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Las Tunas.- Sus primeros atisbos como mamá, de frente a la lactancia materna, se convirtieron en una verdadera catarsis, pero fueron mucho más allá… La satisfacción de poder amamantar a su niña a plenitud y el convencimiento del lazo afectivo que crecía a cada hora se volvió una obsesión que le robó el mayor tiempo del descanso y la hizo investigar en cuanto sitio confiable proponía la Internet.

Asegura que allá dentro, en la quietud de los ojos de su pequeña, estaba el faro de cómo asumir un proceso nuevo, para el que no tuvo preparación previa y se le impuso con muchas interrogantes y mitos; un remanente asentado en el imaginario social que las más de las veces confunde y abruma a las mamás primerizas.

Me cuenta que justo a los nueve meses de su bebé ella volvió a embarazarse y tocó otra vez ponerse firme ante los consejos de algunos médicos sobre si la lactancia iba a ocasionar la pérdida de la más pequeña. A fuerza de ganas y autoconfianza ella unió ambos procesos y continuó amantando, incluso a la más grandecita después del segundo alumbramiento.

Yuset habla de la lactancia materna con una fuerza casi tangible, que empodera, y asegura que se ha vuelto esa otra pasión que ahora también encauza su tiempo y mejores esfuerzos. En el cansancio extremo del proceso ella descubrió las verdaderas claves: amamantar enseña a las mujeres a aceptar su cuerpo, a afrontar los cambios, a disfrutar del lazo más fuerte y natural con la criatura que trajeron al mundo; y no solo es un acto de amor, también de fe.

UN GRUPO DE WHATSAPP QUE CRECE 

Yuset Maraiza Batista Hernández tiene 28 años, es doctora residente de tercer año en Terapia Intensiva y sus rutinas siempre han estado condicionadas por la carga del ejercicio académico. Pero desde el 2020, cuando concibió su primer embarazo y enfrentó tantas interrogantes sobre la lactancia, que no se evacuaban del todo con las consultas ni lograba satisfacer su necesidad de estar preparada, comenzó una carrera de autopreparación que ahora "alumbra" a otras mujeres en iguales condiciones.

"Lo primero que hice fue comenzar a devorar información del tema en sitios como el de la Asociación Panamericana de la Salud, pasé varios cursos online y finalmente me certifiqué como asesora de lactancia. Enseguida descubrí que otras amistades tenían las mismas inquietudes que yo y de repente me vi corrigiendo ciertos comportamientos y ofreciendo ayuda.

"Movida por la responsabilidad de compartir información, creé el grupo de WhatsApp el 10 de diciembre del 2020. El propósito siempre fue acompañar y asesorar en un proceso que para mí fue revelador y me gusta pensar que se ha vuelto una herramienta para fortalecer a las mamás.

"Claro que he recibido llamadas en horarios impensables. Lo entiendo porque yo misma sentí a veces esas urgencias. Y lo que más me ha impactado es la poca información que se tiene sobre una etapa crucial, y a la par cómo en cada hogar hay que lidiar con mitos y falsas creencias que complejizan el proceso.

"Mira, no me canso de defender el hecho de proteger con todas las fuerzas la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Ahí entran las abuelas y sugieren dar cocimientos para los cólicos y no está bien. Proponen tomas de maicena para aumentar de peso, recomiendan tantas cosas que no son necesarias.

"Otra cuestión significativa es cuándo dejar de amamantar y ahí están muchísimas malas conductas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere lactar hasta los 2 años de edad porque el niño requiere la carga proteica que le transmite su mamá. Si usted hace eso ayuda a su bebé a ser más fuerte, más sano y más independiente, aunque no lo parezca.

"Cuidado con quitar el 'suministro' de forma abrupta, con pensar que ya al niño no le hace falta. Dar el pecho es ante todo un vínculo afectivo y para terminarlo tiene que ser respetuoso para ambas partes. De este y muchos otros temas se hablan en el grupo.

"Siempre me gusta hacer énfasis en que existe un porciento muy muy pequeño de mujeres que por cuestiones anatómicas no pueden lactar. La mayoría sí puede, solo necesita primero quererlo y luego prepararse. Evitar estrés es primordial en el proceso.

"Es vital aclarar que para su éxito se requiere del apoyo familiar, de contribuir con el descanso y la alimentación de la mamá. De otro modo sería sobrecargar a la mujer y no es justo porque el bebé no es solo suyo. Me agrada decir que papá también lacta".

Yuset ha defendido esta experiencia con el poco tiempo de descanso en las licencias de maternidad y ahora también lo cultiva entre el reto de convertirse en intensivista. Me cuenta que ya no sabe cómo desligarse. Su implicación va más allá del grupo, con la bata blanca a cuestas, después de su jornada de trabajo ha visitado a varias mamás para aconsejarle cómo lograr un mejor agarre, qué hacer ante la caca verde del bebé…

En su afán se acercó también al grupo de la Liga de la Leche en Cuba y ha logrado encauzarlo a sus propósitos. Le preocupa la cantidad de madres que se le acercan y le comentan que sus niños no aumentan de peso y les sugirieron en los consultorios médicos comenzar con la leche en biberón. Ella siente que falta mucha capacitación al respecto.

De la lactancia materna, Yuset ha emergido agradecida, un adjetivo no siempre utilizado entre las mujeres que dan el pecho. Me habla de su experiencia con un brillo entre los ojos que contagia, de la magia que presupone dar vida. Ahora, no lo sabe del todo, pero ella juega con algo más grande que la salud, inspira a otras tantas mujeres que van conociendo la fortaleza de ser madres a plenitud, al rigor de mitos rotos. 

 

 

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