Buenos Aires.- Argentina atraviesa hoy por el peor momento desde que entró la pandemia hace más de un año, con cifras que superan ya las 60 mil víctimas fatales y más de 25 mil casos nuevos por día.
Con más de dos millones 700 mil infectados desde el inicio de esta tragedia sanitaria mundial, la víspera lamentablemente el país rebasó las 60 mil muertes; en tanto la presión se siente en varios hospitales públicos y privados por la disponibilidad de camas y el temor a un colapso.
En busca de aminorar el impacto de la segunda ola, desde el lunes pasado rige en el Área Metropolitana de Buenos Aires, la más afectada, varias medidas que incluye una importante restricción de la circulación desde las ocho de la noche y hasta las seis de la mañana, pero las cifras siguen sin ceder.
Hasta la fecha, son cuatro mil 492 los internados en unidades de terapia intensiva, con un porcentaje de ocupación de camas de adultos de 65,5 por ciento en el país y del 75,4 en el Área Metropolitana.
Mientras el Ejecutivo refuerza los servicios sanitarios y llama a redoblar los cuidados, en la calle es palpable aún mucha circulación de personas; sobre todo en lugares comerciales como la barriada de Balvanera.
La ministra argentina de Salud, Carla Vizzotti, advirtió en una rueda de prensa ayer que el país atraviesa el peor momento y esta es hasta ahora la etapa de más riesgo al tiempo que defendió el Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU) impulsado por el Gobierno.
Lo más preocupante es que la edad promedio de los hoy internados ronda entre los 20 y los 53 años y, hace pocas horas, se conoció que 10 niños se encuentran ingresados en el hospital Ricardo Gutiérrez de esta capital, cifra que, según trabajadores de ese centro, es de gran preocupación.
La cantidad de infantes internados en ese hospital representa un aumento considerable con respecto a las últimas semanas, cuando no se superaban las cinco ingresos por casos de Covid-19.
Por otro lado, se conoció que la franja de cero a 19 años pasó de 80 casos en febrero a 450 el 15 de abril último, desde la semana de inicio de clases presenciales en esta capital, lo que arroja una multiplicación por cinco de los contagios de menores de edad y jóvenes.