Alexyane Ramírez Hockey FLas Tunas.- Tal vez sin el reconocimiento público que amerita, el hockey sobre césped resulta una fuente inagotable de talento e historias de vida vinculadas al deporte con la misma fuerza de un golpeo que termina en gol. En esa recompensa de pelear entre bastones y el desborde de emociones cuando la pelota entra en el arco rival, desanda Alexyane Ramírez Otero, una de las cuatro tuneras inmersas en la preselección nacional de la disciplina.

Desde temprana edad, Alexyane se nutrió de la pasión del deporte y el sacrificio individual para conquistar los objetivos colectivos. En las canchas del Balcón de Oriente moldeó habilidades, siempre bajo el compromiso de permanecer en la élite del país, sobre todo, de nunca flaquear ante la sempiterna rivalidad con Ciego de Ávila. Méritos hacen fe para una chica que aclama por las miradas cuando la bola está en juego.

“En los últimos cinco años he tenido la oportunidad de representar a Cuba, al participar en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador 2023, donde el equipo obtuvo la medalla de plata, y también en los Juegos Panamericanos en Santiago de Chile 2023, allá nos ubicamos en el sexto lugar. Además, he tenido el privilegio de convertirme en campeona nacional con Las Tunas en 16 ocasiones”.

Con los galones de capitana, la voz de Ramírez Otero brinda el empuje para el resto de las hockistas de cara a los venideros eventos. Centrada en sus propias metas, la tunera significa punta de lanza y, al mismo tiempo, quien mueve la batuta y afina a las demás compañeras para un funcionamiento coral.

“El equipo entrena con la intención de competir en los Juegos Centroamericanos del 2026. La preparación marcha bastante bien, teniendo en cuenta que contamos con un grupo novel y se trabaja con el objetivo fundamental de crear las bases para el próximo ciclo olímpico”.

Los colores patrios y las cuatro letras en el pecho impregnan de un valor especial cualquier prenda. Aunque le sea frecuente lucir así, Alexyane conserva en su memoria cuánto le costó tal estatus y admite el orgullo que conlleva. Sin embargo, formar parte de una escuela nacional es mucho más que estar en forma para los certámenes, significa la obligación de superarse en cada aspecto, desde lo íntimo hasta lo atlético.

“Alcanzar el nivel para el equipo Cuba me ha ayudado mucho, tanto en lo personal como en lo profesional, a tener mayor responsabilidad, sentido de pertenencia, a vencer cualquier obstáculo por muy difícil que sea y a sentir la alegría de representar a mi país internacionalmente, algo que no es comparable con nada”.

Ramírez Otero, en una muestra de que sus horizontes se extienden en un amplio margen, convive entre las aulas y el terreno, en el vínculo de lo teórico desde el estudio hasta lo práctico con la formación de destrezas en el entrenamiento. Sin duda alguna, el hockey tunero habita en buenas manos, o mejor, en certero bastón al disponer de jugadoras como Alexyane.

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