eeuu bloqueo

Las Tunas.- ¿Quiénes están interesados en fomentar el caos y la violencia en nuestra sociedad? La respuesta es clara: el Gobierno de los Estados Unidos de América y su actual presidente Trump.

Bajo la puesta en vigor del Título III de la Ley Helms-Burton hay un recrudecimiento del bloqueo, como parte de la guerra no convencional que se sigue contra nuestro país, hace más de seis décadas.

Bajo el precepto de esa guerra no declarada, pretenden lograr “que la víctima (los cubanos) no solo se quejen, sino que terminen culpándose a ellos mismos, de las carencias y las necesidades que sufren y aplaudiendo a sus victimarios (el Gobierno yanqui)”.

Como resultante del bloqueo se afectan el consumo y las relaciones financieras, se crean estados de ansiedad constantes y los medios enemigos intentan, con mentiras y noticias fabricadas, refundir el odio y el rencor para convertir a las personas en bombas de tiempo.

Así opera la ideología imperialista, bajo el falso manto de la democracia. Buscan “preparar el terreno” para que las personas ante la avalancha informativa, de hechos intencionados por su política genocida e injerencista, caigan en un estado regresivo, que les limite la posibilidad de pensar racionalmente y de proteger sus legítimos intereses (independencia, soberanía, libertad, valores, identidad, sistema político...).

En tales circunstancias, de acuerdo con los códigos de la CIA, muchas personas pueden ser manipuladas en función de los intereses del imperio. Ahí están los ejemplos más recientes de Brasil, Ecuador, Bolivia y Chile y antes en Yugoslavia, Iraq, por citar algunos ejemplos.

El objetivo de esa política hostil (bloqueo) de afectar el combustible, la producción de gas, las persecuciones a los inversores extranjeros, tiene como fin paralizar el país y dañar, el día a día, de la familia cubana para que cedamos en principios y en soberanía.

Los supuestos “salvadores” solo el año pasado aplicaron más de 87 medidas a la economía nacional y por ese concepto Cuba dejó de recibir alrededor de 12 millones de dólares diarios que evidentemente afectaron el normal desempeño de la nación.

Podemos los cubanos dignos, los de vergüenza revolucionaria (por suerte la mayoría) asumir como “salvadores y demócratas” a quienes hacen hasta lo imposible por asfixiarnos y llevarnos al cadalso, por el hecho de defender esta Revolución, tan cubanísima como las palmas, como subrayó Camilo Cienfuegos.

Jamás vamos a cederles a los yanquis ni un tantito así, como dijo el Che. Podemos convivir de manera civilizada, a pesar de las profundas diferencias, bajo el respeto y la igualdad de condiciones. El actual diferendo no lo creó Cuba socialista, lo condicionó el Gobierno norteamericano desde el mismo triunfo del enero de la victoria.

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