Las Tunas.- No pocos aficionados me han pedido mi opinión sobre la actuación de los Leñadores en la 60 Serie Nacional. Muchos de ellos, movidos por un sentimiento de frustración luego de las cuatro derrotas consecutivas ante Matanzas, esperan juicios críticos y argumentos que descalifiquen la actuación del equipo de Pablo Alberto Civil. Algunos -por suerte, no la mayoría- ya lo han hecho en redes sociales.
Yo, en cambio, prefiero seguir el sendero de la mesura e invito a hacer lo más aconsejable en estos casos: mirar las cosas en perspectiva, despojarnos de fanatismos para emitir opinión; no permitir, en ningún caso, que los árboles nos impidan ver el bosque.
De esa manera, seguramente podremos apreciar lo más obvio: el ciclo de cuatro años con esta dirección al frente ha sido el mejor en toda la historia del béisbol tunero, luego de un título, un subtítulo y dos terceros lugares. Muchísimos equipos y aficiones del país no han podido vivir algo similar ni en sus mejores sueños.
Por eso, lo primero y lo más honesto sería reconocer a Pablo Civil y a su colectivo de dirección, herederos de un trabajo iniciado hace casi dos décadas por gente valiosa como Jesús Guerra, Rolando Ponce de León, Ángel Sosa y Ermidelio Urrutia, entre muchos otros; pero que han sabido ponerle su propio sello a un proyecto ganador, aunar y enfocar hacia el mismo objetivo a un grupo sólido, capaz de demostrar que, aun sin refuerzos, pertenece a la élite de la pelota cubana.
Ningún análisis serio de lo que han sido los Leñadores de estos tiempos puede pasar por alto lo conseguido por los entrenadores tuneros, que han trabajado sin descanso y han obtenido resultados extraordinarios. Todo ello, actuando casi siempre desde el anonimato al que los ha desterrado la Dirección Nacional de Béisbol, que los ignora sistemáticamente a la hora de confeccionar cuerpos técnicos de selecciones nacionales. La inclusión de Pablo y del entrenador de picheo Rodolfo Correa en el grupo de técnicos que trabajará con la preselección y el equipo a la Copa del Caribe, es apenas una pequeña parte del reconocimiento que merecen.
Ahora que expira el contrato de cuatro años firmado por Civil, conviene entonces valorar con justicia su legado e intentar convencerle de que siga al frente del conjunto, a sabiendas del sacrificio personal que semejante tarea implica.
Y conviene, además, ser humildes en la derrota. Si algunos utilizan sus redes sociales para minimizar u ofender a los conjuntos y aficiones rivales, la mayor parte de los tuneros sabemos reconocer cuándo un contrario ha sido mejor. Es lo que acaba de suceder con los Cocodrilos de Matanzas.
Los dirigidos por Armando Ferrer son los grandes favoritos al título, no ahora que ya están en la final, sino desde que anunciaron su nómina en agosto del 2020. Si ya contaban en sus filas con peloteros experimentados a nivel profesional como Erisbel Arruebarruena (llegó a debutar en Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles), Yurisbel Gracial y Ariel Martínez (contratados en Japón); por el camino sumaron a dos trotamundos que hicieron carrera en las Ligas Menores de Estados Unidos y en el Caribe: Yadir Drake y Yadil Mujica, dos piezas claves en el play off contra Las Tunas.
A ese caudal ofensivo habría que sumarle la calidad de un picheo en el que sobresale Yoenni Yera, quien viene de brillar en la Liga ARCO Mexicana del Pacífico. Junto a él, Noervys Entenza (de buena actuación en la Liga Venezolana) y una mezcla de jóvenes con muy buena velocidad (Renner Rivero, Naykel Cruz, Armando Dueñas) y veteranos como Joel Suárez o Yónder Martínez, con miles de horas de vuelo y por tanto con toda la maña y la fortaleza mental que les falta a los más inexpertos en momentos cruciales.
