Las Tunas.- En estos días de “encierro” a David mucho le cuesta contener la necesidad de fumar. No puede escapar en las tardes con los compinches del barrio para compartir el humo. Dentro de las cuatro paredes del hogar la aventura se le dificulta y no quiere que su madre sepa de aquellos "jueguitos".
Intenta romper la ansiedad en los grupos de WhatsApp, y seduce a las muchachitas por Messenger porque “ahora no te ven la cara y es más fácil bajarles muela”. Aun así no le resulta fácil desprenderse del cigarro.
La otra noche se coló en el baño y casi lo descubren. “Valga que en ese momento tocaron a la puerta y mi mamá se distrajo. ¡Qué susto! Rápido mastiqué papel y le tiré hasta perfume a la cortina para matar el olor”, cuenta el muchacho de 17 años.
Quiere que todo acabe para salir de casa y regresar a las andanzas. Mientras tanto, opta por las escapaditas y tienta a la “suerte”. No comprende que el regaño de la familia es lo de menos; y que, definitivamente, está condenando su vida.
David -como otros tantos jóvenes- se siente más hombre y las oportunidades con las chicas se le pintan de colores. No es cosa de él ni de su generación, es un mal heredado a través del tiempo; de hecho, la mayoría de los fumadores se inician en las etapas tempranas. Las industrias dedicadas a la producción y comercialización del producto también usan tácticas efectivas para “engancharlos”.
No resulta sencillo acabar con el problema, pero mucho se puede hacer al respecto. En el Día Mundial sin Tabaco 2020, la Organización Mundial de la Salud ha lanzado “una campaña de lucha contra la mercadotecnia sistemática, agresiva y sostenida por esas industrias”. De igual manera hace un llamado a los jóvenes a sumarse a la lucha por convertirse en una generación libre de tabaco.
RAZONES PARA NO FUMAR
Cada año, más de ocho millones de personas se convierten en víctimas mortales del tabaco. Además de representar un riesgo para la aparición de varios tipos de tumores, provoca afecciones respiratorias, cardiovasculares, el envejecimiento prematuro y muchas otras.
“Fumar es caro y se paga con el aspecto y la salud. Algunas consecuencias son: mal aliento, dientes amarillos, arrugas, pulmones poco saludables y un sistema inmunológico deficiente”, expone la Organización Panamericana de la Salud.
No existe ninguna parte de nuestro cuerpo que quede libre de los perjuicios que ocasiona el cigarro. Su consumo constituye la principal causa de enfermedad y mortalidad evitable en el planeta.
Quienes tienen contacto involuntario con ese humo, los llamados fumadores pasivos, también reciben los efectos nocivos. Estudios refieren que permanece en la ropa, muebles, mesas, alfombras por un largo período, dañando principalmente a la población infantil.
El tabaquismo es una adicción y por tanto una patología susceptible a ser tratada. El humo del tabaco contiene más de cuatro mil componentes, entre estos, la nicotina que es causante de la fuerte dependencia fisiológica. También se asocia a otras consecuencias adictivas relacionadas con el comportamiento del individuo y factores de tipo social.
Los especialistas refieren que cada 10 jóvenes que prueban el cigarrillo, al menos siete se quedan “enganchados”, por el alto poder adictivo de la nicotina. Después de un tiempo, la persona necesita incrementar el consumo para lograr los efectos deseados, y es lo que se llama tolerancia a esta droga.
La línea confidencial antidrogas 103, anónima y gratuita, brinda a todo el país un servicio de orientación. En esta provincia están disponibles las consultas de Cesación Tabáquica en todas las áreas de Salud que ofrece un grupo multidisciplinario, integrado por un psicólogo, un especialista en Medicina General Integral, otro en Medicina Natural y Tradicional y un educador para la salud, entre otros.
El personal del Departamento Provincial de Educación y Promoción de la Salud desarrolla actividades en las comunidades, escuelas y otros espacios para llevar el mensaje de prevención.
EN TIEMPOS DE COVID-19
Quizás nunca antes fue mejor idea dejar de consumir el tabaco. Según la OMS es probable que “los fumadores sean más vulnerables, pues el acto de fumar supone arrimar los dedos a los labios, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca”.
Se conoce que el cigarro implica mayor riesgo de sufrir infecciones respiratorias y aumentar su gravedad. Deteriora “la función pulmonar, lo que dificulta que el cuerpo luche contra los coronavirus y otras afecciones respiratorias. Los datos de investigación disponibles hasta la fecha parecen indicar que los fumadores tienen un riesgo superior de desarrollar síntomas graves y de fallecer a causa de la Covid-19”, manifiesta la OMS.
Depende de la voluntad individual y claro, de querer liberarse de esa atadura. Ojalá David y tantos otros jóvenes entendieran que es hoy y no mañana, que por el primero empiezan todos y que nunca se sabe cuándo será el último. Ojalá se percaten, a tiempo, que un cigarrillo puede destruirles los sueños y que ellos tienen el poder de cambiar el rumbo de la historia.