Las Tunas.- En medio del paisaje rural de El Cornito, las voces infantiles del espacio Cantos de Colibrí se roban aplausos en la Jornada Cucalambeana. La interpretación de La calabaza, por ejemplo, avivó al público, orgulloso de los pequeños rostros que defienden con tanta gallardía lo más autóctono del repertorio guajiro.
Como cada año, el talento formado en los talleres de repentismo y tonadas suele colorear la actividad Canturía Colorín. Este sábado lo protagonizaron niños provenientes de los municipios de Jesús Menéndez, Manatí y Las Tunas. La Escuela de Trova de Colombia, que lleva a esta fiesta de cubanía por primera vez, también encendió corazones allí.
El proyecto sociocultural comunitario Raíces de San José, por su parte, regaló la destreza de su grupo músico-danzario, en especial, bailes que ilustran la riqueza del patrimonio tunero. Así, entre las faldas largas de las niñas y las guayaberas en los bisoños cuerpos se expresa el destello de la cultura rural, esencia de una tradición que se cultiva en los cantos infantiles y se preserva con recelo.
Carmen Ramírez, gestora de ese proyecto, asegura que -a la par de las manifestaciones artísticas- se enseña la historia de los campos cubanos y el amor a la tierra. Además, “los himnos son recordatorio de la fortaleza del campesinado y valores que nos hacen únicos, especiales. Nuestros niños son testimonio de lo que El Cucalambé dejó como legado; eso siempre estará vivo”.