Las Tunas.- A pesar de las limitaciones y escasez de recursos -consecuencia del recrudecido bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba y la pandemia-, el hogar de ancianos Carlos Font Pupo, de esta ciudad, vive un proceso de reparación y mantenimiento para elevar la calidad de vida de sus residentes.
Juan Carlos Oliver González, director del centro, explicó que construyeron un nuevo pantry y un comedor, además de pintar las salas de estar y pasillos; muestra de la prioridad que conceden a quienes peinan canas.
“El próximo 14 de junio esta institución arribará a sus 41 años, una motivación para resolver algunos de los problemas estructurales. Con ese propósito se aprobó un presupuesto de medio millón de pesos y estaremos inmersos en acciones que incluyen la terminación de baños y arreglos de otros”, detalló.
En esta gran “casa” ingresan personas mayores de 60 años que no tienen familiares o estos no pueden hacerse cargo de ellos. Por lo general, padecen pluripatologías, como la nefropatía crónica, hipertensión arterial, trastornos neurocognitivos, neoplasias, osteoartritis y diabetes mellitus. Allí se les garantiza alimentación y atención médica.
“Tenemos especialistas en Geriatría, Medicina Interna y Medicina General Integral vinculados directamente con la asistencia médica a nuestros abuelos, así como 42 enfermeras y 47 asistentes de Enfermería. Contamos, además, con un Departamento de Rehabilitación, que presta ese servicio en el propio local o el personal acude a los cuartos de quienes así lo requieran”.
Las buenas voluntades y políticas geriátricas, sanitarias y comunitarias apuestan por el bien de la ancianidad, aun cuando persisten muchas dificultades y falta camino por recorrer, sobre todo, porque la población envejecida en Cuba ya rebasa más del 20 por ciento.