Las Tunas.- En una de las salas del Hospital General Docente Doctor Ernesto Guevara de la Serna, un paciente requería de canalización venosa; pero parecía imposible luego de varios intentos. Entonces, alguien sugirió buscar a Chucho y efectivamente, el destacado enfermero Jesús Ramón Chacón Ávila lo logró.
El proceder fue un éxito y también se convirtió en una clase para los presentes, pues con la sapiencia de sus 36 años de labor encontró la escurridiza vena, más bien guiándose por la anatomía humana, según las palabras que dijo en ese instante.
En dicha acción están las dos metas que se impuso como profesional de la especialidad: prevenir enfermedades y aliviar el dolor de las personas y contribuir a la formación de las nuevas generaciones, “esas que serán la continuidad en humanismo, sentimientos y solidaridad”.
Muchas personas lo conocen y lo admiran en la provincia de Las Tunas y más allá de estas tierras; no solo por su sonrisa franca o sus manos de seda, como dicen algunos, porque apenas se siente el pinchazo de la aguja cuando penetra la piel o los músculos.
Chucho es supervisor de Enfermería y responsable de la docencia por parte de la especialidad, como profesor asistente y con expediente listo para auxiliar. Es un líder de muchos procesos, porque esa es también una manera de educar y de sumar. Pero atesora otras experiencias.
“Me gradué en el año 1987 y desde esa fecha trabajo en esta institución. Aquí fui jefe de la sala del servicio de Angiología, en los años '90. Luego trabajé en el servicio de Neurocirugía y asumí la jefatura del Departamento de Preoperatorio, todo a la par de la docencia de estudiantes de Enfermería. Alcancé el grado científico de máster en Ciencias en la especialidad de Longevidad Satisfactoria”.
Es modesto, demasiado. Por eso resume más de tres décadas en apenas cinco líneas. Pero, su profesionalidad traspasa las salas del “Guevara” y las aulas en las que unos jóvenes inexpertos descubren los secretos de la más noble de las conductas, servir al prójimo.
“Cumplí misión en el Estado Plurinacional de Bolivia y durante tres años me desempeñé de jefe de enfermeros en el hospital en el que trabajé, el Chacaltaya, de la ciudad de El Alto. Además, fui asesor del grupo nacional de observación para la evaluación del centro.
“Como miembro de la brigada Henry Reeve tuve una experiencia inolvidable, pues viajé a México, tras el devastador terremoto que afectó a ese hermano pueblo en el año 2017. Estuve, además, de misión internacionalista en la República Popular de Angola”.
Para él cada día en esas naciones fue un aprendizaje, por las costumbres diferentes y por las experiencias a las que se enfrentaba, algunas totalmente desconocidas a pesar de tantos años como enfermero en la principal institución de Salud de la provincia de Las Tunas.
“Hablar de momentos inolvidables en la labor de Enfermería es difícil, pues todos lo fueron, unos alegres y otros tristes. Pero recuerdo con agrado que, estando en Bolivia, llegó una madre con su niño de apenas 14 meses de edad, en franco deterioro de su salud, con una convulsión.
“Tal como hacemos siempre, actuamos de manera inmediata. Y se recuperó. Su madre estaba muy emocionada y comenzó a llorar. Cuando se calmó un poco, expresó hermosas palabras de elogio y agradecimiento a la gestión de la brigada médica cubana.
“Mas en esas labores no todo nos deja la sensación de felicidad, pues también hay momentos muy tristes. Estando en Angola, atendimos a un niño grave, con un diagnóstico de malaria y según nuestras posibilidades le aportábamos los medicamentos que teníamos en el hospital.
“Sin embargo, y desgraciadamente, sus familiares no tenían los recursos para comprarlos en las farmacias privadas y falleció. Por eso yo siempre digo que debemos defender la Revolución y sus principios de que la salud y la vida son lo más importante”.
Él siente un gran placer por contribuir a la formación de las nuevas y futuras generaciones, a las que considera un pilar importante en la sociedad. Por ello sabe que aún puede aportar para seguir haciendo de la Enfermería esa profesión útil y necesaria.
“Siento que me falta mucho por hacer y nunca estoy conforme, porque cada situación es distinta y requiere de una actuación diferente. Desde el primer momento que uno escoge esta profesión se siente comprometido y eso es lo que estamos abogando con las generaciones que vienen detrás”.