Las Tunas.- Juan Carlos García Guridi se desenvuelve en muchos espacios literarios, en uno lee sus poemas, en otro improvisa, y también presenta libros de poesía porque es un escritor acucioso e investigador de la poesía en Cuba.
Lo conocí en Bejucal, allí se desempeña como presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), de Mayabeque. Con él viajé hasta los lugares del sur de occidente que permitieron los pocos días. Pero sobre todo viajé al centro de su obra, al alma de la poesía. Luego lo vi en varios escenarios de la Feria del Libro de Las Tunas y en todos brilló.
Guridi se dice de formación autodidacta, pero no veo el punto de aprender más. Desde sus inicios como bibliotecario y repentista, en Surgidero de Batabanó, ya venía ganando público; luego, la curiosidad y constancia lo emplazan como un investigador con más de 15 obras publicadas. El prestigio como intelectual lo precede donde se hable de letras cubanas.
El intelectual abre ante nuestros ojos la bondad de la poesía, la métrica, los estilos, devela poetas y obras pasadas. Aflora la seguridad al definir un soneto, una décima, una cuarteta o un haiku.
Entre sus obras publicadas destacan: Décimas habaneras del siglo XX, 1999; La poesía popular en Cuba, 1999. En coautoría con la doctora María Teresa Linares y Antonio Hens Porras, Country Club, del 2001 Salvar la décima: El encabalgamiento, 2003; Norias, 2007; El sitio donde aún, 2009; Fe de mí, 2013; Entre el lápiz y la horma; Órbita de Francisco Riverón Hernández, 2014, y Poetas de ayer y siempre, del 2019.
Además, Guridi se adentra en todos los recovecos del arte y de los tantos municipios que componen ese joven y experimental territorio que es Mayabeque. Promueve e interioriza la obra de pintores, escultores, teatristas, músicos... Y creo que la clave para este entendimiento es la poesía, ese hilo plateado que une todas las artes. Quiero saber más sobre su creación poética e investigativa, no dudé en preguntarle:
-¿La poesía llegó a ti por la escritura o el repentismo?
Por ambos caminos, pero de manera accidental. Mi maestra de segundo grado, Isabel Pérez, me regaló Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, siendo apenas un niño, lo cual me marco para siempre; a lo cual hay que añadir que todos los domingos entraba a mi casa Palmas y cañas, con Justo Vega y Adolfo Alfonso. Mucho le debo también a mi amigo Gabriel Xenes, quien fuera mi profesor de Español- Literatura en séptimo grado, y al -ya fallecido- Juan Jesús Cisneros, profesor de Caligrafía y Literatura en la escuela pedagógica Salvador Allende.
No obstante haberme hecho amigo de Adolfo, siempre sentí predilección por Justo. Ya veinteañero realicé mis primeras grabaciones en programas de Radio Ariguanabo, no siendo hasta años más tarde que participé en programas de Radio Cadena Habana y Radio Güines. Claro, también soy un producto de los talleres literarios -muy activos en los 80' y 90' del pasado siglo-, además de las canturías y serenatas de mi zona.
-Y hablando de Palmas y cañas, ¿qué opinión te merece el programa en la actualidad?
Mucho más que ser el programa más antiguo de la Televisión cubana, es todo un clásico. Mencionar el nombre de figuras que lo han prestigiado sería lo de nunca acabar, además de correr el riesgo de las siempre -o casi siempre- involuntarias omisiones. La pregunta es interesante. En mi opinión el programa necesita renovarse, a veces parece más una asamblea de balance que un guateque, y se trata de un guateque, de una fiesta, de un espectáculo artístico... En él he visto de todo, desde presentaciones de altísimo nivel hasta lo peor, incluso agrupaciones y artistas que nada tienen que ver con el perfil del mismo. Claro que en los últimos tiempos se han transmitido programas de mucha calidad, en cambios otros muy irregulares o muy malos.
Considero que -en sentido general- no representa la verdadera salud de la tradición campesina, faltan rostros. Es sabido que la situación del transporte y el combustible limitan, no obstante, se pueden explotar más el ingenio y la tecnología. Pueden utilizarse imágenes de archivo y desde sus respectivos telecentros las provincias pudieran enviar sus producciones y luego editarse, a fin de cuentas, no se trata de un espacio en vivo. Los diferentes territorios cuentan con un potencial enorme, no siempre bien visibilizado. Se trata de un programa de larga data y una enorme teleaudiencia, pienso que cedemos terreno porque nos acomodamos y no somos capaces de aprovechar todo el talento y las herramientas que tenemos a nuestro alcance.
