Las Tunas.- El 14 de Febrero, Día del Amor y la Amistad, es una ocasión en la cual se elevan a insospechadas temperaturas esos sentimientos universales que todos, sin distinción de raza, credo e ideología, nombramos y sentimos. Como cualquier celebración que se respete, esta posee su identificativo, y en su despliegue, por mayoría, el orbe luce el rojo pasión, los corazones se dibujan en postales y los dulces se convierten en símbolos de afecto.
Sin embargo, más allá de las etiquetas, la fecha nos invita a reflexionar sobre lo que realmente significa amar y ser amado, y la complejidad y belleza de las relaciones humanas.
HISTORIAS QUE TRASCIENDEN
Ana y Luis se conocieron en una cafetería justo antes de que el mundo cambiara. Al inicio de la pandemia de la covid-19, su atracción transmutó en desafío. Las citas románticas se convirtieron en videollamadas. “Era nuestra manera de mantener viva la conexión”, dice Ana.
Su experiencia es un testimonio de cómo el amor puede adaptarse a las circunstancias más difíciles. Hoy confirman amarse como el primer día; y han aprendido a valorar cada momento juntos, incluso aquellos que antes parecían triviales.
Marta y Sofía han sido amigas desde la infancia. En el 2025 celebran 30 años de complicidad. A lo largo del tiempo han enfrentado, como un solo corazón, pérdidas, alegrías y cambios. “La amistad es un refugio”, dice Marta. “En los instantes más oscuros, siempre he encontrado luz en Sofía”.
Su vínculo ha sido tan fuerte que incluso crearon una tradición anual: un viaje juntas cada 14 de Febrero para recordar lo que significa ser amigas, y cuánto esa unión merece ser celebrada.
Javier, un cubano de Las Tunas, y Amina, una mujer marroquí, retan las normas culturales y familiares. Se conocieron durante un intercambio profesional en cayo Guillermo; a pesar de las diferencias, decidieron construir una vida juntos. “El amor no entiende de fronteras ni de culturas”, afirma Javier, consciente de los muchos obstáculos que han vencido. En una época en la cual las divisiones parecen crecer, su relación brilla como faro de esperanza e inclusión.
Don Manuel, de 85 años, ha cultivado una amistad inesperada con Carla, de 20. Se conocieron en una tarde espléndida mientras él intentaba cruzar la calle y ella se acercó a ayudarlo. Desde entonces, en señal de agradecimiento, Manuel le comparte historias de vida, y lo que es más importante: Carla sabe que puede contar con él para cualquier asunto. La diferencia de edad y el vínculo intergeneracional hablan de los insospechados caminos de la existencia, con su capacidad de asombrarnos y ponernos frente a la maravilla de apreciar el sendero de otro ser humano, y aprender de su cosecha.
Un grupo de voluntarios se formó durante una crisis humanitaria en la ciudad. A través del trabajo conjunto, forjaron su red. “El amor por ayudar a los demás nos unió”, dice uno de los miembros. Este colectivo no solo ha marcado la diferencia en su comunidad, sino que también ha creado lazos inquebrantables. Su dedicación y compromiso dibujan la estela del desinterés hacia lo efímero de lo material, la lentejuela…, para preferir ayudar al otro, darle la mano al otro.
Valeria ha aprendido a amarse a sí misma después de años de lucha personal. Este viernes decide dedicarlo a celebrar su amor propio, algo que considera fundamental antes de poder amar a alguien más plenamente. “Es el primer paso para construir relaciones sanas”, remarca. Su historia es un eco del devenir de muchas personas que han pasado por situaciones similares; nos recuerda cuánto debemos cuidarnos, mimarnos.
UN DÍA PARA TODOS
El 14 de Febrero no solo existe para exaltar el amor romántico; es una oportunidad para reconocer todas las formas en las que ese sentimiento se manifiesta en nuestras vidas: la amistad, el apoyo mutuo y el respeto por uno mismo son igualmente importantes.
En este día especial, reflexionemos sobre nuestras vivencias y conexiones. Quizás sea el minuto perfecto para expresar gratitud a quienes amamos y para recordar que cada átomo de amor delata la inmensidad humana; entonces, ¡celébralo!