Las Tunas.- Desde el pasado 6 de marzo, permanece cerrado por higiene el local destartalado de la calle Julián Santana, entre Lico Cruz y Lucas Ortiz, en el que radica la sede del Duplicado del Registro Civil de Las Tunas.
El periódico 26 había visitado el lugar en mayo del 2023 y ahora, cuando la noticia del cierre llegó hasta nosotros y decidimos volver a contar su historia, encontramos al caserón mucho más destruido que antes.
Nos recibe nuevamente Maritzabel Concepción Guerra, registradora principal. Por ella supimos que apenas se mantienen allí dos trabajadoras. “Falta otra registradora, pero qué va, nadie quiere venir para acá. Y es que, en estas condiciones, cualquiera entiende la negativa”.
Su voz entrelaza rabia, tristeza y desaliento. Desde hace siete años ese es su centro de trabajo; de ahí que, ese día, cuando vio llegar al inspector de Salud Municipal, supo que la cosa no pintaba bonito.
En varias ocasiones él había estado por allí, poniendo multas, sugiriendo arreglos, esperando fechas..., y ya hacía como dos años que no iba. Quizás él pensó que “la cosa” andaría mejor tras los meses vencidos y por eso se puso tan bravo cuando llegó al sitio y vio peores sus paredes raídas, su baño indigente mientras notaba el polvillo agrio que te hace sentir quemazón en la garganta, aunque no padezcas de alergias.
Sin medias tintas, cerró el local. Solo pudieron trabajar aquella jornada hasta mediodía y, desde entonces, permanecen así, con muchas solicitudes pendientes, quejas de la población constantes en distintas instancias y la rabia de ver que “el cuartico sigue igualito”, sin que nadie parezca ser doliente de los papeles que allí reposan.
Porque hay recintos que encierran, entre sus pliegos amarillos, la historia misma de la gente y sus lugares. No se trata solo del romanticismo que eso entraña o el hálito de otro tiempo que tanto llega a despertar curiosidad, melancolía y hasta morbo; los asuntos de papeles son tangibles y, ante muchos trámites de la vida, absolutamente definitorios.
Maritzabel lo sabe, por eso las palabras se le enredan en la boca, como queriendo salir todas juntas, cuando le preguntamos qué significa que ese espacio esté cerrado por más de un mes. Nos habló con la voz, con los ojos, con las manos, y hasta -al menos así lo sentimos- con el corazón roto.
“Imagínese usted, esto provoca la paralización total de los servicios del Registro Civil en Las Tunas y una afectación considerable a los del resto del país. Aquí están los datos registrales originales de todos los municipios de la provincia. Se encuentran los nacimientos, matrimonios, defunciones y algunos registros de ciudadanía de españoles, fundamentalmente de quienes entraron a Cuba por Carúpano, Jobabo, Cascarero y otros puntos de esta zona.
“Brindamos servicios de búsqueda y recibimos solicitudes de toda la Isla para subsanar errores, dar documentos a personas que tienen sus antepasados aquí y necesitan hacer trámites; montamos en sistemas la información y complementamos el trabajo del Registro Civil”.
Son ellas mismas las auxiliares de limpieza y compran los implementos para hacerlo; están conscientes de que desde hace demasiado tiempo Labiofam no se arrima por allá a hacer fumigaciones a los libros. Y, cuando recorres el inmueble, te piden que estés muy pendiente y mires arriba; “ya una vez se cayó un pedazo de techo en una esquina”, y hasta te muestran el perímetro exacto y los restos del suceso, que todavía están ahí.
¿DOLOR DE NADIE?
El Duplicado pertenece a la Dirección Provincial de Justicia. Así nos lo explicó, con suma serenidad, la joven máster en Ciencias de la Comunicación María Alina Carralero, responsable del área de Organización y Control de la citada instancia jurídica.
Nos estuvo acompañando todo el recorrido y, también supimos, está entre quienes se suman a los trabajos de limpieza en el Duplicado; y confiesa un dolor, personal incluso, por tanto descalabro.
“Hace una década que trabajo en Justicia y te puedo asegurar que hemos hecho todo para solucionar esto, pero escapa de nuestras posibilidades.
“Llevamos años pidiendo ayuda al Gobierno, en los diferentes mandatos, y a otros organismos, y las soluciones no aparecen, aun cuando reconocen la importancia de lo que sucede y hasta a veces han realizado el compromiso de colaborar.
“Estos temas son recurrentes en los consejos de dirección, están en el Plan de la Economía; el ministro de Justicia conoce de la situación y ha pedido apoyo, pero nada.
“Con mucha tristeza te digo que tenemos a dos trabajadoras que se han jubilado por problemas de salud adquiridos en este centro, porque los ácaros, el polvo y las condiciones laborales son terribles”.
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Caminamos por entre los anaqueles raídos, ojeamos pliegos de la época en que la Alcaldía de Victoria de las Tunas estaba activa, y sentimos una punzada de tristeza ante los restos del bagazo de los tablones sobre los libros, y vimos a otros, sujetos por entre tablas y alambres.
También preocupa que la ciudad sigue creciendo, sus papeles con ella, y no hay espacio en el caserón para ubicar a muchos documentos más. Pero eso es apenas un detalle ante la debacle, el olvido evidente de un lugar en el que pervivimos todos; incluso la historia personal de quienes, por no atenderlo a fondo, llevan una década mirando hacia otro lado.