-Muchos poetas pueden haber dejado influencia en ti, pero, ¿cuándo conociste la obra de Francisco Riverón Hernández y cómo ha marcado tu estilo?
Además de Justo Vega, quien por su carisma y su décima impecable y sencilla logró que me acercara a la estrofa, en mí fue determinante la cercanía y calidad de Orlando Parra Sosa (Parrita) y Francisco Pereira Núñez (Chanchito). Francisco Riverón Hernández llegó más tarde, a través de la lectura y la memoria. Llegó a mí a través de Parrita, que me habló de él y me recitó décimas suyas, luego Chanchito, Jaime Salgado (Tito), Avelino Martínez y Luis Izquierdo, los tres últimos de Quivicán, quienes lo conocieron, se encargaron de darme a conocer su obra.
En la obra de Riverón aprecio que se trata de un poeta de grandes emociones donde lo sensorial es predominante, si bien se trata de una obra marcada por lo espontáneo y algunos vicios y reiteraciones propios de la poesía popular, considero que ningún otro decimista lo supera en fecundidad y en aciertos líricos. Aunque publicó más de una decena de poemarios y una novela (esta última con carácter póstumo), José de los cubanos, Cosecha, Caimán sonoro, y La voz de los objetos, libros capitales.
-¿A qué concedes la importancia de estos títulos?
En sentido general, son conjunto de una modernidad incuestionable en los que además de giros verdaderamente sorprendentes, se abordan aspectos tecnológicos (sobre todo en La voz de los objetos), y hay un uso frecuente de neologismos. Vale señalar que en la década de 1970 la décima en Cuba padeció un estancamiento, fue víctima del mal llamado "tojosismo", y Riverón sin caer en la pedantería ni el panfleto fue el único decimista cubano (que de manera visible), se salvó de ello.
-Además de Francisco Riverón, ¿qué otros decimistas consideras incidieron de manera notable en el desarrollo de la décima en Cuba?
Existe un gran tridente conformado por Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí); Rafael Rubiera García (el Ñato) y Riverón, pero no pueden olvidarse al cienfueguero Hipérides Zerquera y al asturiano Alfonso Camín, también un "poeta cubano". Tampoco puede soslayarse a Adolfo Martí Fuentes, quien en 1971 puso la piedra de toque en un momento en el que la décima lo necesitaba.
-Como investigador has desempolvado muchos decimistas olvidados, de alguna manera Las Tunas es recurrente por algunos nombres y por ser motivo de canto, ¿qué te amerita la décima en Las Tunas?
El solo hecho de contar con Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé) los privilegia y distingue. Si a ello le añades la presencia y la obra de Renael González Batista, pienso que es todo un lujo. Renael, fundamentalmente en su décima, condensó todo lo posible con una obra sostenida y desprejuiciada en la que no faltaron el tema campesino, lo cotidiano, el neorromanticismo, en fin, los temas más comunes con dignidad y maestría poética. Gilberto E. Rodríguez, el más importante poeta tunero del siglo XX, sin ser lo que se dice un decimista puro, con su sola incursión, honra a la estrofa.
-¿Qué impresión tienes sobre la décima más contemporánea?
Con el irrumpimiento de los premios 26 de Julio, particularmente en 1971, con Alrededor del Punto, de Adolfo Martí Fuentes, la décima escrita ganó en robustez, el discurso comenzó a desembocar más sistemáticamente en lo íntimo, lo existencial y fue más hacia la experimentación. Los premios Cucalambé y algunos libros salidos de los premios de la Ciudad en Santa Clara y Holguín, también aportaron lo suyo. Temas como la emigración, homosexualidad y una mayor visión crítica se hicieron cada vez más frecuentes, ya desde lo coloquial o desde distintos referentes cultistas, con la ironía y la sutileza como principales armas, la mayoría de las veces bajo el camuflaje del encabalgamiento y la deconstrucción prosaísta.
-¿Crees que los decimistas tuneros tienen voz propia en este género?
Un estudioso como Carlos Tamayo Rodríguez enaltece, e improvisadores como Dimitri Tamayo, Liliana Rodríguez o Guillermo Castillo, entre otros, representan una tabla de salvación en una tierra donde no abundan los grandes improvisadores, pero que paradójicamente organiza el "Justo Vega", uno de los concursos de repentismo más importantes y de larga vida en el país.
