Las Tunas.- Un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) asegura que la contaminación generada por los desechos de plástico en el mundo aumentó notablemente en los últimos años, y se prevé que se duplique hacia 2030, lo que provocará afectaciones en la salud, la economía, la biodiversidad y el clima.
El Pnuma recalca que es urgente reducir esa producción mundial y los residuos que genera en el medio ambiente. Por esa razón, todo cuanto hagamos por reutilizar y reciclar tales materiales se convierte en una contribución.
Así de claro lo valoran en la pequeña empresa Plásticos Bahamonde, de Las Tunas, donde más allá de la visión económica y utilitaria, refrendan el componente ambiental de su emprendimiento.
Después de 20 años dedicados a la fabricación de muebles, principalmente de metal, Mario González Bahamonde se encontró en el angosto camino de la falta de materiales para continuar con su negocio, vinculado con el Fondo Cubano de Bienes Culturales.
La búsqueda de alternativas para seguir en lo que había ocupado por años sus faenas lo llevaron, en Internet, a descubrir y estudiar sobre lo que se conoce como madera plástica. La experiencia acumulada le hizo advertir que, en el hallazgo, había encontrado la solución.
Lo que es ahora una entidad basada en la economía circular, Mario y sus compañeros lo vieron desde el principio como un negocio redondo, porque contribuiría a darles uso al plástico y nailon desechados en los hogares y otros sitios, y una oportunidad utilitaria y financiera sin precedentes en el oriente de Cuba.
Así se encontró el geólogo de formación con el principal obstáculo: necesitaría una extrusora, la máquina industrial encargada del procesamiento de polímeros mediante el prensado, fusión, presión y empuje de los materiales para obtener un nuevo molde. Con la construcción de ese equipamiento y la innovación como premisa, nació el proyecto de ecomadera, integrado por varios profesionales de diferentes ramas.
La máquina creada la consideran su mejor logro, según comenta Yoan José Silva Sancho, director de la entidad privada, quien además desarrolla su maestría en Administración Empresarial por la Universidad de Las Tunas y la vincula con el negocio. La extrusora agiliza el proceso industrial de reciclado y aprovecha al máximo el plástico, insumo que actualmente le suministra la Empresa de Materias Primas en el territorio.
Lograr disponibilidad en esas entregas es una de las urgencias de los “Bahamonde”. Igualmente, los frena disponer de la corriente trifásica, un asunto en proceso de solución con la Empresa Eléctrica.
El taller radica en un establecimiento arrendado a Almacenes Universales, entidad con la cual mantienen un contrato, además, para comercializar las producciones. Por eso, hasta ahora lo más visible, nacido con su sello, han sido las mesas de pícnic que ha ofertado la red de Comercio Minorista. Pero no es el único resultado.
Yoan asegura que su producto líder son los perfiles, porque permiten crear nuevas obras. En estos momentos, proveen esos insumos, por ejemplo, a pasarelas de hoteles de Varadero. También empuñaduras para mochas y machetes de la agricultura cañera.
Incluyen en su catálogo bancos para parques, tarimas industriales, estibadores, caballetes para pintar… Plásticos Bahamonde entrega producciones ciento por ciento recuperables, de fácil mantenimiento, con diseños personalizados que exhiben altos estándares de calidad, basados en resistencia, funcionalidad y flexibilidad. Pero, sobre todo, su aporte ambiental, difícil de cuantificar, lo consideran la mejor divisa.
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