• Este 31 de marzo la editorial de Las Tunas celebró su cumpleaños 34. 26 se suma al agasajo con un acercamiento a algunas de sus páginas y sus protagonistas
Las Tunas.- "La gente tenía montones de libros y nunca había publicado. Entonces se les dio la posibilidad. Tuve el orgullo de disfrutar la entrada al mundo editorial de muchos escritores tuneros, casi la mayoría. Eso me dio un placer inmenso". Así recuerda la editora Mirtha Beatón (Mamá Sanlope) su llegada al sello local, del cual fue fundadora y su primera directora, cargo que ocupó por más de 10 años.
Esta semana, en el marco de las celebraciones por el Día del Libro Cubano, se honró a personas como ella, sin las cuales no podría escribirse la historia de las letras aquí. El Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL), la editorial Sanlope y el Centro de Promoción Literaria Pablo Armando Fernández prepararon el agasajo, que acogió el lobby del teatro Tunas. "Sanlope es mi guijarro. Abrió puertas, me permitió superarme y convertirme en un mejor ser humano. Sé que existen Arte y Literatura, Letras Cubanas, Nuevo Milenio, Oriente y otras editoriales, pero para mí la mejor es la nuestra. Le dediqué más de 30 años de trabajo y sigo contratada como editora. No me veo alejada de los libros", añade Mirtha.
Maritza Batista, por su parte, provenía del ámbito académico y esta institución le resultó fascinante. Allí, rodeada de libros y escritores de la talla de Guillermo Vidal y Alberto Garrido, contribuyó a avivar -desde el puesto de jefa del Departamento de Literatura del CPLL- esta manifestación en el territorio. "La década del 90 fue brillante. Existió una comunidad literaria. Empezamos con Galería, de Antonio Gutiérrez, y después vinieron otros libros, incluso muchos plaquettes. Se hizo un convenio con el poligráfico para libros publicitarios. Lesbia de la Fe, Tony, yo y los otros del equipo no teníamos noción de cómo hacer un libro. Empezamos a crear las colecciones y para ello trajimos a Roberto Artemio, uno de los mejores diseñadores de Cuba.
"Entonces Tony habló con él para crear pequeños libros que cada uno solo necesitaba para existir de una página. Así llegaron varios clásicos a manos de muchos niños y hay quien los atesora hasta hoy. Además de cuentos, se publicaban poesías, adivinanzas, obras de autores de otras provincias, figuras reconocidas…".
Acirys Espinosa, actual directora de la Sanlope, desde que era una estudiante ya se sentía atraída por este universo, tanto así que -luego- realizaría su tesis de maestría sobre la historia de la editorial. "Esa motivación no fue por gusto; yo trabajaba en la Radio, pero en todos los espacios de esta provincia, fueran de artes plásticas u otro tema, ahí estaban los escritores. La literatura cobró un auge tremendo. Empezaron a conocerse los autores tuneros a nivel nacional y más allá. La génesis estuvo marcada por miles de innovaciones. La mayoría de nuestros creadores comenzaron a publicar en plaquettes y a ellos se unieron todas las organizaciones.
"Una vez Tony Gutiérrez en una entrevista dijo algo sabio: 'El Cucalambé se publicó en Las Tunas cuando surgió nuestra editorial. Eso da la dimensión de la importancia que tiene. Aun cuando nos toque tropezar y enfrentar muchas carencias, hoy nos satisface tener un catálogo que rebasa los 500 títulos'", comenta Acirys.
"Luego se empezaron a sumar otros editores y un montón de activistas. Entonces dividíamos la producción; había quien editaba narrativa, poesía o literatura para niños. Y así fue creciendo la entidad. Aparejado a ello, surgieron actividades como Té concierto, en la Casa del Joven Creador. Recuerdo que venía siempre en una bicicletica con dos galones de té, uno con su dosis de alcohol y otro normal, para todos los gustos. Era lindo el ambiente que se formaba allí. También había otras peñas y concursos como Cuentos de Amor y La Llama Doble", agrega Maritza.
El intelectual Carlos Tamayo fue otra de las figuras que marcó esos inicios, sobre todo como asesor. Especialmente recuerda el nacimiento de la actual revista Quehacer, cuyo formato ha variado con el tiempo. "Antes fue un tabloide del periódico 26, luego un suplemento que atendía el medio y después estuvo bajo la égida del CPLL. Fue también revista impresa y actualmente es digital. En ese sentido, creo que ya es hora de que Sanlope tenga un sitio web para ella", apunta.
Tamayo reflexiona -además- sobre la decisión que llevó a llamar a la editorial con el seudónimo de Manuel Nápoles Fajardo, hermano de El Cucalambé. "En esa época todo se consultaba. Nos reunimos y Lesbia me preguntó: '¿Qué tú crees?'. Como todo el mundo aquí conocía a El Cucalambé, llamarla así era redundar, así que nos decidimos por Manuel, prácticamente desconocido y digno de reconocer, pues fue el primer editor de José Martí poeta con A Micaela. Además, el primer libro publicado en Las Tunas (muchísimo antes de llegar la editorial) fue de su autoría, Flores del alma, volumen que fotocopié en La Habana y Sanlope volvió a editar".
Historias como estas siguen guardadas en la memoria colectiva y, aun en la era de apuestas por publicaciones digitales, no deben olvidarse. Allí, en la calle Gonzalo de Quesada número 121, hay un lugar que -día a día- se empeña por defender la tradición literaria de estos predios. Muchos son los desafíos todavía latentes, pero que persista -a pesar de todo- nos reconforta. Ojalá que, ante la crisis de papel y otros escollos, siga honrando siempre su eslogan: "Somos Sanlope, tu oasis de palabras".