Las Tunas.- El instituto politécnico de economía y los servicios (IPES) Conrado Benítez García vivió un proceso de transformación significativo en los últimos meses. El centro ofrece tres modalidades de curso: diurno, por encuentro y continuidad de estudios para obreros calificados.
Actualmente cuenta con una matrícula de más de mil estudiantes. Después de un largo tiempo sin apaños, la renovación de las instalaciones se convirtió en una prioridad no solo para respaldar la calidad educativa, sino también para brindar un entorno seguro y cómodo para los alumnos.
MANOS A LA OBRA
“Las restauraciones han sido de gran envergadura. Se llevaron a cabo trabajos estructurales, eléctricos y de fontanería, con un enfoque particular en revitalizar los baños y la plomería. A pesar de las limitaciones, como la falta de cocina, se lograron avances significativos en otras áreas”, afirma la directora del IPES, Noemí León León.
En el ámbito eléctrico, se instalaron más de 100 faroles en las luces exteriores y mejoraron las aulas con aproximadamente 150 nuevas luminarias. Este esfuerzo ha alumbrado los espacios y contribuido a fomentar un ambiente más acogedor y propicio para el aprendizaje.
“La carpintería metálica fue otra de las áreas críticas que requirió atención. Se repararon y reemplazaron estructuras dañadas, asegurando que todos los locales estuvieran en condiciones óptimas. La pintura fue general, lo cual le ofreció un nuevo aire a la fachada del colegio”, comenta León León.
Una de las zonas más afectadas por el deterioro era la planta alta del segundo edificio, donde había filtraciones significativas. El cambio completo de esa cubierta dejó atrás esa historia y eliminó problemas de años.
Las faenas movilizaron a más de 150 trabajadores e involucraron tanto personal interno como brigadas externas, lo que garantizó que las tareas se completaran en tiempo récord.
“Comenzamos las labores el 18 de agosto, con la meta de tener todo listo para el inicio del curso el 2 de septiembre. Fue un desafío trabajar contrarreloj, pero la colaboración entre los obreros y el personal del instituto permitió que el proyecto saliera según lo planeado”, puntualiza.
La planificación y la ejecución cuidadosa posibilitó que cada aspecto se llevara a cabo sin contratiempos.
JUNTOS AVANZAMOS
El financiamiento para el plantel emanó de una acción conjunta entre el Gobierno Provincial y el del municipio cabecera. Destinaron aproximadamente cinco millones de pesos para que se atendiera la mayoría de las necesidades.
Y el apoyo en estas reparaciones no provino únicamente de la administración escolar. Instituciones como las empresas provinciales de Mantenimiento y Construcción (EMAC) y de Servicios Comunales colaboraron en el empeño, lo que demuestra un esfuerzo conjunto en pos de la educación.
Las mejoras han tenido un efecto altamente positivo en la comunidad educativa. Los estudiantes disfrutan ahora de instalaciones más seguras y funcionales, lo que ha incrementado su motivación, según alegan. Hablan de que tienen una escuela con mayor confort y más agradable donde aprender. Y no dejan de mencionar los sitios de esparcimiento reanimados, que aportan a su bienestar general. “Sentimos que el centro está comprometido con nuestra educación”, remarca una alumna a 26.
“La respuesta de estudiantes y padres ha sido abrumadoramente satisfactoria. Muchos han expresado su agradecimiento por este cambio que ha impactado la experiencia educativa. Lo realizado lo vemos como un símbolo de esperanza y avance”, comenta la directora del centro, mientras confirma que seguirán trabajando para que sus pupilos tengan acceso a las mejores condiciones posibles para su desarrollo académico y personal.
