Las Tunas.- "Recuerdo que estaba en casa terminando de preparar la comida; la luz comenzó a disminuir de a poco hasta que se apagó. Salí y los vecinos decían de un lado a otro que había sido general; hasta ese instante era imposible saber a ciencia cierta qué ocurría porque la telefonía móvil no funcionaba.
"Partiendo de las experiencias anteriores deduje que sí, se había 'caído' el Sistema Electroenergético Nacional (SEN)".
Fue la vivencia de un colega, quien conversaba con esta reportera en la tarde del sábado 15 de marzo, luego de que los héroes anónimos del Despacho Provincial de Carga de la Empresa Eléctrica Las Tunas hicieran todas las maniobras para devolvernos un poco de luz.
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A partir de la desconexión del Sistema Electroenergético Nacional (SEN) en la noche del viernes 14 de marzo a las 8:10 pm, se activó a todo el personal preparado para trabajar en estas condiciones, aseguró a la prensa local Carlos Rafael Arias Sobrino, director general de la Empresa Eléctrica Las Tunas.
“Rápidamente creamos un microsistema en la provincia, teniendo en cuenta que ya existen procederes que dominamos a partir de eventos anteriores, revisando la disponibilidad técnica de cada uno de los emplazamientos de generación distribuida y la reserva de combustible.
“A partir de ahí logramos servir una cantidad de megawatts (MW) que permitió darles vitalidad a los circuitos por los cuales debemos evacuar la energía, y a otros servicios primordiales, como los hospitales y las zonas de abasto de agua. Así llegamos a un 39 por ciento de los clientes.
“Progresivamente pudimos, sobre las 2:00 de la madrugada, abarcar a cerca del 60 por ciento, con el microsistema en la generación distribuida que tenemos en el territorio.
“Ya en la mañana del sábado 15 de marzo, con el acercamiento del mediodía y el aumento de la carga, la disponibilidad no alcanzó para asumir toda la demanda de los diferentes circuitos”, continúa Arias Sobrino.
Esto se debe, explica, a que hay circuitos que no son grandes consumidores, pero al estar tantas horas sin electricidad, los clientes conectan todos sus equipos y el consumo aumenta. “Por eso, se les desconectó 15 o 20 minutos después de tener corriente hasta el horario de la madrugada”.
DEL DICHO AL HECHO
El 2024, con las varias caídas del SEN, fue un año de entrenamiento para quienes laboran en el Despacho Provincial de Carga. El mes de octubre, especialmente, sirvió de escuela y puesta en práctica de algunos de los conocimientos adquiridos en los manuales.
Ya los despachadores saben cómo maniobrar, teniendo en cuenta que cada desconexión es diferente porque las condiciones varían, lo que los lleva a tomar medidas que no figuran, necesariamente, dentro de lo establecido.
“En ocasiones no está disponible el mismo número de grupos electrógenos. Ahora ese aspecto fue satisfactorio, porque teníamos mayor disponibilidad, lo que permitió que a las 10:50 de la noche del viernes estuviéramos prestando servicio con nuestras islas”, señaló Yordis Vega Espinosa, director del Despacho.
“En ese momento ya habíamos logrado separarnos del SEN para posteriormente llegar a la termoeléctrica Antonio Guiteras. Todo eso estuvo en dependencia del combustible existente en los emplazamientos”.
Una de las preocupaciones más sentidas en este escenario es llegar a los municipios Jobabo, Colombia y Amancio, los cuales, por cuestiones infraestructurales, siempre demoran más tiempo en contar con electricidad.
“Al sur es más complicado llegar porque no disponemos de la infraestructura precisa. Ellos están alejados de la generación nuestra, que va del centro al norte; por tanto, la calidad del servicio que llega no es la necesaria para usar determinados equipos. No sucede de igual manera con los territorios del norte y centro, que poseen una planta generadora que nos ayuda a mantenerlos conectados”.
DE RETOS Y EXPERIENCIAS... LOGROS
Un poco más de dos años tiene Didier Téllez Montenegro dentro de la Empresa Eléctrica, allí se desenvuelve como despachador. Didi, como le dicen sus compañeros, es uno de los rostros detrás de las computadoras que nos devuelven la calma cuando sucesos como estos oscurecen al país.
Él explica que la caída del sistema los hace “jugar” con varios factores: crear los microsistemas, calentar, abrir y cerrar, pensar, contestar llamadas, brindar información, todo eso en un espacio de tiempo que para muchos parece eterno; pero para ellos es muy poco, en el que, incluso, tienen en sus manos la vida de otras personas.
“En ese instante necesitamos contemplar aspectos como la disponibilidad de los emplazamientos, las diferentes cargas de los circuitos a la hora de dar servicio...Debemos poner todos los sentidos en lo que hacemos”.
Para Pablo Rocío Prado, jefe de Operaciones, el reto mayúsculo está en levantar el sistema y dar electricidad a los clientes. “Cumplir estas dos tareas al unísono es agotador porque debemos calentar las líneas de 110 hasta Holguín, poner condiciones de voltaje y frecuencia para cuando entre el sistema...”.
Pueden exponer, describir la faena sin mucho esfuerzo, cada minuto vivido; tienen la preparación psicológica necesaria para lidiar con la situación.
“La diferencia entre el trabajo en isla y en la red nacional es muy grande, porque en el primer caso los parámetros de voltajes, frecuencias, reservas rodantes que tienen las máquinas son tuyos y debes estar todo el tiempo al pendiente”.
Con los manuales elaborados y la experiencia de años previos para muchos tuneros sería fácil asumir que esto es quitar y poner, sin tantos ceremoniales. Pero la realidad es otra; los del Despacho se ven, siempre, ante la primera misión: elaborar una hoja de ruta para saber cómo actuarán.
“Es difícil establecer un protocolo para hacer una isla. Eso se debe a que todas las provincias no poseen las mismas condiciones. Es ahí cuando debes trabajar con lo que tengas a mano. A veces podemos llegar a Nuevitas (Camagüey), otras a Felton (Holguín); a veces se logra en pocas horas, otras nos demoramos más”.
En el “capítulo” recién vivido los animó una singular satisfacción, según puntualiza Vega Espinosa: “Tuvimos 1,5 MW sirviéndonos de los parques fotovoltaicos de Manatí 1 y 2. Los sincronizamos con la isla, algo que no se había hecho anteriormente, y gracias al clima pudimos alimentar a ese municipio.
“Esto nos ayuda; de los 29 MW con que contábamos para ese entonces, pudimos subir a 30,5. Para lograrlo todo depende del clima y las plantas que tengamos en la generación de la batería diésel, líder en este proceso.
“Ya sabemos cómo maniobrar, al igual que los parámetros cuando llegue la energía a 'Guiteras', valores que debemos recibir y los que hacen que podamos mantener las islas y levantar el SEN”. Dice y queda claro que no han sido pocas las lecciones.
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La gripe y las fiebres los acompañaron en estos días extenuantes; pero es mayor su compromiso. Algunos de sus propios compañeros en la empresa los consideran valientes. Los números rojos y la tensión no se pueden pasar por alto aun cuando hay que conservar la calma, porque todos esperan que les llegue la luz. Ya lo hemos visto, con el arrojo también se puede generar una “isla”.
