Las Tunas.- Cuando transitamos las calles de nuestra ciudad, vemos la arquitectura acompañada por obras artísticas que le han nacido en el transcurso del tiempo. La fundación de la Enseñanza Artística, la propaganda gráfica y los encuentros de escultores han sido sabia nutricia para el crecimiento del arte en Las Tunas.
Las plazas, parques y fachadas muestran con vehemencia el patrimonio artístico de más de cinco décadas; sin embargo, en los espacios interiores de instituciones estatales podemos encontrar también la impronta de nuestros creadores, afianzando al Estado como el mayor coleccionista y garante en este territorio.
Lucha de los pueblos fue realizado en un panel de 10 metros de ancho por tres metros y medio de alto, en la sede de la Central de Trabajadores Cuba (CTC). Sus hacedores fueron Rogelio Ricardo Fuentes y Gustavo Polanco Hernández, junto al equipo integrado por Gustavo Polanco Montero, Mohamed Roselló Camejo y Rodney González Ávila. Ciertamente, las contiendas libertarias han sido tema frecuente en las artes visuales cubanas; difícilmente algún creador escapó de los embrujos de plasmarlas en lienzos, muros o llevarlas al volumen desde las diversas perspectivas.
Esta pieza deviene evocación a la joven nación conquistada y colonizada en el siglo XV, con diferentes pasajes y protagonistas anclados en la memoria colectiva como paradigmas de reclamos sociales. Es una especie de mapa cultural de la Isla desde la impronta de estos autores, por ejemplo, los símbolos frecuentes en el quehacer del escultor y pintor Rogelio Ricardo fueron dando organicidad y movimiento a la composición: palmas, flor mariposa, cañas y vegetación endógena, en general.
Por otro lado, encabeza el mural la conocida imagen de José Martí en pose de orador, custodiada por la legendaria carga al machete de las tropas mambisas, seguida de escenas en las que puede apreciarse la referencia a la estética de Marcelo Pogolotti, representante de la vanguardia artística cubana, en alusión al trabajo en la fábrica.
Los líderes Jesús Menéndez, Lázaro Peña y Amancio Rodríguez se erigen en medio del ambiente azucarero que rodea el central. Asimismo, la presencia de los campesinos a la manera del pintor cubano Raúl Martínez, alude a la voluntad de construir la nación desde la bondad que ofrece la tierra.
Cierra la obra la recreación de la icónica escena de los sucesos del Primero de Enero de 1959, con Fidel Castro al frente. Lucha de los pueblos sostiene la vigencia de una nación al fragor del nuevo milenio, esa que conquista sus logros con inteligencia y laboriosidad.
