Maritza Batista, acérrima defensora del idioma español.

  • Cada 23 de abril se celebra el Día del Idioma Español. 26 los acerca a una mujer que, a lo largo de su vida, se ha empeñado en defenderlo

Las Tunas.- La escritora e investigadora Maritza Batista durante años se ha dedicado al estudio de la lingüística, la redacción y el estilo, tópicos esenciales cuando hablamos del idioma español. Ejerciendo la docencia, a través de publicaciones y en otros escenarios, ha defendido el arte de hablar bien. De hecho, fue una de las panelistas que esta semana, desde el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), socializó sus saberes precisamente el Día del Idioma Español.

Comenta a 26 que su interés por nuestra lengua nace en el seno familiar. “Soy de una familia campesina, pero que trataba de hablar bien. Mi abuela era maestra y siempre rectificaba cómo debían pronunciarse las palabras”, resume. Así, estudió Licenciatura en Español Literatura y “eso te obliga a conocer mucho más sobre léxico, lingüística, estilo, redacción, técnicas, recursos y otros elementos”.

Se graduó en 1982 y desde entonces ha intencionado mediante la pedagogía el buen hablar en las nuevas generaciones. “Los tiempos cambian, el lenguaje se modifica y nuestro idioma tiene que incorporar palabras que -incluso- no nos pertenecen y también neologismos. Me alegra cuando mis alumnos entienden eso; me gusta encontrarlos -ya profesionales- y escuchar su manera agradable de comunicarse. Eso es gratificante, pues es lo que he defendido durante años con Redacción y Estilo, Práctica del Idioma Español y otras asignaturas en las que utilizo -además- la Gramática y la Lingüística como ciencias fundamentales”.

La autora de libros como ¿Hablamos bien?, cuaderno que vio la luz bajo la égida del Comité Provincial de la Uneac, ha profundizado en arcaísmos, niveles y planos de la lengua, tipos de lenguaje y otras temáticas afines. “Siempre enfatizo en cuál debe ser la palabra correcta; en cómo debe ser el discurso, utilizando marcadores, enlaces, conectores…, tan importantes para que haya coherencia y cohesión en el texto; en cómo deben hilvanarse las ideas. Por supuesto, les presento a Martí como modelo especial a los estudiantes. También, a través de mi libro de ensayos La imagen iluminada hablo sobre el lenguaje martiano. Hago, por ejemplo, una valoración textual de por qué emplea el tiempo presente, la utilización del hiperónimo flor en sus obras y un análisis sobre el uso de verbos.

“En ¿Hablamos bien? me acerco a la forma en la que se comunica el tunero, analizo planos fónicos, cómo utilizan algunas palabras y también diferentes acentos que se dan en la Isla, pero fundamentalmente en nosotros, que caemos en la pronunciación ascendente del grupo fónico final. También me refiero a errores que solemos cometer a la hora de pronunciar algunas palabras. Decimos querramos, en vez de queramos; mendingar por mendigar; despretigio por desprestigio; demen en lugar de denme, o dele por denle, colegiar por colegir, entre otras. Y ni hablar del verbo haber, pues en torno a este se dice habrán relámpagos, en vez de habrá; hubieron terremotos, en vez de hubo; y muchas otras incorrecciones”, esclarece.

Este último cuaderno, disponible en la sede de la vanguardia artística y en la biblioteca provincial José Martí, debería consultarse por todo aquel que ame el idioma español y quiera, como Maritza, enaltecerlo. “El lenguaje -como dijo ella- es parte de nuestra identidad; debemos cuidarlo. El lenguaje dice quiénes somos”.

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