Las Tunas.- Cuando se hable en Jobabo de mujer trabajadora y de entrega en función del bien común, hay que dedicar líneas al empuje y la sonrisa de Magdelaine Sosa Menencia.
Es graduada de Historia y llegó, allá por los años 90 del siglo pasado, al instituto politécnico agropecuario (IPA) Manifiesto de Montecristi para hacer su Servicio Social allí; tal vez sin plena certeza de cuánto ese despertar obrero le iba a cambiar la existencia.
En ese sitio es directora desde hace 15 años y se descubre en sus palabras, sin necesidad de rebuscar demasiado, la pasión constante por sus estudiantes y los desvelos desde sus mejores años de juventud para que la escuela sea siempre un sitio pleno, de saberes y descubrimientos.
Hasta allá llega, cada día, alrededor de las 7:00 am y muchas veces en las noches regresa hasta sus predios porque queda alguna actividad con los muchachos, y a eso no se puede faltar.
Dice que aprende de todo el mundo y que, si tuviera la posibilidad de elegir carrera otra vez, se habría decidido por la Agronomía; le encanta ver convertidos en jardines los sitios que antes estaban yermos y siente una libertad exquisita cuando siembra una semilla que, poco a poco, se abre a la vida.
Es mujer de las que siempre leen, lo que le caiga a la mano, estudia constantemente y destaca a la unidad de su colectivo de trabajo como la gran punta de lanza de todos los sueños posibles.
Este Primero de Mayo, cuando también se cumplen los 25 años del concepto de Revolución que legara Fidel, se descubre su obra, constante y determinada, en varias de sus líneas.
Y, como ella, mucha gente buena anda de afán en los campos de Cuba, haciendo del trabajo una premisa de vida y, del más intenso sudor obrero, la razón inexcusable de la vida.