VIH tratamiento

Las Tunas.- La experiencia del doctor Ariel Labrada Salas pinta muy crudo el desenlace de ciertas historias recientes. Para él, el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) escapa a las estadísticas con las que tiene que lidiar en sus rutinas diarias, son rostros, no números... Y el dilema es muy sencillo, la enfermedad es un zarpazo cuando no se asume con la responsabilidad de querer vivir. La muchacha del “caso sida” no lo logró entender.

Los detalles siguen intactos para el galeno… En el 2015, durante su segundo embarazo, la paciente fue diagnosticada con VIH. En esa etapa recibió atención médica y el bebé nació sano. Luego abandonó el tratamiento y salió del sistema. Tuvo residencia en varios municipios de Las Tunas, sin afianzarse ni considerarse un problema de ninguna comunidad.

Este año, el doctor Labrada volvió a verla. Acudió al Sistema de Salud en estadio crítico, pidiendo ayuda. Pesaba un poco más de 35 kilos y recién había cumplido los 30 años de edad. Acudió con varias afecciones, entre ellas, una candidiasis avanzadísima, en la boca y en otros órganos. Se logró hospitalizar y le restituyeron el tratamiento retroviral combinado.doctor Ariel Labrada Salas

Asegura Ariel que después de varios días en la institución volvió a desaparecer. Cuando regresó tenía pérdida de la visión de un ojo debido a una inflamación de la retina. En lo adelante se afianzó el deterioro. La muchacha estuvo tres meses en franca batalla por la vida sin que su sistema inmunológico le permitiera ganar. Recientemente falleció, dejando huérfanos a sus hijos, un adolescente de 14 años y el pequeño de 8.

Con la misma impotencia dibujada en rostro, el galeno rememora el diagnóstico, en días cercanos, de un niño de 2 años de edad. Su mamá le extendió por protección la lactancia materna hasta los 18 meses. Un buen día, su actual pareja, no el papá del niño, le informó que había resultado positivo a un test rápido de VIH. Así se conoció que todos habían contraído la enfermedad.

LA REALIDAD TUNERA EN CLAROSCURO

El diálogo es un llamado a la responsabilidad desde el Programa de VIH/sida y Hepatitis, que rectora el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología. Como el doctor Ariel, su colega Lina Isabel Hernández Sánchez prende las alarmas ante un fenómeno que con todo el respaldo institucional sigue sumando dolor a muchas familias.

“No puedo asegurar que haya un incremento en el diagnóstico de los casos en la provincia -aclara Lina-, lo que más nos preocupa es que hay un subregistro de casos, o sea, personas enfermas que no se han diagnosticado y mantienen relaciones desprotegidas y, por tanto, propician el contagio de manera inconsciente.

“Recientemente participamos en un taller nacional de la especialidad y los matemáticos que se dedican a llevar las estadísticas, a nivel de la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideran que en el país deben existir alrededor de nueve mil casos que no se han diagnosticado. Las Tunas no está exenta de esta realidad.doctora Lina isabel

“Entre las causas se encuentran no solo los años atípicos de la pandemia de la covid-19 que trastocaron de muchas maneras la sociedad, también tributan al fenómeno los procesos migratorios, el mismo ritmo más acelerado de la vida y la iniciación cada vez más temprana de las relaciones sexuales.

“Sucede, además, que en estos momentos hemos notado que se ha perdido el pánico que existía inicialmente a la enfermedad, una gran parte de la sociedad conoce que el paciente que se adhiere conscientemente al tratamiento puede tener una vida larga y realmente se ha asumido con más ligereza.

“En nuestro territorio hay poca percepción de riesgo en grandes grupos vulnerables. Por ejemplo, estamos lidiando con pacientes alcohólicos que, por ende, son inmunodeprimidos debido a su mismo estilo de vida y cuando se diagnostican ya están en estadios muy avanzados, en fase sida, que es cuando llevan muchos años enfermos sin tratamiento médico y debutan con una gran enfermedad oportunista como la tuberculosis o el linfoma”.

¿A DÓNDE ACUDIR?

Desde hace poco menos de un año, el Balcón de Oriente cuenta con una Consulta de Pre y Posexposición, el escenario oportuno para recibir información, terapia y proteger la vida, si se trata de VIH.

“Allí llegan pacientes de riesgo como los adolescentes con múltiples parejas sexuales, el grupo HSH (hombres que tienen sexo con otros hombres) y otros tantos de diversas edades y orientación sexual -explica Lina Isabel.

“Es una consulta abierta, donde vemos la condición de salud, realizamos test rápidos y repartimos de manera gratuita medicamentos retrovirales combinados que elevan el sistema inmunológico de los pacientes. Se plantea que la persona que esté consumiendo esta terapia y se exponga al virus del VIH tiene un mínimo de posibilidades de enfermarse. Así de importante es la consulta”.

Preocupa a la doctora que, a pesar de la ayuda que se brinda, hoy por hoy no llegan hasta la población que se requiere. “Estamos viendo menos pacientes de lo que deberíamos. Coordinados con los grupos básicos de trabajo (GBT) de todas las áreas de Salud, creemos que si cada médico tributa a este espacio se puede incidir y modificar la incidencia del virus en suelo tunero.

“Alarma también la poca disponibilidad en farmacias de los preservativos. Nosotros en consulta repartimos condones y lubricantes, pero sabemos que esta no es la solución, y aunque el país ha hecho un esfuerzo inmenso, hoy este producto se ha convertido en un negocio lucrativo, caro, que se importa y, por tanto, no está al alcance de todos como se requiere.

“Llama la atención que el tratamiento retroviral que ofrecemos es muy costoso en otros países y aquí se reparte gratuitamente. Entonces, si el respaldo en condones que es lo más sencillo y menos costoso falla, conspira contra todo lo que se ha ganado y se tambalea un programa que por años ha trabajo con vista a erradicar la enfermedad”.

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RESPONSABILIDAD Y FUTURO

Las Tunas cuenta con poco más de 900 pacientes diagnosticados con VIH, actualmente cinco embarazadas con esta condición disfrutan del privilegio de la maternidad. Por siete años consecutivos, el Sistema de Salud en el territorio mantiene en cero la tasa de transmisión del virus de la madre al bebé. Este resultado es la imbricación de muchas instancias y de valiosos profesionales.

Despunta en el panorama local un número notable de pacientes que abandonan los tratamientos y “no hay cómo influir sobre ellos”. Contra toda lógica, se convierten en focos de transmisión de una enfermedad que cobra rostros jóvenes, destruye familias… y hace añicos la meta de pensar y soñar un mundo sin sida.

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