Sencillamente, Matanzas es un equipo superior sobre el papel y también lo fue sobre el terreno, aunque allí, en el estadio José Antonio Huelga, las diferencias fueron mínimas y los juegos se decidieron por esos pequeños grandes detalles que hacen girar el mecanismo mágico del béisbol: un gran fildeo de Eduardo Blanco, un roletazo de Drake que encontró el sitio justo para pasar al jardín central y romper un extrainning antológico, una línea tremenda de Yosvani que no encontró ese mismo espacio y fue a parar al guante de Ariel Sánchez…
En ningún caso, no obstante, las derrotas de los Leñadores se debieron a decisiones arbitrales. Quienes así lo crean son libres de emitir su opinión, pero en todo caso se estarían quedando con apenas un segmento demasiado sesgado de lo ocurrido en esa serie semifinal.
Sería mucho mejor resaltar el coraje de Viera y Yudiel, lanzando hasta los límites de la extenuación, el valor de Alejandro Meneses venciendo una gravísima lesión o a Dánel Castro jugando lesionado. Reconocer que Manuel Ávila llegó para quedarse, disfrutar de Viñales y la alegría que a otros les ha faltado, o asistir a la reivindicación de Alberto Pablo, a quien otros años, con la llegada de refuerzos, se le adjudicó un papel secundario por debajo de sus posibilidades.
Todo eso y una reflexión obligatoria: las indisciplinas son censurables vengan de quien vengan, sin importar atenuantes o detalles que solo se pueden apreciar mirando en cámara lenta el vídeo de la vergüenza, esa lastimosa secuencia que ha pasado a ser el centro de todos los debates, dejando en un pobre tercer plano la gran actuación que por cuarto año consecutivo han conseguido los Leñadores.
En breve, sin demasiado tiempo para contemplar lo conquistado, la rueda del béisbol seguirá girando sin cesar y con ella arrancará un nuevo calendario. La 61 Serie podría comenzar en el mes de agosto, por lo que habrá que empezar a tomar decisiones de inmediato en torno a la dirección del equipo, la continuidad o no de algunos atletas y, sobre todo, la planificación de un futuro por el que hay que trabajar más y mejor.
Comentarios
Quizás, la palabra ajustes,sea la más apropiada y fueron estos, los que llevaron al exito a Matanzas,los cambios de alineación,pichers, los movimientos estratégicos, más allá de nombres , calidades o cualidades de los atletas construyeron al exito,con varios zurdos en linea lograron la mínima ventaja frente a un Viera en su mejor forma deportiva,un movimiento,casi con pinzas del picheo relevo propicio ,dominar a una alineación tunera inamovible a pesar de su inoportunidad ;fallando por fildeos casi milagrosos o por una mala selección de lanzamientos a la hora de decidir sobre cual se batea. Cualquiera podría pensar,que soy hiper crítico,que en la pelota batear es lo más difícil,cierta la afirmación,es por eso, que no se puede reservar el octavo turno al bate para el bateador mas ajustado del equipo.
Mi criterio y puedo equivocarme,se confío exesivamente en una alineación que no trajo en 4 juegos seguidos la del gane, de los emergente, solo Eduardo García saco la cara;el picheo abridor se llevo al extremo del cansancio momento en el que venía el batazo lógico del contrario, mientras el picheo relevo,en el que no se confió fue tal vez lo mejor de los leñadores.
Mi respeto y reconocimiento para Civil y su cuerpo técnico y para todos los atletas. Mi modesta opinión ,ojala aporte para seguir mejorando el beisbol de la provincia; en el que me gustaría seguir viendo a Civil en el puesto de mando y dejo para el final lo desagradable; lo que el periodista por ética o imparcialidad solo esbosa, y que a mi modo de ver fue el caldo de cultivo de una fea rellerta que nunca debió ocurrir. El favoritismo de un equipo no puede llevar a prensa y arbitraje a una parcialidad manifiesta que desajusta zona de strikes propicia entonaciones y valoraciones innecesarias en las descripciones y según mi criterio provocan o aportan a broncas como la que lamentablemente tuvimos que precensiar.
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