Las Tunas.- Eliades Ávalo Rosales, a pesar de su maestría, no es de los artistas más mediáticos de la provincia. Quizás porque ha tratado, en más de 50 años de vida artística, de alejarse un poco de las tendencias en la plástica. Es su manera de mantenerse puro, confiesa, y eso hay que respetarlo. Pero, aun así, no deja de sorprendernos con una especie de discurso folclórico aplicado al abstracto figurativo y es raro no apreciar al menos una obra suya en algún salón de estos predios.
La exposición Transferencia, que exhibe la galería La Jungla, de la sede tunera de la Fundación Nicolás Guillén (FNG), es muestra de ello. Resulta curioso que el nombre de esta galería sea el título de una obra cumbre de Wifredo Lam, uno de sus referentes en la manifestación. De hecho, su estampa se observa especialmente en los dos primeros cuadros cercanos a la entrada de la institución. "Eran un regalo para la crítica de arte Bárbara Carmenate Hernández, pero lamentablemente no pudo verlos terminados", comentó emocionado a 26.
Esta exposición es, de cierta manera, un viaje por varias etapas de su carrera. Sin embargo, no son precisamente las obras con las que se ha sentido más satisfecho. "Todas estaban expuestas en la sala de mi casa, como una pequeña galería. Lo que hice fue transferirlas a este espacio", apunta. Así, a través de 45 piezas, el autor transfiere "ideas, conocimientos, experiencias y emociones"; y lo hace desde diferentes técnicas: fotografía, pintura, cerámica…
"Realmente creo para que me guste el resultado, por autocomplacencia, pero en este caso la importancia radica en que mi familia las ha hecho suya y las ha protegido contra el paso del tiempo". Asimismo, llaman la atención del espectador títulos sugerentes: El anillo en tus entrañas, Surcos de viento, Diálogos fecundos…
El erotismo, cierto halo místico, detalles de la naturaleza y colores, lo mismo ocres que un poco más vivos, se funden en sus cuadros para inyectar varios significados.
Al viajar mediante el diálogo hacia su génesis creativa, recuerda que "antes hacía arte muy figurativo, retratos casi hiperrealistas. Alcancé un dominio del dibujo que me permitía hacerlo. En la escuela tuve buenos profesores. Después me fui yendo hacia una figuración más cercana a lo astral. Asimilé un poco de la forma de hacer de Lam, pues en el arte tienes que beber de experiencias ajenas hasta crear tu estilo. También bebí de la obra de José Luis Posada (El Gallego), un dibujante español que radicó en Cuba".
Por esos senderos, cae en el ahora: "Hoy me gusta más el arte abstracto que cualquier otra tendencia, pero siempre parto de una figuración. Cuando trazo sobre lienzo, cartulina u otro soporte, lo hago de forma gestual, tratando de echar a un lado lo consciente y, después, esas líneas, esos trazos, son para mí como provocaciones que me motivan a hacer la obra específica".
Aunque Ávalo, graduado de pintura, tuvo en sus primeros años a la escultura como fuerte, fue la pintura lo que lo atrapó finalmente. Sin embargo, en los últimos tiempos, esos saberes adquiridos en la vertiente tridimensional le han servido para generar instalaciones que se hacen notar por ser, de cierta forma, un canto a la idiosincrasia, al mestizaje y la identidad, en general. "La instalación me viene por la inclinación hacia la escultura, pero también motivado por Leonardo Fuentes, líder del proyecto Zona Creativa. Me incorporé a la iniciativa y eso me ha motivado a hacer instalaciones, que me gustan mucho", explicó.
Siempre dispuesto a confrontar su obra con otros creadores, este exponente de la vanguardia artística del territorio no detiene su trabajo ni su voluntad de transmitir conocimientos a los talentos emergentes. "Nunca olvidaré el Salón Nuevo Paisaje, realizado en Santiago de Cuba, pues solo tenía dos años de graduado cuando participé junto con varios de mis profesores. Por eso, al ganar, les dediqué el lauro; debemos ser agradecidos. A los jóvenes les digo que no solo se pinta con acrílico ni con óleo, también con asfaltín, café y otras variantes. Lo importante es crear".
Así es Ávalo, un hombre sencillo que hace de la vida una enorme pincelada, con su discurso multicolor y auténtico. Visite la sede tunera de la FNG y descubra a un hombre "fiel a sí mismo", a quien el ego nunca recordará su Premio de la Ciudad en Artes Plásticas (1996), la Medalla Raúl Gómez García ni sus múltiples reconocimientos. Un hombre presto siempre a crear e inspirar a otros. Un maestro.