sanjuan hombre conoció al Che

Las Tunas.- Héctor San Juan Acosta nos recibe en su casa con la sonrisa cálida de quien guarda muchos recuerdos. Sus ojos, que han visto la historia de Cuba transformarse, brillan al recordar a Ernesto Che Guevara, y con orgullo nos relata sus experiencias junto al comandante.

"En 1961, fui designado para reestructurar las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y construir el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba en varios municipios del norte de oriente. Cuando terminé esta labor, me eligieron primer secretario del Partido en el regional Mayarí, Sagua, Moa.

"En 1962, el Che, ya ministro de Industria, logró poner en marcha, junto a ingenieros cubanos, la fábrica de níquel más cobalto Comandante Pedro Soto Alba, en Moa, que había quedado inoperativa tras la salida de los estadounidenses. Los ingenieros estaban comprometidos a reactivar la planta, a pesar de enfrentar diversos problemas sociales.

"Para atender estas dificultades, solicitó apoyo al comandante Armando Acosta, quien me recomendó. Así comenzó una relación sistemática y periódica entre el Che y yo, pues él visitaba la fábrica mensualmente".

San Juan nos cuenta que en cierta ocasión hubo un altercado entre un obrero y un ingeniero, en el que este último terminó con un brazo herido. Al argentino enterarse de lo ocurrido se opuso en totalidad a la violencia, sin importar los motivos.

“Guevara era justo y capaz de señalar o defender tanto a jefes como a obreros. Fue un dirigente y un cuadro consagrado al trabajo y cuidaba, al detalle, de resolver y esclarecer los problemas que surgieran.

"Era un hombre de pueblo, poco ostentoso. Durante una visita mensual, descubrió que un carro lo seguía de cerca, en el que viajaban agentes del Ministerio del Interior encargados de su seguridad.

"Esa situación lo incomodó, no estaba acostumbrado a la protección personal y, con su característica franqueza, exigió a los agentes su retirada".

Su actuar reflejó la naturaleza de un líder humilde que no buscaba privilegios. Para el Che, la sencillez y el compromiso con el pueblo eran valores fundamentales, y no anteponía su seguridad a establecer una conexión con los trabajadores.

Conmocionado por los recuerdos, San Juan paró de contar sus historias unos segundos, y con la voz entrecortada por la nostalgia nos dijo:

"Han pasado más de 60 años, pero esos momentos son imborrables, no se pierden de la mente con facilidad. Conocer a Ernesto Guevara de la Serna fue un orgullo. Ese muchacho que empatizó con los problemas que ocurrían en Cuba y subió a un yate junto a 81 expedicionarios para apoyar la lucha; el joven con el que Camilo compartió una lata de leche, el guerrillero que dirigió la Columna 4 y luego la 8 Ciro Redondo era y es un ejemplo de fortaleza y coraje.

"Bien lo diría Fidel cuando exclamó: "Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios: ¡queremos que sean como el Che!"".

Hoy la figura del Guerrillero Heroico es paradigma, un modelo intachable, un hombre sin manchas, cuya vida y lucha son ejemplos de integridad y compromiso. Al desear que nuestros niños sean educados en su espíritu, sembramos semillas de esperanza, solidaridad e internacionalismo. De esas certezas supo San Juan, un hijo de Las Tunas que tuvo la dicha de mirarle a los ojos al gran Ernesto.

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