Las Tunas.- Como parte del proceso de bancarización que vive el país, así como el de digitalización de la sociedad cubana, la dirección de la Unión Eléctrica determinó tiempo atrás la eliminación de la factura impresa de electricidad, y para su concreción realizó varias pruebas pilotos.
Entre los motivos de ello se encuentra la difícil adquisición del papel con el que se fabrican, según informa Roberto Conesa García, director comercial de la Empresa Eléctrica Las Tunas.
Para llegar a este punto se crearon condiciones en cuanto al personal que laboraría vinculado directamente a la tarea, así como con la tecnología. De manera gradual, asegura Conesa García, han trabajado en el territorio en la gestión del cobro y en la incorporación de clientes al pago por las vías electrónicas.
El directivo explica que "al cierre del 2024 logramos que, de las 11 oficinas comerciales de la provincia, ocho llegaran al ciento por ciento de recaudación, además de la incorporación en el transcurso del año de unos 23 mil 403 usuarios a los canales digitales, de manera que 110 mil 584, como promedio, realizan mensualmente el pago por esta variante, lo que representa el 63,7 por ciento del total de clientes.
"Hemos insistido, con acciones divulgativas, en que se sumen nuevos consumidores a la vertiente virtual. Si el interesado envía un correo a la dirección factura@oc.une.cu y en el asunto coloca su ID (código de 13 dígitos que aparece en la parte superior izquierda del recibo), a partir del mes siguiente comienza a llegarle la factura a su buzón.
"El recibo cuenta con información que va desde el histórico de consumo hasta la lectura de la facturación del mes, desglosado por bloque de consumo y una gráfica que ilustra el comportamiento del mismo.
"Esta iniciativa ya se encuentra en todos los municipios -añade- exceptuando 'Amancio', Puerto Padre y 'Jesús Menéndez', porque han presentado deficiencias en cuanto al personal preparado para asegurarla y no queremos hacerlo sin el debido respaldo".
¿Y LOS QUE NO TIENEN CELULAR, LOS QUE NO PUEDEN..., LOS QUE...?
Una de las mayores preocupaciones mostradas por los tuneros de estos cambios sigue vigente: ¿los ancianos o quienes no poseen celular cómo se las arreglan con este mecanismo de cobro?
Leonor tiene más de 70 años, y ronda de vez en vez las calles de la ciudad de Las Tunas. Ella, con su andar lento, nos explica que es mejor la factura impresa, "el papelito", porque lo entiende. "Imagina, ahora hay que venir hasta acá para saber cuánto debo pagar".
Y con ese "hasta acá" se refiere a la oficina comercial, que no le queda cerca de casa. Para otros adultos mayores como Félix Miguel resulta sencillo: solo ir hasta esa unidad y que le digan el monto por abonar, su consumo varía poco y cuando lo hace no representa un gran hueco al bolsillo, argumenta.
Mientras, Rolando, residente en la Calle 19 del reparto Buena Vista, prefiere guardar su recibo. "Así las cuentas estaban más claras". No tiene telefonía móvil ni fija y, a veces, cuando pasa el trabajador que le lee el metrocontador no está en casa, por lo que ya es recurrente su viaje a la oficina para cumplir con ese deber ciudadano, sin tener certeza de cuánto debe depositar.
Al respecto, Conesa García remarca que "el servicio con esas características se presta únicamente en la zona urbana; en la rural, debido a la falta de tecnologías que lo soporten, cajeros automáticos, bancos y que hay menos telefonía móvil, todavía es el lector cobrador quien cobra en efectivo la electricidad".
Igualmente, confirma que, en el caso de personas en situación de vulnerabilidad, que no pueden salir a realizar la gestión por alguna causa permanente, "existe un levantamiento, que hizo nuestro propio personal, vivienda a vivienda, y un lector cobrador va a sus hogares".
De que este último operador de la empresa ya no llegaría hasta las casas de la población general supimos en enero del 2021 por un anuncio institucional, que especificaba que a partir de febrero se tomaba la decisión para preservar la integridad física de los empleados, pues, tras la elevación en ese enero de las tarifas del servicio eléctrico en el país, sería mayor la cantidad de efectivo con el cual deberían moverse por la vía pública. La normativa estaba avalada, además, por la existencia de otras formas de pago.
Así empezaba la necesidad no cubierta de saber el dinero mensual por abonar. Al respecto, el directivo comenta a 26 sobre una alternativa de la que ya otros territorios disponen: "Estamos desarrollando la opción que consiste en un número telefónico para que el cliente, al referir su ID, conozca del consumo y tarifa por sufragar". Aunque aclara que si se llama a las oficinas comerciales correspondientes o al 18888 se pueden saber hoy esas cifras.
MIRAR CON LUPA LA REALIDAD
En una revisión sobre lo sucedido en otras provincias, el "destierro" del comprobante impreso inició exclusivamente por quienes pagaban por la vía digital. Aquí la estrategia tuvo otro enfoque. "Nosotros comenzamos en junio pasado por la oficina comercial Centro, cerca de la Funeraria, en esta ciudad, donde mayor porciento de clientes pagan por los canales electrónicos y de ahí se incorporaron los repartos Buena Vista y La Victoria, y luego toda la zona urbana de los ocho municipios", expone el director comercial.
Una estadística del 2023 reportaba que Las Tunas fue la segunda provincia con el mayor índice de pagos del servicio eléctrico de manera digital, con más del 53 por ciento de estas operaciones a través de las plataformas EnZona y Transfermóvil. Ya en el 2024 otras tomaron ese puesto de privilegio, lo que habla de un escenario cambiante y dependiente del acceso a la tecnología.
La decisión de eliminar los comprobantes impresos es entendible si pensamos en la situación global del país y el interés de privilegiar, por sus beneficios, lo electrónico; pero no por ello se puede perder la visión de identificar los matices de su puesta en práctica, empezando por esas personas a las que ese cambio significa un obstáculo insuperable o difícil de vencer. Y en función de tales revelaciones se deben trazar excepciones o alternativas.
Todo indica que aquí existen ejemplos positivos al respecto, pero en un país envejecido, que cada día lo estará más, conviene mantener esa perspectiva en perenne revisión. Recordemos que todavía falta bastante para que la generación Y (nativos digitales) arribe a la tercera edad. Asimismo, la solidaridad social, comunitaria y familiar puede tener voz en las soluciones. Miremos al lado para ver a quién podemos ayudar en este asunto.
Es un hecho: avanza otra época, por los tiempos de los tiempos extrañaremos el "papelito de la corriente", ese que en un lugar fijo de casa o rodando por varios recovecos nos dejaba evidencia física, palpable; nos detallaba un pago que ahora a muchos toma por sorpresa, parados frente a un ventanillo.