Las Tunas.- Cuando Anabel decidió asumir su verdadera orientación sexual, el espacio más sagrado que tenía como resguardo, la familia, se le hizo trizas en el mismo instante en que abrió la boca. Autoproclamarse como lesbiana desató una cruzada en su hogar que involucró ofensas, golpes, y mucha violencia psicológica, algo que, a estas alturas, no deja de dolerle.
“Fue como una sacudida, desde lo más profundo… Una espera que sus padres la respalden en cualquier camino que decida tomar, y cuando te encuentras sola y repudiada empiezas a consumirte, desde adentro.
“Lo peor no fueron los insultos, incluso, ni las armas blancas que se levantaron en las peores crisis, lo que más me destrozó fue que pusieron a mis hijos en mi contra y me ha costado muchísimo irlos sumando a mi nueva vida”.
En medio de la vorágine que inconscientemente ella desencadenó, aparecieron los puentes hacia lo que sería su normalidad, un espacio neutro, sin autoflagelaciones, ni remordimientos.
“Supe de la Red de Lesbianas por Lázara, la coordinadora, y desde que llegué allí me sentí finalmente entre familia. Encontré el lugar para hablar de mis preocupaciones, sin ocultar ni suavizar los detalles. Junto a mi pareja descubrí que no tengo ningún problema, que los equivocados son ellos, y que mi relación no es nada más que la unión de dos personas que se quieren”.
MÁS QUE MANOS, PUENTES
Detrás del micrófono, la historia de Lázara Gutiérrez sobrecoge y estruja. Justamente por haber sido maltratada, exiliada de su casa y condenada a vagar sin rumbo, hoy ella trasluce fortaleza. Al frente de la red de Las Tunas extiende puentes de comprensión hacia muchachas como Anabel, que necesitan una mano a la que asirse en los momentos más definitorios y tristes.
“Desde el inicio concebimos la red como una cofradía -asegura Lázara-, a ella llegamos rotas y llenas de cicatrices que te hacen volverle la espalda a la sociedad y esconderte. Sabíamos que ese no era el camino, así que el día 3 de diciembre del 2015 finalmente materializamos el proyecto.
“Somos prácticamente una familia de 15 a 20 miembros. Nos toca restablecer todo lo que está roto, acompañarnos y apoyarnos, porque en muchos casos no tenemos a nadie más que lo haga. Aquí somos activistas y atendemos, sobre todo, los problemas de violencia.
“Llevamos los casos con mucha seriedad, si las muchachas o sus familiares están siendo violentados les brindamos el acompañamiento necesario para resolver los conflictos. Vamos a las instituciones, tenemos habilitados los medios para acceder a la Fiscalía y, por supuesto, estamos ahí para ellas, porque en nuestra red ninguna está sola.
“Hemos participado en talleres y actividades nacionales organizadas por el Cenesex. Viajamos a otras provincias a capacitarnos, intercambios de experiencias. Recibimos talleres sobre la violencia, grupos vulnerables, derechos laborales. Como consecuencia de la Covid-19 nuestro accionar se limita al espacio virtual, pero la red siempre ha estado muy activa.
“Como promotoras queremos llegar a las comunidades, hacernos escuchar. La homofobia y la transfobia hacen mucho daño, no abstracto, sino real; es la causa de que muchas mujeres atenten contra su vida. Y la familia tiene un rol imprescindible, la gente es como es, pero lo que sí necesita es el apoyo de sus seres queridos”.
Ariadna lleva cinco años inmersa en el funcionamiento de la red. Es una joven valiente que ha encontrado en esta afiliación el espacio para alzar su voz a favor de una sociedad más inclusiva.
“Desde que me inicié en el grupo he aprendido muchísimo, entiendo cuestiones que antes no comprendía y que no tienen nada que ver con la orientación sexual. Las especialistas del Centro de Higiene, Epidemiología y Microbiología, Elia Marina Hidalgo y Mayelín Ayala, nos han ayudado a crecer como personas, a conducirnos de manera segura en la sociedad.
“Hemos aprendido de los derechos individuales y colectivos, de las enfermedades de transmisión sexual y cómo tener conductas más responsables. También nos aportaron acompañamiento terapéutico. Ojalá todas las muchachas que ahora mismo están confundidas y sufren por su orientación sexual se sumaran a nuestra red, porque recibirían la fuerza para seguir adelante”.
DESDE LA ASESORÍA Y EL ACOMPAÑAMIENTO
La licenciada Mayelín Ayala García, especialista del Programa de Prevención y Control del VIH/sida reconoce los aciertos y fortalezas de este grupo que ya va para seis años y que se ha propuesto crecer en la sociedad tunera.
“El trabajo con la red es de mucha importancia para el programa de Prevención y Control del VIH/sida -puntualiza Mayelín-, porque este es un grupo vulnerable, que requiere mayor atención.
“Por esta razón tenemos previsto la realización de talleres frecuentes no solo sobre la violencia de género, sino de otros temas de vital importancia. Queremos que adquieran información de la prevención de las ITS y la divulguen.
“Nuestro quehacer con las muchachas se ha fortalecido a raíz de que ellas han ganado en organización mediante la red y nos empeñamos en mantener estos vínculos en aras de proyectar nuevas estrategias”.
DE SOLUCIONES Y RECONCILIACIÓN
Hace un tiempo atrás, Kenia acudió a la red porque necesitaba ayuda con urgencia. Su hermana había sido agredida brutalmente por su exesposo y no sabía cómo conducirse al respecto. Las instituciones a las que fue habían asumido el caso como si se tratara de un mero conflicto entre marido y mujer, que podía resolverse en familia.
“Nos apoyaron y asumieron el problema como si fuera propio -comenta Kenia-. Desde el grupo acudimos a todas las instancias y nos hicimos escuchar. Siento mucho orgullo de nuestro grupo de amazonas, es el espacio para cuidar de cada una de nosotras, y ayudarnos a conducirnos mejor en la sociedad”.
La Red de Lesbianas de Las Tunas muestra una amalgama de historias tristes que han logrado encaminarse hacia la reconciliación. Son muchachas dispuestas a defender sus derechos y no inclinar la cabeza nunca más. A propósito de la cercanía del 17 de Mayo, Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, aprovechan los espacios digitales para pintar Las Tunas con los colores de la inclusión.
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