Las Tunas.- En medio de las difíciles condiciones por las que atraviesa el país, realizar un evento puede tornarse en proeza. Por eso, cualquier análisis ha de partir de eso, de reconocer a quienes -a pesar de todo- defienden una cita valiosa. Tal es el caso del impulsado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en el territorio, acaecido recientemente.
Entre los días 12 y 14 de diciembre, el Balcón de Oriente volvió a ser punto de confluencia de artistas de diferentes regiones del país. Y aunque la música sea el plato fuerte, como es natural, otras manifestaciones artísticas siempre acompañan su agenda, ofreciendo un matiz diferente al evento, incluso, a nivel de nación.
Esa fue una de las fortalezas que, en diálogo con 26, reconocieron cantautores como Ariel Barreiros y Yatsel Rodríguez. El arte del grafiti, por ejemplo, adornó nuevamente la Casa del Joven Creador, realizándose una obra in situ en el patio La Guarida, durante el evento. También la caricatura estuvo presente con la exposición Gente arrabalera, de Raúl Leyva Pupo, y la peña Cronopios nos acercó a la relación entre la música y la literatura.
Esta vez el evento cambió un poco su concepción, pues no se dedicó a un género musical específico, sino al Proyecto Zabaleando, iniciativa comunitaria que bien lo merece y que, cada mes, desde la calle Adolfo Villamar defiende nuestra cultura. Sin embargo, no por ello dejaron de confluir diferentes estilos de la canción (rock, trova, reggae, música de concierto...), y hasta el folclor afrocubano estuvo representado por los grupos África Urbana y Yoruba Man.
Asimismo, se cumplieron dos de las líneas de trabajo fundamentales de la AHS aquí: el vínculo con la comunidad y la Enseñanza Artística, pues hubo espacios para ambas vertientes. Por otro lado, no solo los creadores habituales tuvieron cabida, también sumaron a jóvenes talentos como Esteban Daniel García y el dúo Once, con un quehacer prometedor en nuestra ciudad. Además, la mayoría de los asistentes en esta ocasión (25 foráneos) lo hicieron por primera vez.
En general, Ana Margarita Arada (presidenta de la AHS en la provincia), Jesús Ricardo Pérez Cecilia (vicepresidente), Sheyla Arteaga (comunicadora institucional) y otros miembros del equipo organizador se sienten satisfechos, pues "este fue el primer evento nuestro que fluyó sin mayores contratiempos".
En ese sentido, reconocieron el apoyo logístico ofrecido por instituciones y organismos como la Unión de Jóvenes Comunistas, el Gobierno Provincial, Tecnoazúcar, el laboratorio cultural El Nido y el propio Proyecto Zabaleando, cuya conga marcó el inicio de la jornada. También la contribución de artistas al estilo de Yeinier Aguilera y Yunior Larrea. Todo ello fue vital para lograr esos resultados; algo que merece reconocerse, pues no siempre ha sido así.
Otra actitud plausible fue el apoyo económico por parte de las direcciones Provincial y Municipal de Cultura, que ofrecieron un monto de 60 mil pesos cubanos entre ambas para pagar el talento artístico. Sin embargo, teniendo en cuenta que una unidad de ese tipo cobra unos 20 mil y que vinieron varios elencos de otras provincias, aún la cuantía no garantiza todos los gastos.
Si bien es cierto que el Entre Música -a diferencia de otros eventos de nuestra AHS como La Pupila Archivada y el Guernica- sí tiene presupuesto nacional, esta vez no llegó en fecha ese dinero y los organizadores se vieron obligados (para no suspender la cita, que ya había sido pospuesta una vez por la situación climatológica que marcó el mes de noviembre) a acudir a sus ahorros, a favores de amistades, al apoyo de entidades como las mencionadas y otras, o a pagar alguna actuación una vez dispongan de la cifra pendiente por la dirección nacional de su organización. Así, creciéndose ante adversidades, cuestiones como el hospedaje, la alimentación y el transporte, que otrora fueron talones de Aquiles en cierta medida, esta vez resultaron zanjados.
No obstante, no debemos conformarnos. Apoyar monetariamente o con algún recurso no basta, el calor humano también es necesario, pues muestra que la cultura nos importa y en ello aún tenemos muchas deudas. La asistencia de autoridades del sector y gubernamentales en los diferentes espacios todavía sigue siendo asignatura pendiente. De revertirse esa realidad, no solo aprenderíamos más sobre los procesos artísticos, sino que seríamos ejemplo para que se sumen otras entidades, que se entienda la importancia del Entre Música para la provincia y sea un suceso más de pueblo. En otras palabras, que no se vea como un evento de la AHS, sino de Las Tunas.
Además, aunque todas las actividades mostraron cierto público, aún se puede lograr más en ese sentido si, más allá de cuestiones organizativas y de promoción, nos identificamos con su programa y les servimos de eco. El concierto Canto, de Ana Irma Pérez Perelló, aunque se cambió de lugar a última hora por razones ajenas a su voluntad, fue una presentación hermosa, digna de un auditorio mayor. No todos los días tenemos esas joyas al alcance.
Pero, más allá de cualquier detalle, fue bonito ver a personas de diferentes edades y preferencias artísticas reunidas por un bien común; apreciar la inyección que dejan en el tejido colectivo las invitaciones culturales en diversos horarios y lugares, pues hubo acciones de extensión en centros educacionales e instituciones laborales. Además del aprendizaje inherente a la socialización, a los espacios teóricos, al deleite en vivo..., fue satisfactorio observar la mezcla de manifestaciones artísticas y la simbiosis entre lo tradicional y moderno, como lo demostraron con sus banderas multicolores los integrantes del Proyecto África Urbana, de Cienfuegos.
Nada es perfecto. Hay quienes extrañaron grandes nombres del pentagrama que en otras ocasiones llegaron hasta nuestra tierra, pero hablamos del último mes del año, de tiempos de contingencia energética y presupuestos recortados. Que ante esos y otros desafíos, nuestra vanguardia artística juvenil se creciera habla de una voluntad y actitud en pos de defender la cultura cubana, y eso -por encima de todo- es lo verdaderamente importante.