” en Las Tunas y toda una leyenda entre los pupilos, dice que “el agua no rompe por la fuerza, sino por la constancia”; y apuesta a eso, a la constancia, para que esta generación de nativos digitales en la que está, a su juicio, el futuro de la Revolución, crezca de todas las maneras posibles.
No es el único. En uno de los bancos del patio conversamos con la profesora Doralquis Moro, jefa del Departamento de Español-Literatura. Ella llegó a estos predios siendo casi una docente recién graduada y ya lleva más de dos décadas en los mismos pasillos, viendo pasar adolescentes que la han ayudado a ser mejor.
“Me alentaron muchas personas cuando llegó la propuesta de venir a esta institución educacional y me siento contenta de haber sido seleccionada. Fueron difíciles los primeros momentos, apoyamos el final del proceso constructivo, porque cuando comenzamos todavía la escuela estaba en fase de terminación.
“Un grupo de profesores se fue para Holguín a atender a los estudiantes que constituirían la matrícula y otros quedamos acá, en esas faenas.
“La tarea de los docentes aquí es compleja, sobre todo, porque llegan alumnos a los que les faltan habilidades idiomáticas que resultan importantes en su aprendizaje. Ellos serán los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y deben ser sólidos sus conocimientos académicos y su formación en valores.
“Les decimos siempre que quien dirige una unidad militar, por ejemplo, debe ser un modelo lingüístico porque el buen uso de la lengua materna convence y aclara a las masas. En el programa ellos aprenden a hacer informes, comunicados, realizan ejercicios de oratoria y profundizan en varias aristas de la obra martiana”.
Las dinámicas de este colegio son muy activas y los muchachos, buena parte del día, se mueven con agilidad entre las áreas y conocen muy bien las rutas establecidas para ir de este a aquel lugar sin trastocar la calma que exigen los espacios de los otros.
Disciplina, valores y respeto son claves que acercan a los jóvenes de hoy a la figura de Camilo Cienfuegos. Lo sabe la capitana Arielis Torres Ramos, jefa de Trabajo Político en el plantel.
“Las redes sociales son una burbuja de confort y si logramos sacar a los estudiantes de ahí y ponerlos en contexto, darles argumentos, involucrarlos en nuestras dinámicas, el trabajo con ellos se nos hace muy fácil.
“Con frecuencia les comento que salir a la calle, vestidos de ‘Camilito’, es un acto de valentía, y una declaración de la condición de revolucionarios. Y creo que defender a la Patria, en los momentos actuales, es muy valeroso, debe llenarlos de orgullo”.
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La escuela militar Camilo Cienfuegos es, en Las Tunas, un homenaje permanente a la impronta del hombre de la sonrisa amplia que dio su vida joven por la libertad conquistada. Ellos, nacidos en el arrullo vibrante de la libertad, son el porvenir y lo anuncian desde el hacer cotidiano, constantes y sin exagerar lisonjas.