Las Tunas.- Graduada de la Universidad de Camagüey, María Isabel González Reyes se desempeña como abogada en la Unidad de Bufetes Colectivos Las Tunas desde hace 36 años.
"Comencé el Servicio Social haciendo oficio; en aquellos años se trataba de buscar la integralidad de los egresados, que conociéramos todas las materias, que trabajáramos. Así pudimos hacer Civil, Penal, Administrativo, Laboral y a medida que pasó el tiempo cada cual se especializó. Yo lo hice en la materia Civil y de Familia.
"Después realicé la maestría en Derecho Patrimonial, Civil y de Familia. Tras unos años en el bufete me desempeñé como jefa de equipo, fundamentalmente había abogados civilistas y algunos del municipio de Majibacoa, que también estaban bajo mi responsabilidad.
"En el año 2019 pasé a ocupar la plaza de coordinadora de la filial del Bufete de Servicios Legales especializados, que es la encargada de los trámites de obtención y legalización de documentos que van a surtir efectos en el exterior".
Comenzó con 23 años de edad en este sitio, y ya próxima a la jubilación no puede definir por cuánto tiempo se quedará; solo sabe que tiene la disposición para continuar con su trabajo.
"Llego aquí a las 7:30 de la mañana y me voy a las 5:00 de la tarde, porque esta función que realizo ahora es de mucha precisión, muy exquisita; son trámites que no pueden tener errores.
"Además, está la conciencia de que es documentación que el pueblo necesita, porque la promulgación de nuevas leyes para la obtención de la ciudadanía española hace que el volumen de trabajo crezca y la tramitación demore un poco más".
Sus años en el estrado le permitieron conocer sobre diferentes procesos dentro de la materia que desempeñaba, siempre en la búsqueda de la complejidad en los casos, porque tenía que estar preparada.
"En estas décadas de labor, a pesar de ser jefa de equipo me he puesto la toga, he participado en ejercicios con mis abogados. En la función que tengo en estos momentos me veo limitada para acudir al tribunal, ahora debo atender público y recepcionar documentación".
Los tribunales, la toga, el olor de los expedientes constituyen adicción para los abogados. María Isabel es de las que piensa que esa misma necesidad de estar allí donde puedes defender a tu cliente, te hace prepararte y ser un profesional más capaz.
"Los años de trabajo son los que te dan experiencia, dominio, porque si estuviste 30 años en un mismo lugar y no aprendiste nada, pasaste por gusto. Y el bufete por fortuna te obliga a aprender, a revisar bibliografía, a mantenerte al tanto de las normativas nacionales e internacionales que rigen cada uno de los procesos que llevamos a cabo, y eso es una dicha".
Justamente al bufete, María Isabel le debe la Toga de Honor de Abogacía por sus lustros de quehacer en la instancia jurídica, a la que le ha consagrado alma, cuerpo..., su vida.