Las Tunas.- Maravilla, sí; así debiera llamarse la mujer cubana. Horcón de resistencia, creatividad y fuente permanente de amor. Con su incesante hacer, ellas han construido a la familia y a esta nación antillana.
De la luz que acompaña a cada cubana sabe Marilín Catalá Pupo; testigo y artífice de esa obra. Ha visto a sus congéneres multiplicar "panes y peces", cuidar de la salud de otros, trabajar incesantemente y superarse a la vez o poner sus conocimientos al servicio de otros pueblos. Lo ha visto aquí, allá o acullá.
"Tenemos un honor enorme; enorme porque en nuestra Cuba, nosotras, las mujeres, poseemos muchos derechos conquistados, algo que no ha sido así a nivel mundial", dice mientras su memoria registra los recuerdos de los hechos vividos durante la misión internacionalista en la República Bolivariana de Venezuela, donde palpó otras realidades.
"Allí estuve en el 2004 y todavía existían rezagos de la vida anterior y faltaba el protagonismo y el reconocimiento a la mujer. Cuando regresé, cinco años después, vi las transformaciones que la empoderaron como han empoderado aquí a las cubanas".
Como mujer, como líder en su comunidad y como trabajadora del Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) ha comprobado cómo y cuánto las revoluciones cambian la vida de las féminas. Por eso, recuerda siempre a su madre Confesora Pupo Zaldívar, a su decir, "una mujer pobre, campesina y de piel negra, que vivió los maltratos antes del triunfo del Primero de Enero y que me contó los horrores que experimentó en su infancia y cómo fue víctima del analfabetismo".
Durante los últimos cinco años, Marilín ha presidido el Bloque 27 de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) en la comunidad Primero de Mayo, en el municipio de Las Tunas. Desde ese espacio, que comparte con otras compañeras, ha hecho frente a los avatares diarios contra la Covid-19, porque en los tiempos actuales toda muestra de solidaridad cuenta, la del que acerca el pan o un medicamento hasta la vivienda de un anciano o aislado, o la de quien comparte un "buchito" de café, porque eso es también parte de nuestra humanidad. Con esa certeza, recalca: "La mujer tunera y las federadas estamos ahí".
Y no está ajena a tanto que falta por lograr, a los rezagos arrastrados por décadas, a la inmovilidad que a veces se apodera del barrio y sus hacedoras, a la necesidad de empujar y aprovechar mejor una organización vanguardista como la FMC y a la seguridad de que los más "importante es la labor social".
"Las conquistas que hoy tenemos no valen sino las defendemos y las tenemos que defender con mujeres que estén al frente para preservar nuestros derechos como tal; derechos como trabajadora, amas de casa, madres o decisoras de no serlo…, derechos para la diversidad de nuestras integrantes y en todos los ámbitos de la sociedad".