matanzas 2023 0009

Las Tunas.- Hablemos de política. Dicho así, con crudeza, quizás haga que usted, estimado lector, no pase del primer centenar de palabras de este texto. "Ahí va con el panfleto de siempre", dirá antes de ocuparse de cuestiones que considere más importantes o hasta entretenidas. Da igual si es la telenovela recién comenzada o el trap más "caliente" del momento. Sin embargo, incluso cuando pretenda no pensar en la "política", está asumiendo una postura y no precisamente "apolítica".

Justo por ahí comienzan a torcerse los conceptos porque el pretendido "apoliticismo" no existe. O no, al menos, como la supuesta neutralidad que solo cabe en los discursos que son exactamente lo contrario. La política es, dicho en términos llanos, la expresión de las ideas, prejuicios, filias, fobias, aficiones; es lo que traza el curso de las acciones futuras.

Por eso, antes de la ley viene la política marcando las pautas de lo considerado correcto o no. Expresa lo que estimamos como natural y que se ha ido construyendo en la medida que encontramos nuestro lugar en la sociedad o, en el mejor de los casos, interpretamos los procesos culturales que nos definen como seres sociales.

Aun queriendo alejarnos de ella, en realidad apenas nos distanciamos de un lado, pero irremediablemente estaremos acercándonos a otro. El concepto de "apolítico" podría aceptarse, tal vez, como la no anteposición de esas concepciones a la hora de relacionarnos con quienes nos rodean; mas, nunca, considero, como la no existencia de preceptos mediante los cuales dilucidamos la sociedad en la que vivimos.

Serán políticas las normas establecidas sobre el orden institucional de cualquier parte, pero los son, asimismo, las decisiones tomadas en la economía y la cultura. Hay política cuando un canal de Televisión europeo, para mencionar que más 30 mil personas han muerto en Gaza después del 6 de octubre del 2023, dice que la cifra es aportada por el Ministerio de Salud y acota, "controlado por Hamas"; la hay cuando un guionista escoge una bandera cubana y las figuras de Fidel Castro y el Che Guevara para ambientar la habitación de un personaje telenovelesco ligado a la lucha contra una dictadura militar.

Late muchísima política cuando entonamos las notas del Himno Nacional previo a cierto encuentro deportivo; o cuando los organizadores de otro torneo beisbolero reservan un día al año para rendir homenaje a sus veteranos de las guerras, pasando por alto que la mayoría de las acciones bélicas en las que aquellos participaron llevaron la miseria y la destrucción.

Es absolutamente político si alguien, para referirse a las autoridades de un país, lo hace con el calificativo de "régimen". Constituye el resultado de decisiones políticas que hoy un joven pueda recitar la alineación completa del Real Madrid o el Barcelona y no pueda hacer lo mismo con la selección también de fútbol, pero de su propia provincia. Y es que la mejor política se hace justo cuando creemos que nos están hablando de otra cosa.  

Aflora a raudales en aquel dirigente partidista que vieron una vez sumido en el gentío sudoroso y compacto, que deliraba al ritmo de los tambores y las cornetas chinas; o en el que, cuentan, detuvo su auto, se desvió de su ruta y llevó a una mujer con dolores de parto al hospital más cercano. Y habla muy fuerte si un profesor de Filosofía o Historia afirma ante sus estudiantes ser "apolítico".

Lo es, asimismo, la actitud de un artista que entona en su canción que "la política no cabe en la azucarera" y del que escoge otros temas. Similar carácter tiene recibir de regreso a los trabajadores de Salud que abandonaron su puesto de colaboradores en el extranjero y no hacer lo mismo con los atletas que dieron pasos análogos en competiciones más allá de fronteras. La cuestión aquí no es juzgar la pertinencia o no de lo hecho, sino de aceptar sin ambages el carácter de esas decisiones. 

Es política la determinación de "irse", pero también la de "quedarse" y comprenderlo no puede volverse un problema. Lo sería si quienes se van luego pretenden dar lecciones de democracia pasando por encima el respeto que arde en la pobreza material de los que se quedan; o si los que se quedan enarbolaran su actitud como la razón inmediata para el conflicto y la enemistad.

Alguien dijo en una canción que "las nubes no se irán, se quedan dentro". La política tampoco desaparecerá de los procesos sociales por mandato divino. Aunque eso no signifique, per se, que todo deba ser analizado desde el prisma politizado que suele conducir a los absolutismos casi siempre hermanados con los extremismos.

Hay que hablar de política, puede que no todo el tiempo, pero, sí, en el propósito de comprender la raíz de los procesos. Son los enemigos de la Revolución, en uno u otro extremo, los que no quieren que pensemos en eso; quieren que les dejemos el camino libre para que ellos la piensen por nosotros. Por eso, no podemos temerle a "hablar de política", porque si no alguien lo hará por nosotros y quizás, entonces, ya sea demasiado tarde.

Escribir un comentario

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Código de seguridad
Refescar