Las Tunas.- Gran revuelo ha causado en la ciudad el inicio de los trabajos constructivos en la parroquia San Jerónimo. Un sitio entrañable que, por demasiado tiempo ya, ha estado poblado por murciélagos y expuesto al deterioro extremo y la desidia.
No fue una iglesia construida con muchas pretensiones, pero se registra a su alrededor el sitio fundacional del Hato de Las Tunas, y se especula que en sus predios se veneró por primera vez en Cuba a la Virgen María.
Desde hace seis años sus puertas están cerradas. Los fieles católicos se han refugiado en espacios menos peligrosos porque entrar al templo así, una fecha cualquiera, es casi un disparate.
Por eso, cuando en los primeros días de este mes de marzo el párroco Pedro Pablo Ladrón de Guevara bendijo, como símbolo de esperanza y renacimiento, el inicio de las obras y expresó: “Este es un día histórico para nuestra comunidad”, más de un corazón, sin importar la magnitud de la fe, se sintió repleto de orgullo.
Varios proyectos se han presentado para transformar tan triste realidad y, finalmente, los astros se han confabulado con lo divino y, de la mano del arquitecto Domingo Alás Rosell, nació uno atinado, que incluye la remodelación de la parroquia y del parque Vicente García, teniendo como inversionistas a la Iglesia católica (por intermedio de Emprestur) y la Empresa de Comunales, respectivamente.
“El proyecto de la parroquia tiene algo de restauración, remodelación y ampliación hacia arriba, porque el terreno es limitado a los lados, pero en una parte más alta se incluirán otros locales de tipo administrativo.
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“Entre lo distintivo está que el puntal pasará de los 11 metros de altura, algo que le dará magnificencia a la construcción y será inédito para los tuneros, porque constituirá la primera vez que tengamos acá una estructura con ese tipo de puntal.
“Además, aprovechando el concepto de que cuando un elemento patrimonial se pierde (en este caso el techo) se debe hacer con materiales nuevos para que no parezca un falso histórico, decidimos rehacerlo completamente distinto, desde el punto de vista del volumen, buscando mejorar el espacio interno de la iglesia e, incluso, el perfil de la ciudad, y el efecto que como edificación tendrá en la comarca”.
Para Domingo el logro primero es que ya la construcción arrancó y, más allá de fechas y los problemas que puedan surgir en el camino, dar ese primer paso ha sido fundamental.
Lo dice con una amplia sonrisa mientras avanzan las demoliciones iniciales, se desmontan las tejas, se limpian y se ejecutan los trabajos de los pórticos de la nueva cubierta.
Le preguntamos, a sugerencia de un lector apasionado, si otra vez podrán entrar hasta el templo los carros; y nos responde que sí.
“Inicialmente existía una plaza al costado noroeste (para la calle Vicente García) que permitía el acceso de vehículos de visitas, matrimonios, carros fúnebres, fiestas de quinceañeras y otros menesteres; eso lo vamos a recuperar.
“Además, el proyecto contempla la demolición de una parte del parque para separarlo de la iglesia, y darle el espacio que realmente tenía.
“Igualmente, tendremos que buscar variantes con dos robles, que no son muy viejos y están sembrados en lo que debe ser la escalinata de entrada al templo; muy probablemente sean eliminados”.
Supimos que el presupuesto para la primera etapa ya está completo y que el uso de la luz solar, que tanto define la obra de Alás, está entre los elementos que marcarán la diferencia en este proyecto.
