Las Tunas.- En esta oriental provincia cubana se practican varias artes marciales, algunas de ellas poco conocidas por sus habitantes, pero con una sistematicidad en el trabajo que demanda de una mayor difusión social. Alexei Pérez Andrés, secretario general de la Asociación Cubana de Artes Marciales (ACAM) en Las Tunas, conversó con 26 en aras de compartir más detalles sobre este interesante mundo.
“Provenientes de varias regiones, las que más se ejercitan son el shinsen ryu tai jutsu, el sansuikai aikido y el kendo, de Japón; la eskrima kali, que nació en Filipinas; y el shaolin dongwu kexué kung fu, de origen chino. También el kapap, que es un arte marcial proveniente de Israel; el judokickbox, considerado un programa marcial cubano; y el lianchi, creado por el tunero Eusebio Reinel González Figueredo.
“En las artes marciales existen normas de cortesía que forman parte de lo que se conoce como la etiqueta del arte; y el saludo es uno de los requisitos fundamentales, ya que se realiza antes de comenzar y al finalizar cada clase o entrenamiento”.
Progresar en las artes marciales no solo significa mejorar en las técnicas de combate propias de cada estilo, sino, también, crecer como persona logrando convertirse en un mejor ser humano. Al respecto, Pérez Andrés nos comenta que “alcanzar un grado marcial requiere dedicación, práctica y aprendizaje constante, así como una serie de condiciones tales como entrenamiento regular: práctica constante bajo la guía de un instructor calificado; dominio de técnicas: aprender y perfeccionar las técnicas básicas y avanzadas del arte marcial que se practica; comprensión teórica: estudiar la Filosofía, historia y principios; participación en exámenes: presentarse a evaluaciones periódicas que controlan el progreso y dominio de las técnicas; condición física y mental: mantener un buen estado tanto físico como mental para soportar el rigor del entrenamiento; disciplina y ética: adoptar una actitud disciplinada y ética, dentro y fuera del lugar de entrenamiento”.
UNA DE LAS MÁS PRACTICADAS
Desde hace aproximadamente tres décadas, el arte marcial sansuikai aikido forma parte del abanico deportivo en la Isla, según nos comenta Julio César Silva Serrano, uno de sus profesores; y además significa un camino hacia la energía y la armonía.
Poco más de 10 atletas de ambos sexos y diferentes edades se concentran cada tarde, de lunes a viernes, para perfeccionar las técnicas y movimientos propios de esta manifestación japonesa.
Silva Serrano refiere que “el aikido es un arte un poco compleja debido a los desplazamientos, utiliza mucho el desequilibrio del rival y las caídas. Se basa fundamentalmente en el uso de la energía del contrario, por lo que se requiere de tiempo para su aprendizaje y mucha disciplina en el entrenamiento”.
Resulta interesante observar los gestos armónicos y sincronizados que lo distinguen, así como la integración sin limitaciones para todos los practicantes.
Fernando Oliva es el aikidoca con más edad y tiempo en el estudio de dicho arte, pues desde hace casi un cuarto de siglo anda enrolado en estos menesteres. Describe al aikido como “un método de vida que tiene sus principios, tanto éticos, como morales y filosóficos. El aikido no tiene barreras para su práctica y se adapta a cualquier persona, lo que lo diferencia del resto de las artes marciales.
“Todos sus movimientos están relacionados con la salud de los seres humanos, utiliza la armonía en cada uno de sus movimientos; es un arte netamente sistémico”, dijo.
Los practicantes de los distintos estilos tienen como lugar de entrenamiento la sala polivalente Leonardo McKenzie Grant y sus alrededores, así como la Sala Techada aledaña al estadio Julio Antonio Mella.
Si desea sumarse a la práctica sistemática de cualesquiera de los estilos que conforman estas artes marciales, puede acercarse a los lugares de entrenamiento y contactar con sus profesores; ellos gustosamente le atenderán y explicarán todo lo que necesite saber de este fascinante mundo.
EL ESTILO TUNERO
El lianchi es un sistema de actividades marciales terapéuticas en el que se integra el tai chi con el liangong. Lian significa restaurar, y chi, energía. Su creador, el tunero Eusebio Reinel González Figueredo, nos acerca a su esencia. “Este sistema constituye mi tema de tesis para obtener el grado de doctor en Ciencias de la Educación que tributa directamente a la Cultura Física y el Deporte. Su metodología se basa fundamentalmente en la combinación o unión de ejercicios estáticos y dinámicos”.
El máster en Ciencias de la Cultura Física, rehabilitador traumatológico y ortopédico del deporte nos comenta: “Comencé el trabajo con un grupo de 29 niños pertenecientes a la escuela primaria Tony Alomá Serrano del reparto Buena Vista, para corregir posturas en asmáticos que sirve para mejorar la respiración y las condiciones físicas, evitando los dolores en la cervical y la espalda. Este tema trascendió hasta el trabajo con las personas adultas, de la tercera edad fundamentalmente, con los que me mantengo trabajando en la actualidad.
“Esta inventiva traspasó las fronteras cubanas, específicamente México, Suecia y Brasil, países con el que se sostienen fuertes vínculos. También se han publicado textos relacionados con el lianchi, los cuales podemos encontrar en Google”, nos comparte González Figueredo.
Al decir de los entrevistados, después de comenzar con la práctica del lianchi su vida ha cambiado para bien. En algunos casos han disminuido e incluso desaparecido los dolores musculares; en otros las crisis de asma, y en la gran mayoría ha aumentado la concentración y también el equilibrio.
El lianchi es nuestro. Las Tunas cuenta con su propia arte marcial, gracias a la inteligencia, investigación e innovación de uno de sus maestros, Eusebio Reinel González Figueredo.