Amelia 1

Las Tunas.- Al decir el nombre de Amelia Martí Pérez cualquiera puede creer que se trata de la hermana menor del Apóstol, por la similitud en sus apellidos y valores. Esta dulce mujer tiene mucho de martiana porque es sencilla y virtuosa, y unge con su pasión la comunicación comunitaria.

Ella es coordinadora general de Salas de Televisión, un programa de la Revolución Cubana ideado por el Comandante en Jefe Fidel, que buscó dotar a las serranías y ciudades, de manera novedosa y efectiva, del enriquecimiento cultural del pueblo.

En la comunidad El Tablón, perteneciente al poblado de Omaja, en el municipio de Majibacoa, no solo ha dedicado 15 años de su vida a esa tarea; desde hace dos se inserta en el difícil ejercicio de la comunicación en su ámbito más popular, el comunitario.

Todo comenzó con una solicitud de la presidencia de la Asamblea Municipal del Poder Popular. Había que atender una urgencia y una necesidad: mantener a la población informada y recepcionar planteamientos e inquietudes de una circunscripción ubicada a 20 kilómetros de la cabecera municipal, demarcación que no cuenta siquiera con una emisora de Radio.

Si hay algo que da temor es ejercer con responsabilidad una encomienda; el miedo a fallar, a defraudar la confianza depositada, a decepcionar a los que creyeron en ti. Por eso, con un poco timidez asumió la misión, poniendo su teléfono celular y datos móviles propios como medio de trabajo para informar a los 162 habitantes de la zona.

Trabaja duro y hace que todo parezca posible y fácil. Pero sabe que gestionar información apegada a la oportunidad, la objetividad, la inmediatez, la transparencia y la ética es "tarea de grandes", en medio de apagones de hasta 15 y 18 horas diarias, encender la leña para cocinar, atender a la familia…

Amelia desempeña su labor sabedora de que los vecinos están pendientes a las fechas de distribución de los productos de la canasta familiar normada, la entrada del transporte, la distribución del agua, la situación electroenergética, el día de consultas del médico de la familia…, y de tantos asuntos más que debe orientar. Los pobladores se preguntan: ¿cómo puede? Y ella solo continúa respondiendo, o preguntando a fuentes confiables para seguir haciéndolo.

Da gusto referenciar la vida de esta mujer, con duodécimo grado de escolaridad, que no tiene formación profesional en Comunicación; sin embargo, sus cualidades innatas y las virtudes como persona le aseguran ser empática con las problemáticas de su gente. Por ello, a la hora de tramitar con las autoridades del territorio las principales preocupaciones de su entorno, tiene asegurada la debida atención y la garantía de proveer, con datos oportunos y precisos, las respuestas demandadas por su fiel población.

Gracias a su diligencia, el asentamiento confía en su gestión y se mantiene orientado y atendido. Ello demuestra que, aun en medio de las dificultades económicas que afrontamos, es posible hacer una comunicación eficaz.

Anteriormente, ante cualquier inquietud de los pobladores, había que tramitarla junto a otros planteamientos en "Calixto", con las consabidas demoras, incumplimientos y hasta olvidos de lo demandado. Sin embargo, hoy no es así. ¿Qué cambió?, la manera de gestionarse la comunicación comunitaria, cambió el modo de comprometerse con el sentir popular, la capacidad de escuchar, de colocarse en la piel de los más humildes; y todo fruto de la conciencia ciudadana y revolucionaria de esta digna mujer.

Amelia es audaz, con capacidad de organizar e innovar en los procesos que le competen. Aprovecha las ventajas de la Sala de Televisión, que ya no tiene el mismo objeto social con el que fue creada, y la utiliza como espacio de intercambio directo con los habitantes. Es el lugar donde se reúne mensualmente el Grupo de Trabajo Comunitario y allí, bajo la guía del delegado de la circunscripción, planifican las actividades para el mes y sus aseguramientos, entre los que no se olvida el comunicacional.

La entrevistada de 26 nos cuenta, de manera tierna, pero firme y segura, que el sistema de comunicación en El Tablón incluye, además, notificar sobre la disponibilidad de transporte y la recolección y distribución de la leche. El servicio puede fallar por falta de combustible o rotura del carro, pero lo que no falla es la información, y así esta activista incansable evita molestias, incomprensiones y malas acciones involuntarias de campesinos y sus familias, por falta de avisos, como lastimosamente ocurre en muchos lugares. Este y otros asentamientos majibacoenses debemos convertirlos en guía de la comunicación comunitaria de la provincia.

A veces se piensa en la necesidad de clonar a Amelia. Hacen falta más como ella, capaces junto al delegado, como lo hace, de muchas veces ser el enlace entre los residentes y las autoridades locales, al dar curso a sus inquietudes, desde el suministro eléctrico interrumpido hasta el abastecimiento de agua. En su caso, un factor decisivo en tan efectiva respuesta es la atenta y comprometida intervención de Yamilka Igarza Chacón, vicepresidenta de la Asamblea Municipal. 

Esta madre de tres hijos, con sus 36 años, ha asumido una tarea hermosa, pero muy compleja. Para acometerla con éxito, constituyen pilares decisivos el apoyo incondicional de su esposo y de sus padres, más el aliento que le inspiran sus niños, a quienes les está dando un ejemplo de entrega memorable.

Su dedicación al trabajo ha fortalecido la vida de la gente de El Tablón. Se respira y aprecia un ambiente familiar de confianza, faena y unidad. Y es que la comunicación comunitaria es para eso también.

La historia de Amelia ya está sembrada allí. Nos privilegia haberla conocido. Gracias, mujer.

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