En el caso de la décima escrita, sobre todo a partir de los premios Cucalambé, serían varios los nombres que pudieran mencionarse, aunque no todos, por una u otra razón hayan ostentado el lauro. Renael González, Ramiro Duarte, Adalberto Hechavarría, Alberto Garrido, Carlos Esquivel, María Liliana Celorrio, Antonio Borrego, Domingo Mesa, Antonio Gutiérrez, Odalys Leyva, Ana Rosa Díaz Naranjo, Argel Fernández, Frank Castell, Miguel Mariano Piñeiro, Lucy Maestre o Freddy Laffita, entre otros que harían extensa la lista.
Con Guridi pudiera hacerse un libro de un tirón, va adentrándose en la palabra y la historia, llevándonos de la mano por caminos de poesías y descubriendo poetas. En las referencias sobre su vida y obra, resaltan sus diversos premios: Primer Premio en el Concurso Provincial de Poesía José María Martínez; Primer Premio en el Concurso Nacional José Ramón Martínez, 1994; Premio Décima en el Encuentro Provincial de Talleres Literarios, 1995; Tercer Premio en el Concurso Nacional de Glosas Viendo Mi Vida Pasar, 2002; Primer Premio en el Concurso Nacional de Crítica Artística y Literaria El Cucalambé, 2002; Segundo Premio en el Concurso Internacional Sonetos a Gilgamesh, 2003; Primer Premio en el Concurso Nacional de Ensayo Todo Décima, 2003; Premio Extraordinario en el Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso, 2012; Primer Premio en el Concurso Nacional de Décima Escrita Francisco Riverón Hernández, 2013; Primer Premio en el Concurso Nacional de Literatura Infantil Félix Pita Rodríguez, en el 2014 y Premio del Grupo Ala Décima, 2019.
Guridi se desenvuelve en un medio donde su manera de versar, improvisar e historiar son bien estimadas, sobre él me dice el escritor Jorge García Prieto: "Así como mismo hay infinitas definiciones de lo que nombramos poesía, también hay gran variedad de poetas en cuanto a la manera de abordarla, tanto en versos, como en acciones fuera de este. En el caso de Guridi, tal pareciera que escribe o improvisa como un corsario presto al abordaje. Desde su nave empuña el arma y salta hacia nosotros, ganándole a todo abismo. Antes sus versos no valen chalecos protectores, ni técnicas de huida, él conoce la dirección exacta del corazón humano. Como todo maestro de este oficio, sabe bien lo que hace, la magia de lo simple, y la valentía de la profundidad. Resulta difícil no verse reflejado en los temas a los cuales canta, porque esos temas son nuestro diario, el cuaderno de bitácoras que todos tenemos, y que muchos no nos atrevemos a desempolvar ante el auditorio. Su voz no es fruto de la inocencia. Estamos ante un lector e investigador voraz. Ha dedicado gran parte de su vida a sacar poetas de las sombras, y lo ha hecho con acierto.
La deuda con él es inmensa, y esto, la poesía sabe cómo "premiarlo".
Me deslumbra toda su poesía, debe ser que aprendí sobre el género desde su pluma. Les muestro Identidad, contiene los matices de su contagioso optimismo, agotado a veces por los avatares de la vida, pero que remontan vuelo una vez que la palabra se le aloja en el pecho.
Identidad
No ser Pessoa me asiste,
me hace múltiple, mi antónimo,
mi alter ego, mi heterónimo;
me hace alegre, me hace triste.
Que yo sea Pessoa consiste
en ser mi propio yo ajeno;
me hace malo, me hace bueno
y de ser lo que no soy
me vuelve hacia donde voy
en otra vida de estreno.
En mi identidad sobrada
soy el otro y soy el mismo;
Alto, quién va...?! Silogismo,
piedra sobre piedra, almohada.
Ir y volver de la nada
-carne en una piel vacía-
me devuelve la alegría
y antes de que el tiempo cierre
vive de que Dios se aferre
a una sombra que no es mía.
Ser Pessoa en mi ataúd
me nace de luna en luna;
primer llanto, casa/cuna,
hábito de juventud.
Qué suerte de esclavitud,
qué ir sin ir de loa en loa;
Duero que anclado a la proa
del Caribe es más que Duero
todas las muertes que muero
sin dejar de ser Pessoa.