Las Tunas.- Solo quienes ejercen con profundo amor y ética su profesión saben cuán difícil es decirles a las familias que hay que aplicar un medicamento o proceder alternativo, o demorar el tratamiento en espera del adecuado, ese es uno de los entuertos que provoca el bloqueo de los Estados Unidos a los servicios pediátricos de Las Tunas.
Es este el sentir de varios profesionales de Salud, quienes reflejaron en entrevistas a la Agencia Cubana de Noticias que más allá de informes que contabilizan los estragos de esta política hostil impuesta a Cuba hace más de seis décadas, es el hospital pediátrico Mártires de Las Tunas uno de esos sitios sensiblemente afectados, donde además, se vive un bregar cotidiano e histórico en aras de salvaguardar la vida de cientos de infantes de esta provincia del oriente cubano.
Para el especialista de Segundo Grado, pediatra nefrólogo, Juan Rafael Pino de los Reyes, hablar de las limitaciones que provoca el bloqueo en las salas de hemodiálisis, por ejemplo, es hacer un recuento general de todo lo que demanda un servicio muy costoso y con alto uso de material gastable como lo es este.
En estos momentos, en nuestro centro hay dos niños que necesitan un tipo de dializador con una medida más apropiada para sus edades, y aunque el proceder médico no corre riesgos al realizarlo con uno mayor, sabemos que el indicado pudiera hacer más llevadero y rápido el proceso, afirmó Pino de los Reyes a la ACN.
Hemos recurrido a la recuperación de estos dializadores y de otros insumos, además de que nos faltan catéteres de hemodiálisis y diálisis peritoneal, agujas, y medicamentos básicos como la prednisona o los aportes vitamínicos, todo con la particularidad de que en las edades pediátricas se necesitan implementos mucho más amigables con los cuerpos y organismos, de los más sensibles pacientes, subrayó.
Yicenia Díaz Cabrera, joven especialista de Primer Grado en Hematología, cuenta que en su servicio es limitado el acceso a los medicamentos, a muchos anticuerpos monoclonales básicos para el diagnóstico de tumores cerebrales, u otros específicos para infantes que padecen coagulopatías y requieren de preparados como el Factor 8.
La Oncohematología -agregó-, además de la sapiencia de sus facultativos para acertar en los diagnósticos, requiere de importantes insumos, sobre todo, en las quimioterapias para el tratamiento de las leucemias linfoblásticas, más frecuente en los niños, así como el empleo de modernos equipos como el citómetro de flujo, que en estos momentos solo existe en el Instituto de Hematología e Inmunología, en la capital del país.
Mientras Santa Gutiérrez y Miguel Cano son, desde la Anestesiología, la garantía efectiva para que los procederes más complicados, de cualquier especialidad, lleguen con éxito a su fin, razón por la que conocen muy bien las limitaciones que provoca a la medicina cubana la imposición de este cerco que más que económico, comercial y financiero, es inhumano.
Las propias máquinas de anestesia que son importadas y no existen piezas de repuesto, porque a Cuba no puede acceder a ellas si dicen Made in USA; los tubos endotraqueales, relajantes musculares, insumos apropiados para cirugías neonatales, medicamentos y hasta la propia infraestructura de los salones, están en la larga lista de afectaciones, coincidieron ambos expertos.
En la sala de Miscelánea B, su jefa, la licenciada Yanelys Utra Peña, de lo primero que habla es de la sensibilidad que implica trabajar con pacientes pediátricos, de ahí la complejidad de carecer de materiales gastables como guantes, jeringuillas, esparadrapos, más las dificultades estructurales que interfieren en la óptima estadía, muchas veces prolongada, de niños con enfermedades renales.
Pero rendirse no es una opción y a las evidentes afectaciones se sobrepone el espíritu de resistencia de un pueblo que se manifiesta también en su Sistema de Salud. Con cada tratamiento o proceder que concluye con éxito, con el desvelo de cada uno de estos profesionales, con las sonrisas de las familias agradecidas y con amor, la Pediatría tunera esquiva el bloqueo.