Las Tunas.- Desde la experiencia de sus casi siete décadas, Mercedes Otaño Pérez mira con orgullo a quienes un día llevó de la mano por el camino del saber. Allí, en la comunidad rural del Km 18 en "Colombia", a orillas de la carretera que conduce al municipio de Amancio, ha ejercido el magisterio con apego infinito y la certeza de que la misión de un maestro va más allá de impartir materias en un aula. Aquellos que han sido sus alumnos agradecen la suerte, y muchas familias lamentan que ya no esté frente al pizarrón.
"Cuando me jubilé después de 44 años de trabajo, unos cuantos me pidieron que no lo hiciera, pero ya era hora", dice con cierta nostalgia, pero sin perder esa energía que aún impregna a cada tarea, ahora como delegada de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).
Sentada en un banquito se remonta a los años de su infancia, cuando su realidad era muy distinta y el miedo le calaba en lo más profundo. Lleva grabado en su memoria el sonido de los bombardeos en el combate de La Federal y otros hechos que la hacen amar a su terruño. Y da gusto escucharla hablar de los padres, "los más lindos y revolucionarios", afirma.
Cuenta que a los 13 años fue movilizada por la FMC para participar en la Zafra de los 10 Millones, y cumplió el deber que, a la vez, asumió como un compromiso con el Líder Histórico de la Revolución. "He transmitido a mis hijos y nietos el amor y respeto por Fidel, cuya obra perdura, aunque no esté entre nosotros físicamente".
La mirada se le ilumina mientras recuerda los días en los que con solo 9 años ya enseñaba a los muchachos del barrio en un aula improvisada. Sonríe, y parece trasladarse al pasado.
"Creo en la fuerza de la juventud, y en su capacidad de impulsar nuestro proyecto social. Tenemos que apoyar a nuestros muchachos, incentivarlos y crear condiciones para que ellos también cuenten con espacios de recreación y aprendizaje".
La vida de Mercedes no ha sido fácil. Tras un matrimonio, en el que confiesa fue víctima de la violencia, crió a sus cuatro hijos y supo salir adelante. Aun así, no le ha faltado la disposición de apoyar a los demás y es un referente de liderazgo en su comunidad. "Trato de ayudar a quienes me necesitan. Ahora mismo tengo sembradas 30 plantas medicinales en mi casa y son muchos los que acuden para curar sus enfermedades".
A pesar de su edad, participa junto a las nuevas generaciones en cuanta tarea precise de su contribución, tal y como lo hicieron sus progenitores y que ella inculca a los suyos. Se le ve alejarse ante el llamado de un vecino; allá va con esa energía tan suya que desprende luz e incita a seguir sus pasos.